Volver al índice OOI 4 | Lucha teórica y programática contra el revisionismo |
La dirección del FPMR, como planteamos en las Tesis que aquí publicamos, ha demostrado ser continuadora del stalinismo y de su revisionismo destructor de la teoría y la estrategia revolucionaria del bolchevismo, de la III Internacional revolucionaria de Lenin y Trotsky. Combatir teórica y programática este revisionismo, se vuelve entonces hoy una tarea de primer orden en Chile.
Lenin , en su ex t ra o rd i n a ria obra “ E l i z q u i e rd i s m o , e n fe rmedad infantil del c o mu n i s m o ” , ab o rd aba la cuestión de cuáles fueron las condiciones que perm it i e ron el éxito de los bolch ev i q u e s , y p l a n t e ab a : “Una de las principales ra zo - nes de que el bolch evismo pudiera tri u n - far en 1917-1920, fue que desde fines de 1914 desenmascaró sin piedad la villa - n í a , la infamia y la abyección del social - ch ovinismo y el ‘ k a u t s k i s m o ’ (al que co - rresponden el longuetismo en Fra n c i a , las ideas de los fabianos y de los diri - gentes del Pa rtido Lab o rista Indep e n - diente en Inglat e rra , de Tu rati en Italia, e t c.) y en que las masas fueron conve n - ciéndose luego , cada vez más, por ex p e - riencia pro p i a , de que las concep c i o n e s de los bolch eviques eran acertadas”.
Hoy, de la misma manera, sin una lucha teórica y programática sin cuartel contra el revisionismo del marxismo llevado adelante por el stalinismo y sus variantes populistas, no podrá forjarse en Chile el bolchevismo, es decir, no podrá ponerse en pie la vanguardia revolucionaria, una dirección revolucionaria de la clase obrera chilena. Los trotskistas internacionalistas del POI (CI), como parte de la Fracción Leninista Trotskista, ponemos sobre nuestros hombros esta indispensable tarea.
Tal como planteamos en las Tesis que anteceden, la dirección del FPMR revisa y falsifica la posición de Lenin y Trotsky sobre la cuestión de los soviets, intentando oponer a uno con el otro. Así, dicen en su artículo “El concepto de poder popular en Lenin y en Trotsky”, de la revista “El Rodriguista” de mayo del 2006: “Para Trotsky, la dualidad de poderes sería una ley so - cial, planteando las cosas como si nin - gún proceso revo l u c i o n a rio pudiera suceder al margen de la existencia de alguna forma de dualidad de poder. En cambio para Lenin, será la teoría de la ex c epcionalidad del poder dual, s e descarta absolutamente esa transtem - poralidad (…) Lenin define la dualidad de poderes como una anomalía o en - fermedad que se presenta en el seno del poder del Estado Ruso”.
Ya planteamos, en las Tesis aquí p u bl i c a d a s , como el FPMR fa l s i fica la posición de Tro t s ky, p resentándola como si éste planteara que hay que poner en pie los soviets y el doble poder en todo tiempo, momento y luga r. Pe ro , como queda cl a ro , la dirección ro d rig u i s t a , c o n t i nu a d o ra del stalinismo, fa l s i fica ab i e rtamente al propio Lenin, que jamás planteó que los soviets y el poder dual eran una “ p a rt i c u l a ri d a d ” ni “ e n fe rm e d a d ” rusa. Esto último queda por demás cl a ro no sólo en las resoluciones de los cuat ro pri m e ro s c o n gresos de la III Internacional revol u c i o n a ri a , sino también en palab ra s del mismo Lenin, cuando afi rm aba en 1 9 2 0 : “Si todos los héroes de la II In - t e rnacional fra c a s a ron y se cubri e ro n de oprobio por no haber compre n d i d o cuál era el papel y la importancia de los soviets y del poder soviético; si los d i ri gentes de los tres grandes part i d o s que han abandonado ahora la II Inter - nacional (a sab e r : el Pa rtido Socialde - m ó c rata Independiente de A l e m a n i a , el Pa rtido longuetista de Francia y el Pa rtido Obre ro Independiente de In - g l at e rra) se cubri e ron de oprobio y se e m b ro l l a ron del modo más brillante en este pro blema; si todos ellos demos - t ra ron ser escl avos de los prejuicios de la democracia pequeñobu rguesa (en - t e ramente en el espíritu de los peque - ños bu rgueses de 1848, que se auto ti - t u l aban "socialdemócrat a s " ) , sólo po - demos decir que todo eso ya lo hemos p resenciado en el caso de los mench e - viques. La historia ha hecho esta juga - rre t a : los Soviets surgi e ron en Rusia en 1905, de feb re ro a octubre de 1917 f u e ron desnat u ralizados por los men - ch ev i q u e s , que fra c a s a ron por su inca - pacidad de comprender el papel e im - p o rtancia de los soviets; hoy, la idea del poder soviético ha surgido en el mundo entero y se extiende con ex - t ra o rd i n a ria rapidez entre el pro l e t a - riado de todos los países. Igual que nu e s t ros mench ev i q u e s , los viejos hé - roes de la II Internacional fracasan e n todas part e s, p o rque son incapaces de c o m p render el papel y la import a n c i a de los soviets. La ex p e riencia ha de - m o s t rado que en algunos pro bl e m a s muy importantes de la revolución pro - l e t a ri a , todos los países tendrán que hacer inev i t ablemente lo que hizo Ru - s i a ” (“El izquierd i s m o , e n fe rm e d a d i n fantil del comu n i s m o ” , n egritas en el o ri ginal). No cabe duda entonces que la de la dirección del FPMR es una ab i e rta y consciente fa l s i ficación del l e n i n i s m o , al estilo y en la continu i d a d del stalinismo.
Irónicamente, es el propio Lenin el que, en el mismo texto, da una brillante definición material de las corrientes populistas pequeño burguesas como lo es el rodriguismo en Chile. Así, dice Lenin correctamente: “… el bolchevismo se formó, se fortaleció y se templó en largos años de lucha contra el revo - lucionarismo pequeñoburgués que se parece al anarquismo o que ha tomado algo de él y que, en todos los proble - mas esenciales, deja de lado las condiciones y exigencias de una lucha de clases consecuentemente pro l e t a ri a . La teoría rnarxista ha establecido -y la experiencia de todas las revoluciones y los movimientos revolucionarios euro - peos lo confirma plenamente- que el pequeño propietario, el pequeño patro - no (tipo social muy difundido, incluso en escala de masas, en muchos países e u ro p e o s ) , que bajo el cap i t a l i s m o siempre sufre opresión y muy a menu - do un deterioro en extremo agudo y rá - pido de sus condiciones de vida, inclu - so la ruina, cae con facilidad en extremismos revolucionarios , pero es inca - paz de tener constancia, organización, disciplina y firmeza. El pequeñoburgués a quien vuelven frenético los ‘horrores’ del capitalismo es, como el anarquismo, un fenómeno social pro - pio de todos los países capitalistas. Son de público conocimiento la incons - tancia de ese revolucionarismo, su esterilidad y su tendencia a transformar - se rápidamente en sumisión, en apatía, quimeras, e incluso en un entusiasmo ‘frenético’ por una u otra corriente burguesa ‘de moda’. (ídem) .
En sus disquisiciones teóri c a s , l a d i rección del FPMR ha demostrado no romper un ápice con los destru c t o res y fa l s i fi c a d o res del leninismo, es decir, con el stalinismo. Po rque si es cri m inal la política nacionalista pequeñobu rguesa de liquidar toda estrat egi a s oviética para la lucha por la toma del p o d e r, mil veces más criminal es re n egar de la lucha por los soviets para sostener el poder de la clase obre ra acaudillando al resto de los explotados de la ciudad y el campo. Y esta no es una cuestión secundaria después de 1989, cuando la bu ro c racia stalinista a nive l i n t e rnacional se pasara con armas y b agajes al campo de la bu rguesía y el i m p e ri a l i s m o , como el gran agente re st a u rador del capitalismo en los ex estados obre ro s .
Porque, ¿cómo pretende el FPMR tomar el poder y sostenerlo, sin soviets, sin un gran congreso de diputados obreros y campesinos pobres, con delegados removibles, aplicando la democracia directa de los explotados, con los que éstos garanticen el poder revolucionario que expropia a la burguesía, organiza la producción, defiende la revolución con sus milicias obreras y su ejército rojo? ¿Cómo hacerlo sin soviets en los que las distintas corrientes y tendencias del movimiento obrero discuten democráticamente las condiciones del combate por defender su revolución y extenderla a nivel continental y mundial, como prerrequisito para sostenerse? Aquí, los dirigentes del FPMR no superan el nacionalismo pequeñoburgués y se demuestran como fieles continuadores de la burocracia stalinista destructora de los soviets de la Revolución de Octubre de 1917. Pero lo que sí queda claro es que para ellos, sería su propio aparato político-militar el que controlaría la dictadura del proletariado, asfixiando la democracia revolucionaria de las masas. En Chile y en cualquier país del mundo donde se imponga esta teoría-programa que reniega de los soviets antes, durante y después de la toma del poder, se estrangularía la revolución. Y, en el mejor de los casos, se impondría un estado obrero deformado y burocratizado desde el inicio, como sucediera con China,Vietnam o Cuba donde, sin control de la democracia obrera de los soviets, la burocracia stalinista primero enchalecó la revolución dentro de su propio país para vivir con prebendas y privilegios, aplastando y oprimiendo a la clase o b re ra , d ege n e rando a los estados obreros, descomponiéndolos, y finalmente, entregándolos a la burguesía mundial con la imposición de la restauración capitalista en China y Vietnam, y como se aprestan a hacerlo en Cuba.
La teoría del FPMR reniega del leninismo y es, por el contrario, continuadora del programa del stalinismo, un programa de asfixia, destrucción y aplastamiento de los soviets de la República soviética de la época de la III Internacional revolucionaria de Lenin y Trotsky. Lo que generaliza el FPMR no es más que la teoría-programa del “socialismo en un solo país” de ese gran organizador de derrotas y liquidador de la República soviética revolucionaria que fuera Stalin.
Por ello, nada dice la dirección del FPMR sobre que en Rusia fue precisamente Stalin el que destruyó los soviets, convirtiéndolos en organismos sometidos a la burocracia y aristocracia obreras para que éstas, sin el control de las masas obreras revolucionarias, pudieran vivir con privilegios, con dachas (casas de campo), etc., que los burgueses de Occidente envidiarían. Esa casta bu rocrática usurp a d o ra del estado obrero, terminó deviniendo burguesía socia del Citibank.
Por ello, el combate contra la burocratización del estado obrero que, antes de su muerte, comenzara Lenin contra Stalin, tuvo primero su continuidad en la Oposición de Izquierda encabezada por Trotsky, y luego en la IV Internacional. Justamente, el mérito del trotskismo como continuador del bolchevismo, fue el de incorporar al programa por la revolución socialista mundial, la lucha por la revolución política en la URSS, es decir, la guerra civil revolucionaria contra la burocracia expropiadora de la revolución y enquistada en el estado obrero, contra sus privilegios, medallas y condecoraciones, y por el renacimiento de los soviets revolucionarios que volvieran a poner la URSS como palanca de la revolución mundial, y no como palanca de la contrarrevolución a nivel internacional como lo era en manos de la burocracia stalinista.
Para los seudoteóricos de la dirección de FPMR, continuadores de Stalin, la teoría soviética de Trotsky encajaba solamente para Rusia. Pero se olvidan de un “pequeño” detalle: la lucha en defensa de la democracia obrera en los soviets y el combate contra la degeneración stalinista del estado obrero soviético, lo dieron Trotsky y los oposicionistas de izquierda en contra de Stalin y sus secuaces, los entregadores de la revolución internacional y enterradores de la III Internacional revolucionaria. El FPMR es stalinismo concentrado, con algunos grados de fiebre, pero stalinismo al fin.
Porque los teóricos del FPMR, los mismos que plantean que fue correcta la política soviética para la Revolución de Octubre a causa de las “particularidades rusas”, abandonan sin embargo esta política soviética para Rusia... a partir de la muerte de Lenin y del ascenso del stalinismo. Es decir, se “olvidan” de la estrategia soviética, en momentos en que ésta se hacía clave en el estado obrero ruso como eje de la lucha por la regeneración de los soviets revolucionarios de obreros, campesinos y soldados rojos, para llevar adelante la revolución política, es decir, la guerra civil contra esa casta parasitaria que era la burocracia stalinista para derrocarla, único camino para impedir que ésta terminara por entregar el estado obrero, como lo hizo finalmente a partir de 1989.
Esto termina de demostrar que la dirección del FPMR, tras los pasos de sus predecesores stalinistas, revisan y falsifican la teoría marxista y también la verdad histórica, con el objetivo de impedir que la clase obrera chilena y su combativa juventud, en su ascenso actual, retome el camino de los Cordones Industriales del ’70, de la puesta en pie de organismos de doble poder preparatorios de la insurrección y la toma del poder por el proletariado, es decir, que retomen su propia experiencia revolucionaria soviética.
La dirección del FPMR, tras los pasos del MIR de los ‘70, es uno de los grandes sostenedores hoy de la política de la burocracia castrista en América Latina. Son sostenedores de esa política que, en los ’80, significó la entrega de las revoluciones nicaragüense y salvadoreña a manos de Fidel Castro y los “comandantes” guerrilleros del FSLN y del FMLN en los pactos de Contadora y Esquipulas. Política que culmina hoy con Ortega y esos ex comandantes sandinistas reciclados en yuppies de Wall Street, aliándose a los somocistas para ganar la presidencia y administrarlos negocios del conjunto de la burguesía en una Nicaragua atada con dobles cadenas al imperialismo y transformada en una maquiladora con obreros escl avos por la imposición del T C L (CAFTA en sus siglas en inglés) con el imperialismo yanqui.
La dirección del FPMR le cubre la espalda hoy, “por izquierd a ” a la bu roc racia castrista que se está prep a ra n d o p a ra consumar en Cuba la re s t a u ra c i ó n c apitalista y tra n s fo rm a rse ella misma en bu rg u e s í a , al igual que lo hicieran ya sus congéneres Gorbach ov,Ye l t s i n , P ut i n , Deng Xiao Ping, e t c. Por eso tienen que atacar a un Tro t s ky que ge n e ra l i z a a todo el mundo la lucha por los sov i e t s : p o rque significaría combatir por imponer en Cuba el ve rd a d e ro go b i e rn o de los consejos de obre ro s , c a m p e s i n o s y soldados revo l u c i o n a ri o s , que con dem o c racia directa y sov i e t s , i m p e d i r í a n en primer lugar que un puñado de bu r óc ratas y comandantes de las fuerzas armadas ganen 20 o 30 veces -y en moneda a valor dólar- , que cualquier obre ro del campo o la ciudad.
La dirección del FPMR se desenmascara: todo burócrata que defiende privilegios es enemigo de los soviets y la democracia obrera, como lo es toda burocracia de los sindicatos vendida al estado y a la patronal, que asfixia y estrangula la democracia obrera.
La burocracia castrista, asociada en joint ventures (empresas mixtas) con los monopolios imperialistas, se está llenando los bolsillos y fugando cientos de millones de dólares a empresas “off shore” en las Bahamas o las islas Caimán. Por ello, es enemiga acérrima de los soviets: precisamente porque poner en pie en Cuba los consejos de obreros, campesinos y soldados rojos es la única posibilidad de impedir la consumación de la restauración capitalista que prepara esa burocracia castrista que ya está acumulando capital para devenir en burguesía. Por ello, vemos hoy a Raúl Castro –que junto con los generales de las fuerzas armadas controla el mayor conglomerado de empresas mixtas y privadas de Cuba- proponerles una negociación a los imperialistas yanquis. Se aceleran más y más los tiempos de la imposición de la restauración en Cuba, justamente porque la política de colaboración de clases del castrismo y del Foro Social Mundial en América Latina ha logrado expropiar la lucha revolucionaria de las masas en Bolivia, y estrangularla en Argentina, Venezuela, Ecuador, etc.
Frente a la cuestión cubana –una cuestión crucial puesto que se trata del destino del primer estado obrero de A m é rica Latina- la dirección del FPMR demuestra con claridad ser continuadora del stalinismo. Porque hoy, defender las conquistas de la revolución cubana, no sólo contra el bloqueo imperialista sino contra esa quintacolumna que es la burocracia castrista restauracionista, sólo puede hacerse luchando por la revolución política poniendo en pie los consejos de obreros, campesinos y soldados rojos al grito de ¡Abajo la política restauracionista de la burocracia castrista! ¡Abajo todos sus privilegios, prebendas, rangos, medallas y condecoraciones! ¡Abajo la ley de inversiones extranjeras, el sistema de “dos monedas” y todas las medidas restauracionistas de la burocracia castrista, y expropiación sin pago y bajo control obrero de todas las empresas e n t regadas al capital imperi a l i s t a ! ¡Basta de desigualdad salarial! Es decir, sólo puede derrotando la política restauracionista de la burocracia e imponiendo la verdadera democracia soviética, podrán salvarse las conquistas de la revolución y poner a Cuba como un bastión de la lucha por la revolución l at i n o a m e ri c a n a , n o rt e a m e ricana y mundial.
La dirección del FPMR ha demostrado no entender nada y no poseer la más mínima estrategia para la revolución proletaria ni, mucho menos, para sostener la toma del poder extendiendo la revolución a nivel internacional.
Su teoría y estrategia no es más que la del “socialismo en un solo país”, continuadora del stalinismo. Así prepara esta cor riente la próxima revolución chilena que está en ciernes y que, como ya lo demostrara la primera revolución de los ’70, será un simple primer episodio de la revolución latinoamericana, o no será nada.
En los ’70, la contrarrevolución en el Cono Sur fue centralizada. Es que el imperialismo y las burguesías cipayas tenían que derrotar y aplastar la revolución de los Cordones Industriales en Chile; la revolución del Cordobazo y las coordinadoras obreras en Argentina; tenían que aplastar los comités de fábrica y la huelga general uruguaya; debían destruir la Asamblea Popular de 1971 en Bolivia. Contra ello, lo que vino fue una contrarrevolución en todo el Cono Sur organizada desde Wall Street y la ITT, los operativos Cóndor, y la masacre de lo mejor del proletariado latinoamericano.
La dirección del FPMR, m a rc a n d o el paso en el mismo lugar en la histori a , demostró no comprender nada de la revolución lat i n o a m e ricana de los ‘ 7 0 , donde todos los grupos populistas y peq u e ñ o bu rgueses impotentes, desde los Tu p a m a ros a los Montonero s , t e rm i n aron sometiendo a lo mejor y más hero ico de la va n g u a rdia obre ra y juvenil a distintas va riantes bu rguesas nacionales. Ellos no pasaron la pru eba ni el veredicto de la historia. Todas estas corrientes hoy son parte de los reg í m e n e s y go b i e rnos bu rgueses que go b i e rn a n A m é rica Latina explotando a nu e s t ro s p u eblos y sometiendo al pro l e t a ri a d o .
Los mejores cuadros y combatientes obreros y juveniles del FPMR tienen en sus manos romper este curso histórico stalinista de su corriente. La discusión teórica abierta por su dirección es un punto de partida para que miles de luchadores de la clase obrera y de la juventud terminen de sacar las lecciones hasta el final de la nefasta experiencia del stalinismo, y abracen al bolchevismo, al auténtico leninismo, el que lucha por el poder de los soviets, el que formaba militantes con temple de acero poniendo en pie la III Internacional y proclamando que la revolución de Octubre no era más que un episodio de la revolución europea. Ese bolchevismo que, bajo el comando de León Trotsky, el jefe del Ejército Rojo, resistió y derrotó a 14 ejércitos imperialistas que cercaron la URSS, sabiendo que la clase obrera de la URSS llevaba adelante una heroica lucha por defender la república de los soviets, pero sabiendo que ello era para dar tiempo a que triunfaran la revolución alemana y la revolución europea e internacional.
Hoy está en manos de la nueva generación de combatientes del proletariado y la juventud chilenos, provocar una ruptura histórica con el stalinismo y sus distintas variantes que han demostrado llevar al proletariado chileno a un callejón sin salida.
Y es esta nueva generación del proletariado y la juventud la que escribirá con letras de sangre el combate por la instauración en Chile del gobierno de los cordones industriales, de los consejos obreros y campesinos, punta de lanza de la revolución latinoamericana, que sólo dará su segundo paso de gigante si conquista los Estados Unidos Socialistas de Sud y Centroamérica, y que triunfará plenamente con la toma del poder en Estados Unidos.
Los continu a d o res re c i clados del stalinismo y sus va riantes populistas nacionalistas pequeño bu rguesas no les o f recen ni les ofrecerán jamás esta persp e c t iva de liberación a la clase obre ra y los explotados de A m é rica Latina.
La dirección revisionista del FPMR ha demostrado no entender nada de las lecciones de la revolución chilena de los Cordones industriales de 1973, y mucho menos, del leninismo. No ha comprendido ni sacado ninguna lección de las revoluciones obreras que conmovieron al mundo a lo largo del siglo XX, ni de las más grandes traiciones a la causa del proletariado, perpetradas por el stalinismo.
Los que, en última instancia, ge n eralizan ex c ep c i o n e s , son pre c i s a m e n t e los seudoteóricos del FPMR. Po rq u e t ra n s fo rman en norma lo sucedido en C h i n a , Cuba o Vi e t n a m , donde supuestamente se tomó el poder con part i d o s - e j é rc i t o s , cuando justamente esas son ex c epciones que se cuentan con los dedos de una mano, ya que como consecuencia de aplicar la política de colab oración de clase y de destrucción de los s oviets en los procesos revo l u c i o n a ri o s , el stalinismo llevó al 99,99% de las revoluciones que conmov i e ron al planeta en el siglo XX, a la peor de las derro t a s .
Los trotskistas afirmamos que para poner en pie un verdadero partido revolucionario leninista de combate, internacionalista e insurreccionalista de la clase obrera chilena, hay que demoler al revisionismo que con sus seudoteorías y su programa envenena a lo mejor del proletariado. Porque hay que decir la verdad: el FPMR generaliza y transforma en norma excepciones que se dieron a pesar y en contra de las direcciones pequeño burguesas de los partidos- ejércitos campesinos stalinistas.
Mao Tse Tung no quería tomar el poder en 1949 en China; en absoluto quería los soviets. Por el contrario, su teoría y programa era el de la alianza de las cuatro clases y la de la unidad con la burguesía nacional china, a cuyo representante Chiang Kai Shek, Stalin y Mao habían invitado en 1927, durante la revolución china, como miembro honorario de la III Internacional, burgués chino “nacionalista” que luego masacrara la insurrección de Cantón de 1927 y alimentara las locomotoras con los huesos de un millón de comunistas chinos asesinados.
Fueron las masas, bajo condiciones excepcionales de crisis, guerra, hambrunas, las que obligaron a ese partido ejército a ir hasta donde nunca quiso llegar: a la expropiación de la burguesía, que se impuso a pesar y en contra de esa dirección. Y la prueba de ello está en que en 1975, el mismo partidoejército, ahora con Deng Xiao Ping a la cabeza, pactó con Nixon y comenzó a entregar a los obreros chinos como mano de obra esclava para la economía capitalista mundial, para luego masacrar en Tiananmen en 1989 y consumar la restauración capitalista.
Lo mismo sucedió en Vietnam con Ho Chi Minh y su partido-ejército, país que hoy ha devenido en un santuario de las maquiladoras imperialistas. Y los trotskistas afirmamos que lo mismo se prepara en Cuba, donde la burocracia castrista –que durante las últimas décadas se ha dedicado a estrangular una y otra vez la revolución latinoamericanase apresta a seguir el camino de la buro c racia devenida en empre s a ria en China. En Cuba, asociándose en joint ventures a las trasnacionales imperialistas, imponiendo su sistema de dos monedas –una convertible con el dólar, para los negocios; y otra totalmente devaluada para pagarles sus magros salarios a los explotados- el aparato de los comandantes cubanos comienza ya a fugar el dinero del heroico pueblo cu - bano a las Bahamas.
Por eso los trotskistas afi rmamos que –pese al heroísmo de sus cuadros obrero s , sus militantes y combatientes- la dirección del FPMR es una dirección rev isionista del leninismo, y continu a d o ra de los partidos populistas impuestos por el stalinismo en el mundo semicolonial.
Por el contrario, los leninistas-trotskistas generalizamos a tal grado las tesis de Lenin sobre los soviets, fundacionales de la III Internacional, que combatimos por volver conquistar la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias en China, en Vietnam, en los países del este de Europa y en la patria de Lenin, en Rusia. Allí habrá que poner en pie nuevamente los soviets revolucionarios de los obreros y soldados rojos, para volver a expropiar a la burguesía –a los monopolios imperialistas y también a la nueva burguesía compuesta por ex burócratas stalinistas reciclados- para reconquistar lo que los canallas de la burocracia stalinista, a partir de 1989, le entregaron al sistema capitalista imperialista mundial.
Es indudable entonces que lo que necesitan esos miles de heroicos combatientes del FPMR es ir hasta el final en la teoría, el programa y la estrategia del leninismo, derrotando el revisionismo antileninista de su dirección, y allí se encontrarán con que la verdadera corriente continuadora a nivel internacional de Lenin y el bolchevismo, es la que en los ‘30 actuó como el bolchevismo en la resistencia contra el stalinismo, y la que en 1938, sobre las lecciones del bolchevismo, fundara la IV Internacional y le entregara al proletariado mundial, concentrado en programa –en su Programa de Transición- el legado de la III Internacional revolucionaria de Lenin.
Adocenar y falsificar a Lenin; intentar adocenar y coptar a Trotsky como “un revolucionario ruso pero equivocado a nivel internacional” como hace la dirección del FPMR, es la amalgama que utiliza hoy el stalinismo que ya no puede referirse a las “glorias de Moscú” puesto que allí, en la patria de la Revolución de Octubre, reina hoy el peor fascismo de Putin y la ex KGB stalinista reciclados en burguesía después de restaurar el capitalismo. Esto es lo que hace la dirección del FPMR que necesita reciclarse para aparecer como combativa ante las masas en Chile cuando éstas se levantan al grito de “pacos rojos” contra el PC oficial.
El populismo chileno no se ha percatado de que, falsificando al trotskismo como lo hicieran ayer sus antecesores stalinistas con Lenin, lo que destruyen es al socialismo revolucionario y su combate en la época imperialista que se impuso en el planeta a partir de 1914. Época imperialista en la que un puñado de transnacionales domina la economía mundial con guerras, con fascismo, con contrarrevolución, pero esencialmente, como diría Lenin, escindiendo al socialismo, comprando a un sector de la clase enemiga, es decir, a las burocracias y aristocracias obreras de todo pelaje que traicionan la revolución internacional desde adentro mismo de la filas obreras.
Por ello, contra la lacra de la II Internacional socialdemócrata se levantaron el partido de Lenin y la III Internacional revolucionaria; y contra la lacra stalinista usurpadora de la revolución octubre, comprada por el capital financiero internacional, surgió el trotskismo –y luego la IV Internacional- como continuador del bolchevismo. Y no surgió, como dice, en forma de amalgama, el FPMR en su revista teórica, generalizando los soviets para todo tiempo y lugar, sino combatiendo por la democracia obrera en las organizaciones del p ro l e t a riado mu n d i a l , o rga n i z a c i o n e s de las que los soviets no son más que la máxima expresión puesto que son las organizaciones para hacerse del poder y sostenerlo para empujar la revolución socialista internacional.
H oy, estamos presenciando el intento del stalinismo de liquidar el legado de León Tro t s ky y el trotskismo por la vía la esteri l i z a c i ó n , es decir, p re s e n t á n d o l o como un revo l u c i o n a rio ruso más que se e q u ivo c ó , p a ra ocultar su esencia de ser el mejor combatiente del bolch ev i s m o por la democracia obre ra en las orga n izaciones del pro l e t a riado intern a c i o n a l en lucha contra las direcciones ve n d i d a s al gran capital como la socialdemocracia y el stalinismo, cuestión que sí ha ge n e ralizado el tro t s k i s m o , como continuador del bolch evismo y de la III Internacional. Combate por la democra c i a o b re ra en los sindicat o s , en las orga n i z aciones de lucha de la clase obre ra y también en los estados obre ro s , c u ya máxima ex p resión es la conquista, en las situaciones revo l u c i o n a rias o pre - revo l uc i o n a ri a s , de los organismos sov i é t i c o s de autodeterminación de las masas para la insurre c c i ó n , la toma del poder y la d i c t a d u ra del pro l e t a riado.
Y de la misma manera que el stalinismo se hundió en la historia entregando los estados obreros y corrompiendo al proletariado internacional, los trotskistas leninistas también saldaremos cuentas en la historia con los que hoy quieren adocenar al trotskismo, a la única corriente revolucionaria del proletariado mundial desde la cual se puede mirar a los ojos a los obreros que entran al combate después de la monumental e histórica traición de la burocracia stalinista que liquidó la conquista de la expropiación de la burguesía en China, en Vietnam, en la ex URSS y el este de Europa, como se apresta a liquidarla hoy en Cuba.
POI (CI) DE CHILE, INTEGRANTE DE LA FLT