volver al índice del Democracia Obrera Nº 46

Presentamos a continuación una polémica con el EEK (Partido Revolucionario de los Trabajadores) de Grecia a propósito de la estrategia para que triunfe el combate de las masas griegas. Junto a él presentamos una respuesta a la declaración común publicada por esta corriente y su partido hermano de Turquía, ambas corrientes aliadas del Partido Obrero de Argentina.

Hoy vemos reunirse en un “campamento marxista” a organizaciones anticapitalistas de Grecia, Francia, y el resto de Europa, junto a renegados del trotskismo de América Latina como el PTS y el MAS de Argentina en Salónica (Grecia). Una vez más los renegados del trotskismo a los faldones de los partidos social imperialistas, de la aristocracia y la burocracia obrera.

Los que se reunieron en ese campamento son las juventudes de la V Internacional. En momentos en que el humo de las barricadas en Grecia se disipa momentáneamente, estas corrientes se juntan para intentar apagar las brazas calientes del combate de masas que vive en la juventud explotada de Atenas, en  los jóvenes de las cités francesas y en los trabajadores inmigrantes de toda Europa que intentan enfrentar el ataque de la burguesía imperialista.

Se han reunido allí los que se negaron a hacer un llamado urgente a las organizaciones obreras de Europa y el mundo, a ponerse en pie de guerra contra el ataque imperialista y convocar ya mismo a una huelga general continental. Enemigos de que sesione en Atenas un Congreso Obrero de delegados de base de las organizaciones obreras, para derrotar a la burocracia sindical traidora y unificar las filas de los trabajadores, para derrotar en las calles al gobierno de Papandreu y abrir la revolución, única manera de parar el ataque en curso.

Ahora que el movimiento obrero ha sido momentáneamente controlado por el PC en los sindicatos, estos reformistas de todo color y pelaje se juntan para hablar del socialismo para las calendas griegas mientras se preparan para ser los bomberos que intentarán -no está dicho que podrán- apagar las próximas barricadas que inevitablemente encenderá la juventud explotada golpeada por el ataque imperialista.

Los trotskistas de la FLTI llamamos a la juventud explotada a organizarse bajo las banderas de la IV Internacional para refundarla. Les decimos que si en Grecia no terminó de abrirse la revolución fue por la traición de sus direcciones que a cada paso se pusieron en la vereda de enfrente de desarrollar una acción independiente histórica de las masas que arrasara con el régimen y el estado e impusiera el doble poder armado para preparar una inserrucción triunfante.

Los trotskistas de la FLTI hemos elegido nuestra trinchera en el fuego ardiente de las barricadas de Atenas y París, porque sean la chispa que haga arder las calles de toda Europa para que se abra la revolución.

En este sentido presentamos estos dos artículos de polémica

 

Dos estrategias para el proletariado internacional:

O PROGRAMA REVOLUCIONARIO PARA QUE SE ABRA  LA REVOLUCIÓN Y EL PROLETARIADO CONQUISTE EL PODER,
O PROGRAMA REFORMISTA PARA SOMETER A LOS EXPLOTADOS
A LA BURGUESÍA

 En Grecia, hoy, se vive una situación pre-revolucionaria aguda donde, en medio de una fenomenal crisis del sistema imperialista mundial, los de arriba no pueden gobernar como antes y los de abajo ya no quieren ser gobernados. La crisis de la economía griega no es más que la expresión nacional de la bancarrota generalizada de los estados imperialistas europeos, que salieron a salvar de la quiebra a la banca y a los monopolios imperialistas. El ataque que hoy descargan sobre las masas, en ese país y en toda Europa, es la única manera que tiene la burguesía para recuperar parte de los valores por 90 billones de dólares que en Wall Street se gastaron a cuenta de lo que el trabajo humano aún no produjo.

Por ello, los acontecimientos en Grecia concentran la polarización y choque entre las clases y la guerra civil encarnada, que está establecida a nivel mundial, entre los explotadores y los explotados. Pero además la situación es todo lo revolucionaria que la dirección reformista que tiene a su frente le permite ser. Es que mil y un intentos ha hecho el proletariado griego para entrar en maniobras de revolución, pero sus direcciones le impiden llegar al triunfo.

Ya entre finales del 2008 y principios de 2009 las masas griegas habían puesto en las calles el grito de guerra de “¡Abajo Karamanlis! ¡Abajo el estado asesino!”. Tomaron las calles impulsadas por el odio de clase ante el asesinato de Alexandros Grigoropulos perpetrado por la policía, combinado con el ataque generalizado de la burguesía y el estado a sus condiciones de vida. Los explotados en Grecia con sus barricadas se enfrentaban físicamente con las fuerzas represivas, se movilizaban masivamente y tomaban establecimientos. Entonces, la clase obrera y la juventud combativa ya identificaban a los enemigos dentro de sus filas y los enfrentaban como lo hicieron con la burocracia rompehuelgas del KKE (Partido Comunista griego), que fue echado a patadas de la central de Tesalónica. Así los explotados en Grecia entraban en lucha política de masas, amenazando con abrir la revolución, poniendo en jaque al odiado gobierno asesino del ND (Nueva Democracia) y al régimen bipartidista griego.

Sin embargo, el anarquismo y los renegados del trotskismo, corrientes que influencian a vastos sectores de la vanguardia obrera y juvenil, se negaron a plantear la tarea superior del proletariado griego que necesitaba avanzar en una acción independiente de masas que desarticulara al régimen, al estado y al gobierno abriendo así la revolución. Fueron enemigos de eso y de llamar a los soldados, que se negaban a reprimir a sus hermanos de clase, a romper con la casta de oficiales, pilar fundamental del régimen.

En ese momento, para desviar el combate revolucionario de las masas griegas, el imperialismo yanqui, europeo y griego, de la mano de la Goldman Sachs y la JP Morgan, impusieron elecciones anticipadas para legitimar al régimen y sus instituciones haciendo un recambio de gobierno con la cara socialdemócrata de Papandreu que en realidad sería el continuador de Karamanlis. En esta vergonzosa trampa entraron todas las direcciones del proletariado ya que nadie la denunció y mucho menos advirtió que Papandreu sería el garante de aplicar ese feroz plan del imperialismo para descargar su crisis sobre el proletariado. El PC, como no podía ser de otra manera –los mismos que llamaron agentes de la CIA a los jóvenes sublevados de las barricadas- y toda la izquierda reformista, incluido el anarquismo, se sumó a una u otra coalición electoral y así legitimó al nuevo gobierno y se fortaleció un régimen que había quedado arrinconado por los embates revolucionarios de las masas.

De esa manera se constituyó un verdadero frente democrático con la cara “bonachona” de Papandreu contra el “conservador” Karamanlis. Ese frente democrático, representante de los mismos intereses que Karamanlis, se instaló para engañar a las masas y desviar sus acciones revolucionarias contra el régimen por la vía electoral, con demagogia pacifista y bonachona. Así, se “legitimaba” el estado imperialista griego, que no sólo aplicaba el plan de ataque a las conquistas obreras sino que, y ya bajo el gobierno de Papandreu, redoblaba la ofensiva represiva: todas las noches la policía y sus fuerzas especiales hacían razzias en los barrios obreros y de inmigrantes, encarcelaba a los mejor de la vanguardia combativa y utilizaba a las bandas fascistas, armadas por el gran capital para amedrentar a los jóvenes y obreros en lucha atacando los locales de las organizaciones obreras, como los del EEK y los anarquistas.

Las masas con sus heroicas acciones se ponían a la ofensiva mientras que el conjunto de las direcciones que estaban a su frente, los anarquistas y demás reformistas, decían que sólo había condiciones para resistir. Fue ese accionar lo que le abrió el camino a la burguesía, que con frases dulzonas y cachiporrazos preparaba y profundizaba entonces una verdadera contraofensiva.

El cretinismo sindicalista del EEK, primo hermano del cretinismo sindicalista del anarquismo

En su balance de la huelga general revolucionaria del 5 de mayo pasado, Savas Michael, el dirigente del EEK, dice: “¡No pagaremos las deudas de los ladrones capitalistas! ¡Repudiamos la deuda a los usureros internacionales! ¡Fuera el FMI, la Unión Europea del gran capital y el gobierno del PASOK! ¡Huelga General indefinida para abrir el camino al poder obrero y al socialismo!”. (“El volcán griego: la Huelga General del 5 de Mayo en Grecia” - Negritas insertadas)

En primera instancia, el EEK dice esto pese a que en diciembre de 2008 la clase obrera embistió contra el régimen griego y el gobierno de Karamanlis, con una acción independiente de masas que no sólo superó a la huelga general sino que además la subsumió: con combates de barricadas y un estado de revuelta generalizado que duró decenas de días. De igual modo sostiene esta política aún cuando la clase obrera griega viene de haber desenvuelto, solo en 2010, ¡OCHO! huelgas generales, y aún no ha conseguido parar el ataque.

En segunda instancia, lo hace oponiéndose a las lecciones del marxismo revolucionario ya que le dice a la vanguardia obrera que lo máximo que puede hacer en su lucha contra el dominio de la burguesía, su gobierno, régimen y estado es la huelga general, negando las perspectivas de combates superiores que esa medida de lucha abre.

El EEK, al igual que en diciembre de 2008 y los primeros meses de 2009 (cuando persistían los grandiosos combates de los explotados griegos), otra vez da muestras de su exacerbado cretinismo sindicalista, que hace un fetiche de la huelga general. El EEK se levanta contra el marxismo que estableció como una cuestión elemental de la estrategia revolucionaria que la huelga general plantea el problema del poder, pero no lo resuelve.

En esencia lo mismo hacen las direcciones reformistas en toda Europa: en instantes que la clase obrera puja por responder a la guerra de clases que ha declarado la burguesía, las burocracias sindicales secundadas por los partidos y direcciones socialimperialistas llaman a paros y luchas de presión, para morigerar la crisis, para regular el ataque del gran capital contra el proletariado y los explotados.

Llaman a una huelga general para el ¡29 de septiembre! en Europa, cuando los planes de despidos como en Italia, las rebajas salariales, la expulsión de inmigrantes, el ataque a las jubilaciones etc., ya han sido lanzados, o bien aprobados por los parlamentos fantoches, o bien sacado como decreto. Una canallada. Mientras tanto dejan aislada la huelga de subterráneos en España y la lucha del proletariado griego que viene de hacer su OCTAVA huelga general. Es que han sido llamados a cumplir el pérfido rol de dividir las filas obreras y dejarlas aisladas país por país, sometidas a sus respectivas burguesías.

Los Altamiristas no inventan nada nuevo, su estrategia es una reedición disfrazada de trotskismo de la política anarquista. En última instancia lo que están planteando es que “el poder obrero” se conquista con los sindicatos, como si estos pudieran tomar el poder. ¿Por qué no dejan los rodeos, dejan de hablar en nombre del trotskismo y plantean “un gobierno de los sindicatos”? Efectivamente, la dirección del EEK es el último eslabón de la cadena de direcciones que impiden que la enorme energía desplegada por las masas griegas se organicen en soviet –los órganos de la dictadura del proletariado- para organizar un verdadero escarmiento decisivo a la burguesía imperialista.

En manos de los trabajadores la huelga general es un instrumento de lucha contra el yugo capitalista y en manos de las direcciones reformistas, una soga al cuello del proletariado para ahogar sus energías revolucionarias

El marxismo revolucionario siempre consideró la huelga general no como un fin en si mismo, sino como un elemento importante dentro de la estrategia revolucionaria. Así decía Trotsky, contra el fetichismo de la huelga general que hacía el stalinismo a principios de los ‘30 en Alemania, durante su tercer período, para renegar de entregarle al proletariado una perspectiva clara de triunfo sobre el enemigo de clase: “Pero la lucha huelguística de los bolcheviques siempre formaba parte de una estrategia general, y los obreros avanzados veían claramente el lazo que unía a la parte con el todo.” Para plantear más adelante: “La huelga debe ser un elemento importante en un plan estratégico y no una eclosión que ahoga toda estrategia.” (1932 “La estrategia de las huelgas” de La lucha contra el fascismo en Alemania).

Por eso es que en ese mismo trabajo Trotsky también esclarece cuáles son las perspectivas que abre la huelga general: “La huelga general fue siempre un instrumento de lucha contra el poder establecido del Estado, que dispone de los ferrocarriles, del telégrafo, de las fuerzas militares y policiales, etc. Paralizando el Estado la huelga general ‘inspira miedo’ a las autoridades, o bien crea las condiciones para la solución revolucionaria del problema del poder.” (Idem, negritas insertadas). Evidentemente en Grecia, con el movimiento obrero contenido relativamente por las direcciones reformistas, que están evitando que desencadene la lucha por el poder, las huelgas generales hasta el momento no han logrado sobrepasar el primer carácter que señala Trotsky, el de “inspirar miedo a las autoridades”, o sea, el de presionar de manera extrema al gobierno y al régimen. Pero esto se explica no porque las masas no hayan sobrepasado el carácter de presión extrema que los reformistas pretendían darle a sus grandiosas acciones, sino porque en definitiva han sido los reformistas quienes han logrado imponerse en su lucha contra la revolución proletaria.

En los sucesos de Grecia se estableció un ángulo de 180º entre la dirección que recorrieron las masas y el curso que, a toda costa, se jugaron a imponer las direcciones traidoras. En efecto, al impedir que la lucha de las masas griegas superara las fronteras de la huelga general revolucionaria del 5 de mayo, los reformistas consiguieron cerrar las perspectivas que para el marxismo revolucionario abre toda huelga general, tal cual lo expresaba Trotsky en la Francia pre revolucionaria de 1934, donde los trotskistas libraran una batalla para que se abriera la revolución y la lucha por el poder: “Por encima de toda huelga general no puede haber sino la insurrección armada. Toda la historia del movimiento obrero testimonia que toda huelga general, cualesquiera que sean las consignas bajo las cuales haya aparecido, tiene una tendencia interna a transformarse en conflicto revolucionario declarado, en lucha directa por el poder.” (“A dónde va Francia” 1934, negritas insertadas).

Los altamiristas en el presente están llamando a una huelga general indefinida para abrir el camino a la lucha por el poder, cuando ya las recurrentes huelgas generales, como toda huelga general que abarca desde el primero hasta el último de los explotados, han planteado con agudeza una y otra vez el problema de qué clase gobierna la nación.

La posición de la dirección del EEK termina siendo un impedimento para que éstas derroquen a Papandreau, destruyan el régimen y pulvericen la maquinaria estatal. Es que recién después de que el proletariado hiciera 1, 2, 3, 4 y 5 huelgas generales levantaron la consigna de “fuera Papandreau”. ¡Una verdadera tragedia! Lo dicen cuando la energía de las masas empieza a agotarse provisoriamente y la burguesía festeja por medio sus voceros del diario El País que en la crónica del 8 de junio, a propósito de la séptima huelga general, dice: “pero una baja participación ha ofrecido una señal de la creciente fatiga de las protestas contra las medidas de austeridad”.

Estos vulgares sindicalistas, donde la huelga general es una verdadera necesidad de las masas para centralizar sus fuerzas y golpear como un solo puño contra el enemigo de clases y sus instituciones, la ocultan y juegan a las escondidas con ella. Ahí está el caso de España, donde condenaron al aislamiento a los trabajadores del Metro en lucha con su política de no llamar, justamente, a imponer la huelga general, igual que en el caso de Portugal, Irlanda, etc. Sin embargo en Grecia, aplican la política contraria, transforman la huelga general en una herramienta de desgaste de las energías de las masas, dándole un carácter de “huelga de brazos caídos”… una vergüenza.

No es de extrañar, ya en el 2008, el EEK no llamó a poner en pie los soviets y dividir al ejército para, derrotando a Karamanlis, abrir la revolución y preparar el camino de la insurrección. Esto en momentos que las masas con sus combates en las calles, con sus barricadas y sus tres huelgas generales habían puesto en jaque a ese régimen odiado, al estado asesino y al gobierno. Después, cuando ese combate era llevado a la trampa electoral, la dirección del EEK no lo denunció, y lejos estuvo de utilizar las elecciones como una tribuna desde la cual llamar a la clase obrera a no detener la acción extraparlamentaria y a centralizar sus fuerzas, poner en pié sus organismos de autodeterminación y preparar la autodefensa. Y cuando Papandreu lanzaba el ataque y la clase obrera respondía con dos huelgas generales, conquistadas a pesar y en contra de la burocracia sindical-socialdemócrata y estalinista-, el EEK no le dijo a las masas que el primer paso para enfrentar este ataque era tirar abajo a Papandreu.

Cuando, sostenido por la burguesía europea y yanqui, Papandreu enviaba el “plan de ajuste” al parlamento para que sea legitimado, mientras sesionaba en medio de un combate feroz de las masas en las calles que ya conquistaban su quinta huelga general, el EEK no llamó a destruir ese parlamento fantoche odiado por las masas, no impulsó el grito que en sus acciones las masas mocionaban de “que se vayan todos que no quede ni uno solo” de la revolución del 2001 en Argentina, y tampoco le dijo a la clase obrera en lucha que a esa cueva de bandidos saqueadores de la nación había que oponerle un gran Congreso Obrero, de soldados y de campesinos pobres que destruyera al estado, que impusiera un gobierno obrero y campesino que expropiara a los explotadores, único camino para parar el ataque.

¿Y ahora dicen “fuera Papandreu”, hablan del “poder obrero” y de abrir el camino al “socialismo”? Como si fuera poco, le quieren hacer creer a las masas, que ya protagonizaron OCHO huelgas generales sólo en este año, que esto se conquista con una nueva huelga general, pero esta vez indefinida. ¡Cuánto cinismo!

Por eso es tan nefasta la política del EEK para el combate de las masas griegas, puesto que sin lugar a dudas éstas tendieron a transformar su lucha en un conflicto declarado por el poder, esto es, en la insurrección. Qué fue sino la movilización en el centro de Atenas de más de 200 mil obreros y explotados durante la huelga general del 5 de mayo, donde intentaron asaltar la ciudadela del poder, como los ministerios, el palacio de gobierno y principalmente la cueva de delincuentes a sueldo del parlamento al grito de: "¡Que se queme, que se queme, el burdel del Parlamento!", con consignas contra los pulpos del FMI y la reaccionaria UE; las multitudinarias y combativas marchas desarrolladas en esa histórica jornada en Salónica, Patras, Ioannina o la isla de Creta; la destrucción de los bancos y símbolos del gran capital; la lucha callejera y el combate de barricadas. Insistimos, aquel fue un grito de guerra de las masas que clamaba a los cuatro vientos por una lucha superior: la insurrección. Y más aún, la nueva negativa de los soldados rasos a reprimir a sus hermanos de clase revela que el proletariado apunta a elevarse a ese estadio de lucha. Es decir que se dieron, una y otra vez, las mejores condiciones para conquistar los organismos centralizados de democracia obrera –los soviet- que impongan un doble poder al interior de Grecia: por un lado el decadente poder de los capitalistas y en su opuesto el naciente poder de los explotados auto organizados, única forma de que los revolucionarios ganemos la dirección de las masas camino a la preparación de la insurrección triunfante. De esto último se han declarado enemigos los “estrategas” del EEK.

Si el EEK se plegó a cada una de las huelgas generales y al calor de ellas no planteó la pelea por preparar y organizar la insurrección desde sus organismos de doble poder (que ya han surgido embrionariamente y hay que generalizar, coordinar, centralizar y armar nacionalmente), se explica nada más y nada menos que por su enconado sindicalismo. Pues, no hay camino al poder obrero ni al socialismo si no es luchando por poner en pie los soviet y la milicia armada, y el EEK ha demostrado ser enemigo de esta perspectiva.
Justamente, cerrando el camino a los soviets y al armamento del proletariado, las direcciones reformistas, como el EEK, impidieron una insurrección o semiinsurrección que barriera con el gobierno y el parlamento del capital financiero griego, socio menor del Bundesbank, la Goldman Sachs y la JP Morgan.

La vía pacífica del EEK para “abrir el camino al poder obrero y al socialismo” enemiga de la estrategia soviética

Si bien la política del EEK está atravesada por un contenido idéntico al cretinismo sindicalista de los anarquistas para con la lucha del proletariado griego y europeo, su cinismo es mucho mayor puesto que estos ex trotskistas lo hacen en nombre de la lucha por tomar el poder, de la dictadura del proletariado y el socialismo, a lo que suman su autoproclamación de trotskistas.

A la dirección del EEK le cabe en un 110% lo que decía Trotsky a quienes enfocaban la huelga general por fuera de la lucha por el poder, aún cuando la huelga demuestra ser de masas y devela la disposición a la lucha de los explotados, poniendo sobre la mesa la pregunta de “¿quién es el dueño de casa?”: “Los jefes del proletariado deben comprender esta lógica interna de la huelga general; de lo contrario, no son jefes sino diletantes y aventureros. Políticamente esto significa que los jefes están obligados a plantear al proletariado el problema de la conquista revolucionaria del poder. En caso contrario, no deben aventurarse a hablar de huelga general…O la capitulación completa o a la lucha revolucionaria por el poder: tal es la alternativa que surge de todas las condiciones de crisis actual. Quien no haya comprendido esta alternativa, nada tiene que hacer en el campo del proletariado. ” (Idem, destacados en el original).

La huelga general indefinida que proponen los altamiristas no es más que un nuevo paso de esos reformistas en la conspiración contra la lucha de las masas, puesto que éstas no pueden permanecer indefinidamente en huelga general, deben desarrollar una acción histórica independiente que les permita derrotar al enemigo. El marxismo revolucionario ya combatió a bakuninistas y economicistas que sobrevaloraban el papel de la huelga general con el fin de que el proletariado no desafiara y derrotara el poder político de la burguesía.
El EEK predica la vía pacífica al socialismo, plantea que se llega al “poder obrero” con una huelga general indefinida ¡Es una tragedia para la clase obrera griega! El EEK no sacó ninguna lección de la revolución chilena, cuando Fidel Castro personalmente le hizo creer a las masas chilenas que se podía realizar el socialismo pacíficamente, por la vía electoral, sin expropiar a la burguesía, a los monopolios, a sus bancos, porque eso se garantizaba con el solo hecho que el “compañero Allende estuviera en el poder”. Así, y desarmando los cordones industriales, se preparó el camino para que Pinochet y sus fuerzas armadas asesinas dieran su golpe, imponiendo una dictadura militar que le costara la vida a la heroica vanguardia obrera chilena.

Justamente el llamado de esta organización a una huelga general indefinida para conquistar el “socialismo”, dejando de lado la destrucción del estado burgués, la toma el poder político y la organización del proletariado como nueva clase dominante de un nuevo estado, el estado obrero, da fe ante el proletariado de que al estado burgués se lo puede presionar de manera extrema hasta llegar al “socialismo”. Así las cosas, todo su programa impide que las masas en su curso de lucha superen las barreras de la democracia burguesa. Trágicamente a ellos les queda como un traje a la medida lo que dijera Trotsky en los ‘30 contra los anarco sindicalistas españoles y su cretinismo sindicalista: renegar de los soviet armados, que deben constituirse en los organismos para preparar la insurrección y la toma del poder, significa dejar las organizaciones obreras y el poder político en manos del reformismo y la burguesía respectivamente, es decir, en manos de quienes lo detentan. Es más, ni siquiera el EEK, corriente cuyos locales han sido atacados por las bandas fascistas organizadas por el gran capital, ha levantado un llamado de emergencia para establecer la autodefensa armada de las organizaciones obreras, para defenderse de estas bandas fascistas que buscan destruir a la vanguardia del proletariado.
Con esto el EEK se abraza a los padres de la política de la “vía pacífica al socialismo”, a los socialdemócratas Bernstein y Kautsky, y de un plumazo destruye las lecciones que extrajo el marxismo de la revolución en Francia de 1848-51, de la gloriosa Comuna de París de 1871, de la revolución rusa de 1905 y 1917… y las que también arroja el actual proceso griego.
De esa política que renuncia a destruir el estado burgués y la conquista del poder, es de donde deriva la completa ausencia en su programa de la lucha por poner en pie el doble poder armado de la clase obrera y los explotados de Grecia. Es que tales organismos desde su surgimiento no solamente se oponen al poder de la burguesía, sino que también lo carcomen y socavan, porque a través de los mismos la clase obrera deja de depositar confianza en que la resolución de sus problemas vendrá de la mano de las instituciones burguesas y confían únicamente en su propio poder: en un Congreso de obreros, campesinos, explotados y soldados rasos armados, que rompe el control del estado sobre las masas a un grado tal que más temprano que tarde lleva a definir el conflicto entre los dos poderes antagónicos existentes, desde el punto de vista del proletariado a desatar la insurrección a lo cual se opone la dirección del EEK.

No se puede hablar en nombre de la IV Internacional si se niega la premisa fundamental de la estrategia revolucionaria. Trotsky sostenía en la “Historia de la Revolución Rusa” que: “La organización en base con la cual el proletariado puede no solo derrocar al antiguo régimen, sino también sustituirlo son los soviet. Lo que después fue el resultado de la experiencia histórica, hasta la insurrección de Octubre, era un simple vaticinio teórico, cierto que fundado en el ensayo preliminar de 1905. Los soviet son los órganos que preparan a las masas para la insurrección, los órganos de la insurrección y, después de la victoria, los órganos del poder”. Es en este sentido que desde la FLTI, alrededor de la huelga general revolucionaria del 5 de mayo planteábamos como tarea inmediata, que había que coordinar y centralizar las organizaciones obreras y a las masas en lucha, a sus piquetes de huelga y sus comités de autodefensa y los consejos obreros, ciudad por ciudad, región por región y a nivel nacional. Planteamos que es de vida o muerte poner en pie un verdadero Congreso de Delegados de Base de todas las organizaciones obreras que garantizaron la magnífica huelga general del 5 de mayo.

¿Por qué el EEK no ha hecho aún un llamado para generalizar y centralizar a estos organismos de lucha? ¿Por qué no ha llamado a poner en pie los piquetes y los comités de autodefensa para enfrentar a la represión ni comités de soldados para enfrentar al régimen y a las bandas fascistas que incluso los atacan a ellos mismos? Es criminal hablar del “poder obrero y el socialismo” sin llamar a poner en pie la milicia obrera y el armamento generalizado para combatir a las fuerzas represivas del Estado. ¡Ya lo demostraron los trabajadores y las masas explotadas en Madagascar y Kirguistán! Para conquistar el pan, para que no cierren las fábricas, para no ser despedidos, para alimentar a sus hijos, es decir para parar el feroz ataque que el imperialismo ha lanzado sobre las masas del mundo las clase obrera debe armarse como en Madagascar, que demostró que quien tiene armas tiene el pan; y para tirar abajo a los gobierno hay que hacer como los obreros super-explotados de Kirguistán. Es decir que para conseguir lo mínimo hay que luchar por todo.

La “huelga general indefinida” que propone el EEK termina siendo, objetivamente, opuesta a la estrategia revolucionaria del bolchevismo, ya que se opone a los soviets, al doble poder y, con ello, a que se abra la revolución en Grecia. Esta política prepara las condiciones para desgastar las energías revolucionarias de la clase obrera con una huelga general indefinida y con las masas desarmadas, permitiendo así que la burguesía descargue todo el peso de la crisis sobre las espaldas de los explotados, con bonapartismo, fascismo e incluso con la vuelta de los coroneles asesinos.

Sobreabundancia de direcciones traidoras y falta de un partido revolucionario: el límite al combate de las masas en Grecia

Estos son los costos para los trabajadores griegos y europeos por no tener, el proletariado internacional, un estado mayor revolucionario, un partido trotskista, internacionalista e insurreccionalista. Los renegados como la dirección del EEK, aún teniendo una gran influencia sobre sectores de la vanguardia obrera y juvenil, no han sido una voz valiente que proponga al proletariado un programa político para resolver el conflicto a su favor, más allá de que llenen su boca con consignas extraídas del programa del trotskismo.

Como lo expresaba Trotsky en la revolución española las masas no pueden improvisar en medio de la lucha, en el campo de batalla una dirección revolucionaria. El EEK lejos está de ser un partido pluma que nivele la balanza hacia la clase obrera. ¿Qué más se les puede pedir a las masas griegas que dijeron presente en cada uno de los combates decisivos?

El problema se reduce exclusivamente al factor dirección. Tan es así que las masas chocaron de frente contra la política de sus direcciones. Para nosotros se dio una situación muy similar a la de la revolución rusa en diciembre de 1905, en la cual en medio de la huelga general revolucionaria las masas clamaban por un combate superior.

En relación a ese histórico ensayo general revolucionario Lenin sostenía: “Pero la propia acción de diciembre en Moscú demostró palpablemente que la huelga general, como forma independiente y principal de lucha, ha caducado; que el movimiento, con espontánea e irresistible pujanza, desborda este marco estrecho y engendra la forma más alta de lucha: la insurrección” (“Las enseñanzas de la insurrección de Moscú” agosto de 1906, negritas insertadas).

Lenin explicaba cómo la huelga general tendía a transformarse en insurrección: “La huelga general se transforma en insurrección, ante todo, bajo la presión de las condiciones objetivas creadas después de octubre. Ya no era posible sorprender al gobierno por medio de una huelga general: éste había organizado las fuerzas de la contrarrevolución y éstas estaban preparadas para actuar militarmente. Tanto en el curso de la revolución rusa después de octubre, como la sucesión de los acontecimientos de Moscú en las jornadas de diciembre, son una asombrosa prueba de una de las profunda tesis de Marx: la revolución, al avanzar, engendra una contrarrevolución fuerte y unida; en otros términos, obliga al enemigo a recurrir a medidas de defensa cada vez más extremas y, por lo mismo, crea medios de ataque cada vez más poderosos. ” (Idem).

Y, en oposición a los balances de los mencheviques que decían que en los acontecimientos de 1905 el problema de problemas fue que el proletariado llegó demasiado lejos, cuestión que también podríamos recriminar al EEK en el sentido de que ocultaron el combate por la conquista de los soviet y el doble poder, y por lo tanto negaron la lucha por la insurrección. Por ende, claro está, la dirección del EEK se opone a que el proletariado supere el status de su combate y vaya más lejos de lo que ya ha llegado. Tal cual lo hacían los mencheviques, anulan el papel del partido revolucionario que le entrega al proletariado, como uno de sus aportes centrales, el arte de la insurrección- Lenin afirmaba lo que sigue: “Y hoy debemos, al fin, reconocer abiertamente la insuficiencia de las huelgas políticas; debemos llevar la más amplia agitación entre las masas a favor de la insurrección armada, sin tratar de oscurecer esta cuestión con frases sobre ‘etapas preeliminares’ ni de ocultarla en forma alguna. Ocultar a las masas la necesidad de una guerra de exterminio encarnizada, sangrienta, como tarea inmediata de la acción revolucionaria que se avecina, sería engañarnos y engañar al pueblo. ” (Idem).

La política del EEK es tan criminal puesto que las masas en Grecia tendieron a transformar su lucha en un conflicto declarado por el poder, esto es, en la insurrección. Pero han encontrado como respuesta a sus exigencias de combate no un programa y una dirección firme, que plantee los problemas de la revolución y la guerra civil con claridad, sino la cobardía y el confusionismo de las direcciones reformistas como el EEK. A los trotskistas de la FLTI esto no nos sorprende ya que hemos visto al partido hermano del EEK en Argentina, el Partido Obrero juntar votos para Evo Morales, el asesino de obreros y campesinos; ese PO que ayer llamó a apoyar al coronel Gutiérrez en Ecuador que fuera derrotado por las masas en las calles, ese PO que conforma el coro de reformistas que en la revolución Argentina cambiaron la consigna de “que se vayan todos que no que ni uno solo” por una Asamblea Constituyente con la burguesía. ¡Dejen de hablar en nombre del Trotskismo y la IV Internacional!
 
Los partidos que durante las cinco primeras huelgas generales revolucionarias en Grecia no le plantearon a la clase obrera la necesidad de avanzar a derrotar al gobierno y al régimen para abrir la revolución y hoy, le dicen que con una huelga general indefinida es posible “abrir el camino al poder obrero y al socialismo” son el ala “izquierda” de los socialimperialistas que en la cumbre de Madrid llamaron a fortalecer a esa Unión Europa de los carniceros imperialistas que masacran en Afganistán y saquean al mundo semicolonial. Es que han transformado esa herramienta de lucha política de masas, como es la huelga general, en acciones de presión sobre la burguesía. La huelga general, en manos de las direcciones reformistas del proletariado, termina siendo un paro de brazos caídos.

Huelga general indefinida para “abrir el camino al poder obrero y al socialismo” o huelga de presión para el 29 de septiembre son dos caras de la misma política. Por una y otra vía están para impedir que la clase obrera enfrente y derroque los gobiernos y regímenes imperialistas europeos. Es así que, hasta ahora, han impedido que el proletariado en Europa unifique sus filas en una huelga general revolucionaria continental. Han permitido así que los parásitos imperialistas pasen el ataque al conjunto de los explotados y ahora dicen convocar a una huelga general…para el ¡29 de septiembre! Una farsa. Mientras ellos declamaban su huelga los obreros del subterráneo en España seguían peleando aislados y hoy se vieron obligados a levantar la huelga y aceptar los planes de la burguesía imperialista, en tanto que el combate de las masas griegas ha sido cercado.

Para que el proletariado de Europa viva debe sonar en las calles de Atenas, Madrid, París, Londres en los países del Este y en Rusia, el grito de guerra ¡gobierno que ataca, gobierno que cae! ¡HUELGA GENERAL CONTINENTAL, YA! Desde las organizaciones de lucha de la clase obrera y los comités de inmigrantes hay que convocar a un Congreso Continental que centralice el combate de las masas desde Portugal hasta las estepas rusas y sesione en Atenas para romper el cerco de las masas griegas.

Opuesto al programa reformista del EEK, desde la FLTI decimos que para abrir una perspectiva de triunfo el proletariado griego y europeo debe seguir el camino de Kirguistán, que desarmando a la policía, en grandes acciones revolucionaria de masas, asaltó la ciudadela del poder y tiró abajo al gobierno de Bakiev abriendo la revolución.

A esa cueva de bandidos del parlamento europeo, ¡hay que oponerle la unidad internacionalista de la clase obrera europea y mundial! ¡Una sola clase, una sola lucha! ¡Abajo Maastricht y la Unión europea! A la Europa de los carniceros imperialistas y de los nuevos gobiernos burgueses del Este europeo y de Rusia, donde la lacra estalinista restauró el capitalismo, ¡hay que oponerle la lucha por los Estados Unidos Socialistas de Europa!

¡O se está con el ala izquierda de la V Internacional, los social imperialistas de los NPAs y su “Cumbre de los Pueblos” que traicionan y entregan la lucha de los explotados en todo el mundo, o se está con el programa de la Cuarta Internacional revolucionaria de 1938 de que se abra la revolución en Grecia como un episodio de la revolución europea y mundial!

 

POI-CI
Integrante de la FLTI

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