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Editorial

ELECCIONES LEGISLATIVAS 2017: un triunfo reaccionario del régimen burgués y los partidos patronales
Fortalecido por millones de votos y la consumación de la trampa electoral...

El gobierno de Macri y los CEO’s profundizan el ataque contra los trabajadores y la entrega de la nación al imperialismo

Las elecciones legislativas mostraron un gran triunfo reaccionario del conjunto de los explotadores. Obtuvieron el 95% de los votos para profundizar su ataque. Y lo que es más importante, lograron zafar del proceso de luchas obreras de principios de año que tuvo su punto más alto en la rebelión contra la burocracia sindical del 7 de marzo y del terremoto político que significó la respuesta de las masas a la desaparición y asesinato de Santiago Maldonado.

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Macri y las transnacionales recibieron una avalancha de votos que los fortalece para avanzar en el ataque al pueblo y la entrega de la nación a Wall Street. Sobre un total de 25 millones de votantes, el gobierno sacó 10 millones. El kirchnerismo obtuvo casi 7,5 millones de votos. Tercero quedó el PJ, con 3,5 millones. El FIT sacó 1,3 millones (sumados al frente MAS-MST y distintas alianzas provinciales, la izquierda tiene poco más de 1,5 millones).

El triunfo del gobierno expresa que se ha impuesto una alianza de clases reaccionaria del capital financiero internacional, con la burguesía sojera y las clases medias ricas ligadas a la Bolsa de Granos de Chicago. Los votos de Cambiemos salieron fundamentalmente del interior de la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, las provincias del litoral, de un sector del Gran Buenos Aires y los barrios ricos de Capital Federal. Es una alianza gorila, proimperialista, base de la ofensiva de las transnacionales. Dice que reventando a la clase obrera van a llegar “inversiones” y va a seguir la “plata dulce” para las clases medias gorilas.

Sin demoras, el gobierno de Macri quiere llevar este triunfo al terreno de la lucha de clases. A la semana de las elecciones anunció un paquete de reformas anti-obreras, entre las que se encuentra la reforma laboral con la que intenta liquidar las conquistas obreras de un plumazo y que de imponerse significará llevar las condiciones de trabajo de la clase obrera argentina a las del siglo XIX y principios del XX. Durante el circo electoral, el gobierno, la patronal y la burocracia sindical tejieron a espaldas del pueblo punto por punto las condiciones de esta reforma laboral y su aplicación, acordando que lo harán gremio por gremio.

Los planes de flexibilización de Macri que apuntan a terminar con todas las conquistas obreras obtenidas durante un siglo y medio de luchas, son los mismos que se están imponiendo en Francia y en Brasil y el que buscan imponerle a la clase obrera mundial. Una verdadera contraofensiva imperialista que frente a la crisis mundial capitalista que no cesa, busca arrojar sobre la espalda de los trabajadores su crisis. Necesitan imponer condiciones de esclavitud a la clase obrera mundial para recuperar sus ganancias y cuentan a su favor con el triunfo contrarrevolucionario que significa el genocidio a las masas revolucionarias sirias y el haber derrotado y desviado la revolución en todo el Magreb y Medio Oriente.

La guerra declarada por el gobierno de Macri a los trabajadores argentinos, es parte de esta contraofensiva imperialista que en América Latina, significa que el imperialismo yanqui busca retomar el control pleno de su patio trasero sobre la base de la restauración capitalista en Cuba impuesta por la nueva burguesía del PCC y gracias al accionar de los gobiernos bolivarianos como el de Chavez, Morales o los Kirchner, que sirvieron de guardianes de su propiedad ante la lucha revolucionaria de las masas latinoamericanas de principios de éste siglo.

Los dichos de Marcos Peña de que “se terminó el 2001” dan muestra de que la burguesía argentina quiere estabilizar de forma definitiva un régimen de dominio estable al servicio de las ganancias de las transnacionales y lo hace tras los servicios prestados por el kirchnerismo que cumplió su rol de reconstituir las instituciones de dominio que la lucha revolucionaria de las masas hizo volar por los aires en diciembre del 2001. 

 

La reforma laboral de Macri:
una reforma a imagen y semejanza de la reforma laboral brasilera y francesa…

Aunque la burguesía, los políticos patronales y los burócratas del triunvirato de la CGT se llenen la boca de que la reforma laboral no será igual que la votada por el parlamento brasilero y el gobierno de Temer, los puntos fundamentales de la misma son un calco. Es que las trasnacionales imperialistas han diseñado un manual a seguir por los regímenes y estados capitalistas en el G20 y junto al FMI. El gobierno ya acordó que en nuestro país la impondrán sector por sector como se está aplicando en Francia.

Los puntos principales de la reforma ya son públicos. Se trata de generalizar al conjunto de la clase obrera los acuerdos ya firmados en petroleros a principios de año, en el  SMATA con la patronal imperialista de Toyota y recientemente en la industria láctea firmado por la burocracia kirchnerista de ATILRA.

La nueva ley laboral es un ataque a todas las conquistas obreras: legaliza la terciarización laboral creando la figura de “trabajador autónomo en relación de dependencia” que habilita a la patronal a no tener que pasar a planta permanente a los trabajadores luego de los tres meses como hasta ahora. Otro de los puntos es la posibilidad de extender la jornada laboral a 10 horas diarias, la eliminación de las horas extras y la creación de un “banco de horas” en donde la jornada laboral dura lo que imponga la patronal. Esto significa la liquidación de toda garantía horaria, ya que además se crea la categoría de trabajador a tiempo parcial y a “plazo fijo” en donde la patronal tiene la posibilidad de contratar temporalmente al obrero y desecharlo según su conveniencia sin la obligación de pagar ningún tipo de indemnización. Justamente éste es otro elemento central de la reforma, bajo el discurso de terminar con la “industria del juicio” le da vía libre a la patronal de despedir a los trabajadores sin ninguna carga e inclusive transfiriendo al trabajador la obligación de aportar de su salario su futura indemnización. Por otro lado, se generalizan las pasantías laborales a los estudiantes secundarios sin ningún tipo de remuneración y derechos, lo que le permite a la patronal contar directamente con mano de obra gratuita, tirando a la baja de esta manera el valor de la fuerza de trabajo del conjunto de la clase obrera. También se quiera extender la edad para la jubilación y con la modificación  del sistema previsional se roban de la plata de los jubiladas alrededor de 100 mil millones de pesos. 

La reforma laboral no sólo será para aumentar la ganancia de la patronal y las transnacionales. A su vez, es una garantía para el FMI de que se dispondrá de una mayor tajada de plusvalía arrancada al movimiento obrero para el pago de la deuda externa.

Esta claro que la politica de represión, persecución y disciplinamiento de la clase obrera y sus sectores más combativos, fue y es la receta del gobierno de Macri para imponer justamente este plan. La burguesía sabía que antes de acelerar y concretar esta reforma laboral tenia que derrotar y disciplinar al activismo obrero. Lo hizo con el cierre de AGR-Clarín, Pepsico y el cuerpo de delegados del la UTA-Córdoba que se levantó contra la burocracia sindical. El hostigamiento y persecución a las comunidades explotadas mapuches, y la desaparición forzosa y asesinato de Santiago (ver declaración en pág.9) fue parte de esta política y para escarmentar al conjunto de la clase obrera y a todo aquel que salga a la lucha y ponga en cuestión los planes del gobierno y las transnacionales.

 

La pregunta de millones de obreros ¿Por qué se impuso Macri y Cambiemos en los últimos comicios?

En primer lugar porque todos los partidos patronales “opositores” como el PJ, FpV, PS y el Frente Renovador de Massa le han garantizado gobernabilidad desde las provincias e intendencias que gobiernan y desde el parlamento aprobando las principales leyes de ataque a los trabajadores y entrega de la nación al imperialismo como lo fue con la cuestión del pago a los fondos buitres, por dar tan sólo un ejemplo.
En segundo lugar y como factor determinante, porque la burocracia sindical de la CGT y la CTA le dieron tregua al gobierno y fueron los encargados de impedir que la clase obrera imponga su impronta en la vida política nacional frente al brutal ataque de los capitalistas y que con su combate sea quien acaudille la lucha y las demandas de todos los sectores de los explotados que son golpeados por este ataque. La clase obrera dio duros combates a lo largo de este año e inclusive gano las calles con movilizaciones de masas como a principios de marzo protagonizando una rebelión contra la burocracia sindical. El movimiento obrero conquistaba en sus combates las condiciones para imponer la huelga general para derrotar los planes anti-obreros de Macri. La burocracia sindical le robo esta perspectiva y se impuso la farsa electoral.

El triunvirato le robo la huelga general a la clase obrera que intentaba pegarle un golpe político al gobierno de Macri y luego llamó a una Paro Nacional para descomprimir la bronca de los trabajadores. La CTA se disciplinó a la política del kirchnerismo que en boca de Cristina llamó a abandonar las calles y la lucha por las urnas, como lo vimos cuando llamo a los dirigentes sindicales antes de las PASO a suspender la marcha federal y frente a la aparición del cuerpo sin vida de Santiago Maldonado.

Cerrado el camino de la lucha en las calles, la mayoría de la clase obrera y las clases medias más golpeadas votaron a Cristina (muchos con desconfianza, como un mal menor), que sacó su mayor cantidad de votos en el Gran Buenos Aires y los centros urbanos donde se concentra el grueso del proletariado. La traición  de la burocracia le permitió al kirchnerismo seguir vivo dirigiendo a las clases medias “democráticas”, a las que manipula con engaños y mentiras. Cristina logró capitalizar el aborto de la huelga general y aseguró el sometimiento de los explotados al régimen.

La política del FIT jugó un importante papel en esto. Fue parte de la farsa electoral, ya que en su campaña se negó preparar y organizar la lucha extraparlamentaria de masas contra el gobierno y el ataque de los capitalistas. En un intento de ganar votos en las clases medias “democráticas”, el FIT liquidó en su campaña electoral toda política de independencia de clase, impulsando una política de acuerdos con el kirchnerismo, que le sirvió a esta pandilla patronal para posar de “democrática” y “progresiva” manipular la lucha de las masas y quedarse con los votos de gran parte de los explotados de la nación.

Si hubiese querido, desde marzo el FIT lo habría podido hacer. Pero privilegió no espantar a las clases medias y arriesgar sus votos. Su política en luchas clave fue buscar acuerdos con la burguesía: AGR con el Ministerio de Trabajo, Pepsico con una carpa de presión sobre el Congreso, donde prometía soluciones con el kirchnerismo y la centroizquierda burguesa con quién realizó un acuerdo político para las elecciones del 22 de octubre en CABA (ver pág. 6). Para el FIT, la alianza con las clases medias no pasa por la ruptura con la burguesía y la intervención de la clase obrera en las calles con un programa revolucionario como en 2001, sino por combinaciones y acuerdos con el kirchnerismo.

El FIT abortó los procesos de lucha para canalizarlos electoralmente y en este terreno quedó atrapado en la polarización entre el gobierno y Cristina. Tanto se arrodilló ante el kirchnerismo en su afán de no espantar a las clases medias que La Nación escribió: “La izquierda quedó envuelta en una asimilación al kirchnerismo”.

 

La tarea del momento: imponer la ruptura de las organizaciones obreras con la burguesía y desconocer todos los acuerdos de la burocracia sindical con el gobierno y la patronal que liquidan las conquistas de los trabajadores...

Es claro que con esta política no se puede enfrentar la guerra del gobierno de Macri y los CEO’s, que ha recibido el espaldarazo de 10 millones de votos reaccionarios. Las elecciones fueron una enorme farsa para someter a la clase obrera y sacarla de la lucha por la huelga general. Ahora los patrones y el imperialismo vienen por todo.

La tarea del momento de las organizaciones obreras es romper todo sometimiento al gobierno y las instituciones del Estado. ¡Abajo los acuerdos de entrega de los convenios y el salario de la burocracia sindical! ¡Basta de negociaciones en el Ministerio de Trabajo! ¡Basta de someterse a los fallos de los jueces oligarcas!

El FIT ya tiene sus votos y sus parlamentarios. Ahora es el momento de llamar al conjunto del movimiento obrero a declararse en estado de asamblea permanente para desconocer todos los acuerdos de la burocracia con la patronal y el gobierno. Regionales de la CGT de la provincia de Córdoba  y de algunas localidades del Gran Buenos Aires (como Moreno, Merlo y Marcos Paz), ya se han pronunciado contra la reforma laboral. Todas las organizaciones obreras y centrales sindicales que estén por defender las conquistas de los trabajadores y derrotar la reforma laboral deben poner en pie un Comando de Lucha Nacional para conquistar un plan de lucha ya y organizar la resistencia. Las direcciones del movimiento piquetero deben romper con la paz social firmada con el gobierno por un mero bono de fin de año de 2200 pesos. ¡Que vuelva el movimiento piquetero revolucionario del 2001 y su programa de los 21 puntos del Norte de Salta! Se necesitan las grandes fuerzas de la clase obrera. Hay que organizarlas. Sólo con semejantes fuerzas, que no entran en el pequeño dedal del FIT, se puede parar la guerra de las transnacionales y su gobierno.

La clase obrera necesita unir sus filas de forma inmediata antes de que sea demasiado tarde. Para defender las conquistas obreras hay que derrotar al gobierno de Macri y las transnacionales. Para esto, el movimiento obrero necesita retomar las mejores tradiciones de lucha revolucionaria que la clase obrera argentina supo protagonizar como en el Cordobazo y en el 2001 soldando la alianza obrera y popular en las calles.

La reforma laboral contra la clase obrera argentina ya esta curso y comenzó con la reforma laboral en Brasil que entra en vigencia el próximo 10 de noviembre. La clase obrera brasilera ya protagonizó enormes combates contra la reforma y prepara una jornada de lucha para cuando entre en vigencia, los combativos obreros de Conlutas llaman a la Huelga General. El destino del combate contra la reforma laboral de Macri se esta jugando en Brasil. Se vuelve de suma urgencia soldar la unidad con la clase obrera brasilera para derrotar los planes de flexibilización laboral y la unidad por sobre las fronteras con la clase obrera de todo el continente y en particular con la clase obrera norteamericana, no sólo porque sufre las mismas condiciones de quita de conquistas que bien ha sabido imponerle Obama, sino porque tiene la llave para terminar desde adentro con la bestia imperialista que es quien comanda el ataque de los capitalistas en toda América Latina.

Comité Redactor

 


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