volver al índice del Democracia Obrera Nº 45

 

Brutal ola represiva policial en el Comahue


Apenas veinte días habían pasado después de la masacre en el Alto de Bariloche, cuando simultáneamente la policía asesina de Neuquén y Río Negro nuevamente reprimían ferozmente a la juventud obrera. Al atardecer, en Neuquén capital en el Barrio Islas Malvinas, una brigada policial apaleó a un grupo de jóvenes en los alrededores de la escuela nº 150. Luego, ante la solidaridad masiva de todo el vecindario para con las víctimas, no dudaron en lanzar una criminal represión -esta vez con tropas de refuerzo- que dejó tres trabajadores heridos de balas de goma en el rostro, y a varios con heridas menores y principios de asfixia por los gases lacrimógenos. Ante semejante brutalidad, de estos asesinos de Fuentealba y Teresa Rodríguez, se rebeló buena parte del barrio Cordón Colón. Los enfrentamientos duraron cerca de 7 horas, hasta las 3 de la mañana. La policía se refugió en la escuela nº 150 rompiendo sus candados y las puertas, lo que frenó la ira del vecindario quienes lejos de romper la escuela prefirieron conservarla para que sigan asistiendo sus hijos.

Paralelamente en San Martín de los Andes, en pleno centro de la ciudad, la policía reprimió salvajemente a un grupo de jóvenes que pretendían que los dejen ingresar a una fiesta. Esto motivó una gran revuelta, que iba sumando jóvenes solidarios a medida que el viento dispersaba los gases lacrimógenos.

Similar situación pasó en pleno centro de Bariloche, en las inmediaciones del gimnasio municipal Nº 1, luego de consumada la derrota de la selección nacional y en medio de apasionadas discusiones futboleras entre los jóvenes que habían colmado el gimnasio, llegó la represión de los asesinos de Bonefoi, Carrasco y Cárdenas. Lo que generó una enardecida ira generalizada en todos los jóvenes presentes y las escaramuzas que, duraron varias horas, terminaron con muchas vidrieras rotas de los comercios céntricos.

Estos tres nuevos sucesos represivos demuestran que la masacre en el Alto, lejos de ser un exceso represivo de algunos miembros aislados de la institución -como pretenden hacernos creer desde la justicia patronal, los políticos patronales y la burocracia sindical- es una política centralizada desde el Estado, los gobernadores gorilas del MPN y la UCR y el gobierno Kirchnerista nacional. Quieren aterrorizar a la juventud obrera que ose rebelarse ante semejante miseria. Por ello se vuelve urgente que toda la juventud explotada argentina encabece un llamado a organizarse unificadamente junto a todas las organizaciones obreras combativas y los centros de estudiantes para enfrentar semejante ataque criminal del Estado. El camino es poner en pié la III Asamblea Nacional Piquetera de trabajadores ocupados y desocupados.

Corresponsal

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