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Argentina - 22-06-2019

Macri con Pichetto, Massa con Cristina y Lavagna con Urtubey…

El peronismo viene a garantizar, con las distintas pandillas de la burocracia sindical,  la continuidad del gobierno antiobrero de Macri y el FMI. Ellos, con pactos políticos y sociales, sostuvieron a este gobierno agente del imperialismo y la gran patronal esclavista.

Ellos vienen por todo, hay que ir por ellos
¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!

El FIT ya logró sus listas de izquierda…
Ahora hay que poner en pie un

Frente de los trabajadores para unir a los que luchan

¡Fuera la burocracia sindical! ¡Huelga general!

 

Por un nuevo reagrupamiento revolucionario de
las fuerzas combativas y clasistas de la clase obrera

Mientras entretienen a los trabajadores con la trampa y la farsa electoral, la burocracia sindical está entregando los convenios colectivos de trabajo y el salario. La traición se mide en números: el poder adquisitivo ha caído más de un 41%. Esas son las superganancias que se llevan los capitalistas y el FMI.
Como planteamos en el artículo “Hay que imponer una salida obrera a la crisis” (ver el periódico Democracia Obrera 98), para desviar el ascenso de masas del 2017-2018, la burocracia sindical dejó aisladas todas las luchas obreras que se desarrollaban contra los despidos en centenares de fábricas y establecimientos del país. La izquierda parlamentaria se negó a poner sus fuerzas para unificar las luchas dispersas. La patronal largó un ataque en toda la regla, mientras las fuerzas de la clase obrera, por traición de la burocracia, fueron divididas.
No obstante, acaban de transcurrir 2 paros generales en 30 días, lo que significa que los trabajadores tienen predisposición a enfrentar al gobierno de Macri como en 2017, con huelga general y lucha política de masas. Pero la burocracia intenta poner los dos últimos paros generales al servicio de la “oposición” burguesa del PJ, los K, los Lavagna… o los Pichetto.

La burocracia no podría haber aplicado hasta el final su política de sacar a las masas de las calles si la izquierda parlamentaria, trágicamente, no estuviera jugando el rol de impedir toda estrategia independiente del movimiento obrero.
Como presentamos en distintas notas de este suplemento de Democracia Obrera, en la UOM, el dirigente de la Comisión Interna de Acindar de Villa Constitución,que es miembro del PO, apoyó el tope salarial que Caló ya le había impuesto a la rama 17 de ese gremio. Pero no solo esto;luego anunció, vía un comunicado a la fábrica, que iban a haber suspensiones con el 85% del salario. El PO ha entrado a los cuerpos orgánicos de la burocracia de Caló.
En Zanon, el combate de los trabajadores fue puesto a los pies de la Legislatura, exigiendo subsidios, cuando la tarea del momento no es otra que salvar a Zanon con la lucha por el control obrero de todas las fábricas que cierren, suspendan o despidan. El camino para salvar Zanon es un llamamiento a impulsar el control obrero y la administración obrera directa de cada fábrica donde ha habido despidos en este país. Los obreros de Zanon tienen la autoridad –como los de ARS, Rio Turbio, Fanazul, Canale y tantas fábricas que siguen resistiendo- a llamar a poner en pie un movimiento de lucha por la nacionalización sin pago y bajo control obrero ante el primer despido que se produzca en cualquier fabrica del país.
El SUTNA, donde dirige el PO, ha acordado un acta de suspensión de los despidos a costa de mayores ritmos de producción.
Todos ellos tienen en sus manos una gran responsabilidad. Es que tienen la posibilidad de reagrupar al ala izquierda de la clase obrera bajo un programa clasista y consecuente, que es lo que necesitan los trabajadores para luchar contra el ataque de los capitalistas, el FMI y su gobierno infame. Indudablemente, el cretinismo parlamentario de llamar a derrotar al gobierno en las elecciones ha llevado al FIT a desorganizar todos los procesos que ha dado el ala izquierda de la clase obrera… Los ha llevado a ser parte del problema y no de la solución. El símbolo de esto ha sido el dirigente ferroviario, el “Pollo” Sobrero, pidiendo disculpas al gobierno de Macri por haber planteado que había que derrocarlo en las calles, cuando justamente de eso se trataba la salida a la crisis que sufren las masas explotadas de la nación.

Así, atenazadas por el pacto social de la burocracia sindical, las masas están siendo llevadas a la trampa mortal de las elecciones, con su ala izquierda sometida a la burocracia opositora de Moyano y la CTA y como la colectora de izquierda del “frente anti Macri”.
No hay una expresión independiente de la clase obrera ni de los durísimos combates revolucionarios que supo dar en las calles, como el 7 de marzo de 2017, cuando expulsó a la burocracia sindical del palco de un acto de carneros que se negaban a llamar a la huelga general, al grito de “pone la fecha al paro...”; como en las acciones de masas por el juicio y castigo a los asesinos de Santiago Maldonado; o en las jornadas de combate contra la reforma previsional del 14, 18 y 19 de diciembre de 2017.
La clase obrera no tiene la dirección que se merece, que la ponga a la altura del combate. El ataque de los capitalistas, con la inflación y los tarifazos, no cesa. Con los despidos, el crac, los convenios de entrega del salario y las condiciones laborales y los concursos preventivos de crisis fraudulentos, la burguesía está imponiendo, sector por sector del movimiento obrero, la flexibilización laboral.
Hay fuerzas en la clase obrera para resistir y contraatacar. El aguerrido movimiento obrero combativo de Argentina debe reagrupar rápidamente sus filas. No hay tiempo que perder. Aún faltan librar durísimas batallas antes de octubre. La tarea de la unidad y la coordinación de todos los sectores en lucha es una necesidad de vida o muerte para la clase obrera.

La burocracia del SMATA, como vemos en un artículo de este suplemento, firmó las suspensiones con reducción salarial… Este plan, al igual que el pacto social como el de los ‘70, se impondrá a los palos. Mientras aún exigimos justicia por Santiago y Rafa, está a la orden del día la lucha por la libertad de Daniel Ruiz y los compañeros ex choferes de la línea de colectivos Este de La Plata, presos por el “delito” de haber luchado por poder tomarse un té y tener un baño durante sus jornadas de 12 horas de trabajo.

La lucha sigue siendo ahora. El FIT ya tiene sus listas, pero estas impulsan una política parlamentaria y sindical que trágicamente coloca al ala izquierda de la clase obrera como una corriente de presión sobre el régimen y sus instituciones.

Lo que está planteado a la orden del día es una estrategia obrera independiente. Desde Democracia Obrera combatimos por que la clase obrera ponga en pie los organismos aptos para el combate actual: las Coordinadoras de todos los sectores en lucha y atacados por la ofensiva del capital, a nivel ciudad, regional y nacional. La tarea de poner en pie un Frente de los Trabajadores para unir a los que luchan es decisiva, para centralizar la lucha por el control obrero y la nacionalización sin pago de toda fábrica que cierre, suspenda o despida; para desconocer las paritarias de entrega de las conquistas obreras de la burocracia sindical; para que haya trabajo digno conquistando un turno más en todas las fábricas, reduciendo la jornada laboral y con aumento de salario.
Estas demandas mínimas, inmediatas, de la clase obrera no se conseguirán en el Parlamento ni votando en las elecciones de esta democracia para ricos. La burguesía reconoció que si avanza con sus fuerzas represivas, asesinando como a Santiago o reprimiendo a las masas en las calles más allá del peso social que tiene el gobierno, despertaría sublevaciones violentas de los explotados, como lo vimos en diciembre de 2017. Por eso, ahora apuesta a las cachiporras de los matones de la burocracia sindical, a la estatización extrema de los sindicatos, hasta llegar a convertirlos en apéndices del estado, ejecutores de los planes de la patronal, como sucede en el pacto social. Así, días atrás, en la lucha de los obreros de Electrolux y de los trabajadores de la UTA Córdoba, aparecieron los pistoleros de la burocracia sindical.
No hay tiempo que perder. Hay que poner todas las fuerzas para sacar a los trabajadores de esta trampa mortal de la democracia para ricos. Desde Democracia Obrera no confiamos en la dirección, pero sí en los miles y miles de obreros, jóvenes y estudiantes combativos del FIT, que no aceptan abandonar las calles, que ansían la unidad de los que luchan, que fueron parte del choque con la burocracia sindical en combates decisivos, que no aceptan al FIT de los actos políticos divididos, de las listas sindicales separadas y que ya ven con desagrado que los acuerdos son solamente a la hora de repartirse bancas, dividiendo a la vanguardia obrera y siendo un factor más de la dispersión de sus luchas.
Allí, como en los sectores obreros en lucha del país, hay fuerzas para poner en pie este llamamiento a un Congreso Nacional para unir a los que luchan. Días atrás se cortó el puente internacional que une Salvador Mazza del lado argentino con San José de Pocitos del lado boliviano. De un lado y del otro se reclama trabajo digno. Amenaza con volver nuevamente el auténtico movimiento piquetero, el del Cutralcazo, el de Mosconi, el que luchaba por trabajo digno y por la unidad entre los trabajadores ocupados y desocupados.
Ante los ataques de la bandas parapoliciales y de los pistoleros de la burocracia, poner en pie Comités y Piquetes de autodefensa se vuelve imprescindible, para encarar toda lucha seria. Lo es ahora y lo será mucho más en la medida en que la burguesía avance a profundizar la estatización de los sindicatos y deposite sus fuerzas en la policía interna del movimiento obrero –la burocracia sindical- para imponerle derrotas a los trabajadores.

Desde Democracia Obrera pondremos todos nuestros esfuerzos para reagrupar las filas obreras y volver a retomar el camino de la lucha política de masas, para avanzar a una Huelga General Revolucionaria que derrote al gobierno en las calles, que expulse al imperialismo de la nación y abra el camino a la lucha por la revolución socialista en Argentina.

La tradición y las banderas de lucha del clasismo, del Cordobazo, de las Coordinadoras de los ‘70 en Argentina, han sido llevadas por la izquierda reformista a una política y un programa de sumisión al parlamentarismo burgués y como fuerza de presión por izquierda a la burocracia sindical y al estado a través de las “conciliaciones obligatorias”.
El clasismo fue una corriente independiente de la clase obrera. No se fundó yendo a los congresos de Lorenzo Miguel, Vandor y Rucci, pactando con ellos, sino enfrentándolos en las calles, con la lucha revolucionaria, como luego se hiciera en el Villazo, con las Coordinadoras obreras del Gran Buenos Aires en los ’70, en el Rodrigazo, enfrentando al gobierno de Isabel y los traidores de la burocracia sindical. El clasismo no se formó cambiando trabajo digno por flexibilización laboral y mucho menos, en los pasillos del Ministerio de Trabajo, sino que surgió tomando a los patrones como rehenes para imponer sus demandas, como se hizo en el Choconazo, en el SITRAC-SITRAM y como ya había sido impulsado por la heroica clase obrera en la resistencia a la Libertadora a mediados de los años ‘50.

Llamamos a todos los obreros avanzados que votarán al FIT, a que lo hagan, pero que desacaten a la dirección de esa cooperativa electoral, que ha dejado desorganizada al ala izquierda de la clase obrera y que llama a delegar nuestras luchas en sus bancas electorales.
Los trotskistas llamamos a luchar por refundar la IV Internacional de  1938, el Partido Mundial de la Revolución Socialista, de la cual ya hace rato han desertado todos los que, hablando en su nombre, se han pasado abiertamente a las trincheras de las corrientes reformistas, como el stalinismo y demás burocracias sindicales que posan como “izquierdistas”, transformándose así en un freno y escollo de la lucha de la clase obrera. Sabemos que aún nuestras fuerzas son reducidas. Pero también sabemos que los enormes combates de los explotados generan destacamentos de obreros avanzados. Las fuerzas del movimiento revolucionario están allí.
Los trotskistas pondremos nuestros esfuerzos para que esa vanguardia obrera, esta vez, no sea conducida a una nueva frustración, como la que impusieron en los últimos 30 años de esta podrida democracia burguesa las corrientes de la izquierda del régimen, como fue el MAS de los ‘80, el Santillanismo después y ahora el FIT. Estos fenómenos, por otra parte, no pueden perdurar en el tiempo, puesto que, alimentados por el régimen, están para salvar a los de arriba y no para encabezar la revolución de los de abajo. Es que la crisis del reformismo acompaña y acompañará, como alma al cuerpo, a la bancarrota del parlamentarismo. Ha llegado la hora, al calor esta crisis política, económica y social, de dar pasos hacia adelante en la lucha por poner en pie un partido revolucionario insurreccionalista de la clase obrera argentina. Esta lucha es inseparable del combate por la IV Internacional.
Sabemos que ese camino no lo recorreremos solos, sino que las fuerzas para lograrlo, insistimos, están en los obreros avanzados. Es necesario ya, sin pérdida de tiempo, poner en pie un movimiento de agrupaciones clasistas revolucionarias, que para ser tales deberán abrazar las banderas del internacionalismo militante para romper toda relación con las podridas elites y clases dominantes de Argentina, todas agentes del imperialismo. Las fuerzas están madurando. Tras las huellas del clasismo y el Cordobazo de los ‘70, el combate es hacia el Argentinazo y pone a la orden el día dar pasos hacia adelante para resolver la crisis de dirección del movimiento obrero. En ello pondremos nuestro esfuerzo.

Hay que enfrentar la ofensiva de los de arriba que se profundizará de acá hasta las elecciones de octubre y crear las mejores condiciones para las masas para resistir el ataque redoblado que vendrá contra los explotados después de que se termine de contar el último voto.
Impulsaremos toda política de unidad que permita dar un paso hacia adelante en el camino de reagrupar a la vanguardia obrera y juvenil.
Insistimos, la lucha es aquí y ahora. El grito de “Andate Macri….” y por que se vaya quien sea su sucesor está más vigente que nunca y se conquistará en las calles, pero a condición de romper con todos los políticos burgueses del PJ y el kirchnerismo, que tras la pantalla de ser “opositores” al gobierno, no son más que los que le darán continuidad al ataque del imperialismo sobre la nación y los trabajadores.
La clase obrera no debe retirarse del campo de batalla que está en las calles. No está ni en las “cortes”, ni en el parlamento (la casa fúnebre de todas las demandas obreras y populares) y mucho menos en la justicia para ricos, apoyada en los servicios de inteligencia y las fuerzas represivas del estado que atacan y condenan al movimiento obrero.
Se trata de preparar una gran contraofensiva. Combatiendo a la burocracia sindical, hay que reabrir el camino a la Huelga General. No hay tiempo que perder. Son ellos o nosotros.
Ellos vienen por todo. Hay que ir por todo lo que es de ellos.
Argentina será socialista o colonia de Wall Street.

Comité Redactor del periódico Democracia Obrera

 

 

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