A 25 años de la guerra de Malvinas

 

La hipocresía de la patronal, su régimen y su gobierno,

sirvientes ayer y hoy de los piratas angloyanquis

 

Se cumplieron 25 años del comienzo de la guerra de Malvinas, el 2 de abril de 1982. Dos meses y medio después, el 14 de junio, la cipaya y cobarde cúpula de las Fuerzas Armadas y de la dictadura militar genocida, que jamás quiso ni soñó enfrentarse a su amo imperialista, firmaba la rendición ante los piratas ingleses, y consagraba la derrota nacional de Argentina en esa guerra contra el imperialismo, derrota nacional bendecida por el Vaticano que vino a predicar la rendición, al igual que Alfonsín y los políticos patronales que durante toda la guerra se dedicaron a predicar la derrota nacional.

El gobierno de la dictadura militar encabezado entonces por Galtieri, tomando Malvinas, se preparó para hacer una acción “patriotera” y demagógica que le permitiera perpetuarse en el poder, pensando que el imperialismo yanqui lo iba a apoyar en una negociación diplomática con Gran Bretaña. Estaba confiado, porque la casta de oficiales de las Fuerzas Armadas venía de provocar un genocidio contra la clase obrera, y estaba en Honduras entrenando a la “Contra” armada por el imperialismo yanqui para aplastar la revolución nicaragüense. Se creyó que los yanquis lo iban a apoyar y a regalarle las islas, en pago por los buenos servicios prestados por la dictadura militar. Y sin quererlo, se encontró de golpe enfrentada en una guerra contra la Corona británica y el imperialismo yanqui como su aliado. ¡La patronal y su dictadura militar jamás quisieron la guerra, jamás se les habría ocurrido enfrentar al imperialismo!

Y por eso, desde el primer día trabajaron para la derrota nacional. La casta de oficiales genocida de las fuerzas armadas, muy valientes a la hora de secuestrar, torturar y asesinar luchadores, mujeres y chicos indefensos, huyó cobardemente del campo de batalla. Mientras los conscriptos –hijos de la clase obrera y el pueblo- pasaban hambre y frío en las trincheras, los oficiales comían como reyes y ni aparecían por las trincheras. La Junta militar no sólo no le tocó una sola propiedad, banco, empresa o interés a los piratas angloyanquis en el país, sino que siguió pagándoles puntualmente la deuda externa en el medio de la guerra.

En Malvinas se demostró, una vez más, que la burguesía nacional cipaya puede a veces morderle la mano al amo imperialista, pero ante la amenaza que significa la lucha antiimperialista de las masas –que la guerra de Malvinas había desatado en Argentina y en toda América Latina- que en su dinámica cuestiona no sólo el dominio y la propiedad imperialista sino los de toda la burguesía, siempre se alinea con el imperialismo, aún a costa de la derrota nacional. Eso fue lo que hizo la burguesía argentina con Galtieri, de la misma manera que se rindieron Hussein y sus oficiales en Irak en 2003 mientras las masas eran masacradas.

Sobre la base de la derrota nacional, con los mismos partidos patronales de la Multipartidaria que habían predicado la rendición, se impuso el régimen infame de la Constitución de 1853, un régimen “desmalvinizador”, que entregó la nación al saqueo imperialista como nunca antes en la historia, y que salvó a la casta de oficiales genocida y entregadora de la guerra de Malvinas de las Fuerzas Armadas.

Hoy, 25 años después, da asco la cínica hipocresía de la misma burguesía argentina, su régimen de los mismos partidos patronales y su gobierno cipayo de Kirchner. Actos “recordatorios” en todos lados llenos de figurones del gobierno hablando hasta por los codos de “soberanía”, llorando lágrimas de cocodrilo por los ex combatientes a los que abandonaron como perros durante las últimas dos décadas, los medios de comunicación organizando encuentros entre ex combatientes y piratas ingleses para “reconciliarlos” y “cerrar las heridas”.

¡Hipócritas, mil veces hipócritas! Los partidos patronales y el mismo régimen infame surgido en 1983 sobre la base de la derrota nacional, quieren hoy presentarse como “defensores de la soberanía”, cuando durante 25 años, pagando religiosamente la deuda externa, les dieron de hecho a los piratas angloyanquis una “indemnización de guerra”, al tiempo que les mantuvieron intactas todas sus propiedades y negocios en la Argentina. ¡Hoy, igual que ayer, son todos sirvientes y socios menores del imperialismo angloyanqui! Hipócrita, mil veces hipócrita también el gobierno de Kirchner, que bravuconea con que no permitirá que actúen en Argentina las empresas británicas que exploten el petróleo de Malvinas, cuando no ha tocado ni una sola propiedad ni interés de los piratas imperialistas ingleses en el país –al igual que Galtieri y la junta militar durante la guerra- mientras manda tropas a Haití para cuidarle el protectorado a Bush, el socio favorito de la Corona británica.

Hipocresía sin límites, cuando la Shell (British Petroleum), Metrogas y cientos de empresas británicas –por no hablar de las yanquis- siguen haciendo jugosos negocios en el país, mientras los imperialistas angloyanquis instalaron una base militar de la OTAN en las islas para custodiar las enormes reservas petroleras de la plataforma marítima de Malvinas, para lanzar futuras operaciones militares para quedarse con los recursos petroleros de la Patagonia, o para aplastar revoluciones en el Cono Sur cuando sea necesario.

A 25 años de la justa guerra nacional de Malvinas, queda claro una vez más que sólo la clase obrera, que no tiene ningún interés que la ate al imperialismo, puede llevar hasta el final la lucha antiimperialista. El camino para ello: el de retomar y llevar hasta el final la lucha revolucionaria de 2001, por “Que se vayan todos”, por derrocar al régimen y al gobierno cipayos, destruir al estado burgués e imponer un gobierno obrero y popular que rompa con el imperialismo y expropie a los expropiadores.

Por ello, sólo la clase obrera y los explotados pueden rendir verdadero homenaje a sus hijos, los conscriptos que cayeron combatiendo contra el imperialismo, abandonados por sus cobardes y cipayos oficiales. El único homenaje posible, es continuar su combate, luchando por la expropiación sin pago y su nacionalización bajo control obrero de todas las empresas, bancos, propiedades, tierras de los piratas ingleses y los imperialistas yanquis en el país; por la derrota militar de las tropas angloyanquis en Irak y por el triunfo de nuestros hermanos iraquíes; por el inmediato regreso de Haití de todas las tropas argentinas que mandó el cipayo Kirchner a que actúen de “gurkas” del imperialismo. Estas demandas, junto a la lucha por “Fuera ingleses de Malvinas, fuera yanquis de América Latina”, son parte ya del combate antiimperialista de las masas en Latinoamérica.

La tarea histórica de liberar a la nación del imperialismo y de recuperar las Malvinas está definitivamente en las manos de la clase obrera argentina. El destino de esta pelea no se juega en los cenáculos diplomáticos de esa cueva de bandidos de la ONU, como dicen Kirchner y todos los cipayos. Se juega hoy en Irak y las arenas de Medio Oriente: porque una derrota del imperialismo angloyanqui a manos de la heroica resistencia de las masas iraquíes, dando un enorme impulso a que el proletariado norteamericano e inglés se levanten en lucha revolucionaria contra sus propias burguesías imperialistas, daría un golpe mortal a los carniceros imperialistas y abriría el camino a conquistar la liberación nacional y a recuperar las Malvinas, para que la sangre de los combatientes contra el imperialismo caídos en aquella guerra hace 25 años, cumpla su cometido.