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La burguesía blande el látigo de la crisis de la economía mundial como chantaje contra las masas

Día a día millones de explotados ven cómo en Europa, EE.UU. y otras regiones del mundo, se caen las bolsas, se votan planes de ajustes que significan la perdida de  millones de puestos de trabajo, se extiende la edad jubilatoria, se reducen los salarios, se pierden las viviendas y se acrecienta el desempleo. Los bancos imperialistas fueron salvados por los Estados capitalistas, quienes para recuperar dinero atacan sin piedad a las masas.
Argentina, por más que la charlatana de la Kirchner hable de “la pujanza de la economía nacional”, siendo una semicolonia atada y sojuzgada por la economía mundial capitalista, no está ni estará exenta de los golpes del crack. Una crisis en Brasil o China, para Argentina significaría el hundimiento de su economía.
Frente a esto, el Kirchnerismo  y el conjunto de la burguesía aprovechan la situación a su favor, para chantajear con el fantasma del crack y la crisis a la clase obrera. Así dicen: “acepten mis condiciones o vuelve el infierno de la hambruna y la desocupación como en el 2001”. Con esto buscan aterrorizar a los explotados, mientras con la trampa de las elecciones avanzan en legitimar a las instituciones y blindar a su régimen para hacerle frente a una futura embestida revolucionaria de masas, como las que terminaron haciendo rodar las cabezas de Khadafy, Mubarak y Ben Alí.

Pero este chantaje no tendría fuerza sin la estricta colaboración de la izquierda reformista que enterró la consigna del “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, que las masas revolucionarias levantaban como himno de guerra en la revolución del 2001. Por el contrario, el “grito” de moda  del “Frente de Izquierda y los Trabajadores”, de Castillo y Altamira, es que “para que se escuchen nuestros reclamos” los trabajadores debemos votar por ellos. Pareciera ser que las direcciones del PO y el PTS -al igual que la Kirchner, Macri, Carrió, Duhalde, Binner- no quieren que vuelva el 2001 y la revolución, es decir, el camino para la resolución integra y efectiva de los problemas que afectan a las masas arruinadas del campo y la ciudad.
Por eso, contra esa “Santa Alianza” creada para que no se luche como vienen haciéndolo los obreros y explotados de Egipto, Túnez y Libia, los revolucionarios internacionalistas de la FLTI, militantes de la IV Internacional, les decimos a las masas que sin revolución no hay solución y que sin barrer a los gobiernos capitalistas no habrá pan, trabajo ni vivienda digna.
¡Abajo todas las direcciones de la V Internacional y del Foro Social Mundial!
¡Para que triunfe la revolución socialista, por la refundación de la IV Internacional!

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