DESPUÉS DE LA VICTORIA ANGLO-YANQUI EN IRAK, RECRUDECE LA DISPUTA INTERIMPERIALISTA POR EL BOTÍN DE LOS EX-ESTADOS OBREROS DEL ESTE DE EUROPA, RUSIA Y CHINA


La ofensiva norteamericana y la guerra de Irak hicieron entrar en crisis todas las instituciones de la posguerra como la ONU, OTAN, y la misma Unión Europea que se dividió, con España, Italia y Dinamarca apoyando al bloque anglo-yanqui, y los demás países alineados tras la posición de los imperialistas franceses y alemanes.
Hoy, los imperialistas angloyanquis se disponen a dividir a Irak en cuatro zonas bajo su comando, a reemplazar parte de sus tropas por tropas italianas, españolas, polacas, ucranianas, portuguesas, etc., además de haber entregado ya los negocios de la "reconstrucción" a los monopolios yanquis.
Pero la guerra de Irak le ha hecho perder posiciones a Francia y a Alemania no solo en ese país, sino y sobre todo en el Este de Europa: son los Estados Unidos, junto con Inglaterra, los que están montando una nueva "Commonwealth", utilizando para ello a los nuevos estados capitalistas como Polonia, Rumania, Bulgaria, Hungría, etc., transformados de hecho en sus nuevas colonias. Hoy se apresta inclusive a desmontar sus bases en Alemania, y a trasladar a los 68.000 marines que tiene instalados allí a nuevas bases en Polonia, Hungría, Rumania y Bulgaria, y en el Pacífico, que se sumarán entonces a las bases que ya ha instalado en las ex-repúblicas soviéticas de Uzbekistán y Kirguistán en Asia central.
La respuesta de las potencias europeas ha sido una nueva ofensiva para hacer entrar a esos ex -estados obreros a la Unión Europea -cuestión que está prevista para fines de este año-, dando lugar a la llamada "Europa de los 25". Pero la crisis que la ofensiva yanqui provocó en la Unión Europea, y la clara alineación de esos estados con el imperialismo yanqui -cuyo Senado acaba de votar su incorporación a la OTAN, bajo égida yanqui - ha llevado al imperialismo francés a proponer no acordarle esos países los mismos derechos que a los "grandes" en las instituciones de la Unión Europea. De esta forma, los imperialismos francés y alemán, principalmente, intentan contrarrestar no solo la maniobra política de los EE.UU., sino el efecto destructivo de la devaluación del dólar sobre las exportaciones europeas con un euro superfuerte (y caro). Alemania en particular, que gracias a las "maquiladoras" instaladas en Europa del Este venía haciendo altamente competitivas sus exportaciones y chantajeando a la clase obrera alemana para que aceptara recortes a sus conquistas, es la principal afectada por el dólar bajo, por su economía volcada al mercado mundial (Alemania es el 1er exportador mundial).
De la misma manera, la ofensiva yanqui y la guerra de Irak han provocado una crisis profunda en la vieja OTAN. Mientras los yanquis y sus aliados británicos ponen en pie su "nueva Alianza Atlántica" con España, Italia y sus nuevas colonias del Este de Europa, sobre la base de la superioridad militar norteamericana, Francia y Alemania impulsan una política común de armamento y "defensa" de Europa, por fuera de la dirección yanqui de la OTAN.
Estos movimientos y estas disputas interimperialistas exacerbadas, no hacen más que confirmar que las guerras de coloniaje, ayer contra Afganistán y hoy contra Irak, son apenas pequeños pasos de una carrera abierta entre las potencias imperialistas por la conquista del botín más preciado, es decir, por la colonización de los nuevos mercados y zonas de influencia que son los antiguos estados obreros entregados por el stalinismo a la restauración capitalista, como proveedores de mano de obra esclava, de una clase obrera culta y especializada apta para realizar inversiones altamente tecnificadas, de materias primas inagotables.
En este camino a la guerra, sembrada de guerras coloniales como las de Irak y Afganistán, de intervenciones como las de Costa de Marfil, de guerras fratricidas como las que desangran Africa, las burguesías imperialistas están obligadas a derrotar a su propia clase obrera, no dejando en pie ninguna de sus conquistas. Por eso, la lucha contra el ataque burgués a las conquistas obreras, está indisolublemente ligada a la lucha por expulsar a las tropas imperialistas invasoras de Irak, y también contra toda intervención de la ONU y de los carniceros imperialistas franceses y alemanes, por el apoyo a la heroica lucha del pueblo palestino contra el imperialismo y el estado sionista de Israel, contra el nuevo pacto de la sumisión y el apartheid que busca imponer la infame "Hoja de Ruta" de Bush y Sharon con la complicidad de la traidora burguesía palestina, por el retiro de todas las tropas imperialistas francesas de Costa de Marfil, de las tropas alemanas, francesas, británicas de Kosovo, de Afganistán, etc., por el desmantelamiento y retiro de todas las bases imperialistas, ya sea yanquis, francesas, etc., de todos los países de Asia, Africa, América Latina, Europa del Este, lo que una vez más significa para el proletariado europeo liberarse del corset de sus direcciones burocráticas, y luchar contra el socialchauvinismo, la xenofobia, el racismo, o sea el proimperialismo cómplice, de las aristocracias obreras que viven de las migajas del festín imperialista.
El camino de la lucha también planteará a la clase obrera de las potencias imperialistas europeas, como una cuestión de vida o muerte, la lucha por unir sus filas con la clase obrera de los ex-estados obreros del este de Europa y de Rusia, a la que sus burguesías imperialistas quieren transformar en su propio patio trasero y contra las que prepararan nuevas masacres y guerras de coloniaje como ayer en los Balcanes. Para esto, le resultará indispensable inscribir en sus banderas de combate la lucha por la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias en esos estados.

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