volver al índice del Democracia Obrera Nº 55

Balance de las elecciones presidenciales en Argentina

Con un enorme caudal de votos, las transnacionales imperialistas y la patronal esclavista legitiman a su gobierno y su régimen para redoblar el ataque contra los explotados

El 23 de octubre pasado se realizaron las elecciones presidenciales en Argentina. En estos comicios la gran ganadora fue Cristina Kirchner que se alzó con el 54,11% de los votos -más de 11 millones de votos-, una verdadera votación histórica. Es que desde el año 1983, luego de la dictadura militar genocida, ningún presidente logró obtener tantos votos como la Kirchner. Solamente superada por Perón en la reelección de 1951 con el 62% y en 1973 con el 61%.
Sin embargo, en estos comicios se dio, desde el año 1916, la mayor diferencia establecida entre la lista ganadora y la segunda fuerza, que fue en este caso fue la lista de Binner que se alzó con el 16,80% de los votos, seguido por la UCR que sacó el 11,14%, luego Rodríguez Saa que terminó con el 7,96%, Duhalde con el 5,86%, Altamira y su “FIT” con el 2,30% y por último Carrió con 1,82%.
Estas elecciones constituyeron un enorme triunfo reaccionario del conjunto de la burguesía contra las masas porque con millones de votos han legitimado y fortalecido a su gobierno y con ello al conjunto del régimen de los explotadores, cuestión que deja en mejores condiciones a las pandillas capitalistas para redoblar sin piedad su ataque contra la clase obrera y los explotados.

La izquierda reformista, en sus balances electorales, han sobresaltado la “disgregación” de la “oposición”, la cual no logró constituir una fuerza alternativa que pueda sostener al gobierno kirchnerista ante posibles crisis, como lo hizo el peronismo en el 2001, que ante la caída del gobierno de De la Rua aportó al sostenimiento del régimen burgués con 4 presidentes. Ese régimen de partidos es lo que aún la burguesía no pudo recomponer. Pero eso no implica que el régimen esté debilitado, como afirman los reformistas. Todo lo contrario. Reafirmando el triunfo conquistado en las elecciones primarias del pasado 14 de agosto, la burguesía ha logrado fortalecer la figura de la antiobrera y gorila Kirchner –incluso con el kirchnerismo controlando las dos cámaras del Congreso a su antojo-, lo que le permite dar rienda suelta a un régimen más bonapartista contra los explotados.
Con un gobierno nacional legitimado por millones de votos, la burguesía intentará aplastar a la clase obrera y por esa vía terminar de asentar su régimen expropiador de la revolución. Así quieren imponerle un feroz infierno a los explotados al servicio de los fabulosos negocios que las pandillas capitalistas realizan a costa del hambre de las masas y el saqueo de la nación oprimida.

Los parásitos imperialistas ovacionaron el triunfo electoral de la Kirchner

Este contundente triunfo de la Kirchner es festejado por el conjunto de las potencias imperialistas y la patronal esclavista. La han felicitado los carniceros Obama, Sarkozy, Cameron, Merkel y Zapatero. También la vivaron cuando en la cumbre del G-20, estos piratas afirmaron que “debían aprender” de la reelección de la Kirchner, es decir, aprender de ella y de los prohombres de la “Revolución Bolivariana” que expropiaron el ascenso revolucionario y antiimperialista de las masas del continente de principios del siglo XXI, como la revolución argentina del 2001 y la boliviana de 2003-2005, y hoy demuestran ser los mejores aplicadores de los planes del imperialismo y garantes de los negocios de las transnacionales en el continente, al igual que los gobiernos pro-imperialistas del TLC. Incluso, luego de su triunfo electoral, Obama le concedió el pasado 4/11 una reunión bilateral a la Kirchner, donde ésta, como buena sirviente del imperialismo, le rindió pleitesía a “su majestad”, el representante del capital financiero yanqui.

Todos los directorios de las transnacionales, la oligarquía sojera, los banqueros y demás patrones chupasangres, se han reagrupado con el gobierno en un verdadero frente burgués comandado por el gran capital para redoblar su ofensiva contra las masas y sus organizaciones obreras.
Así buscan profundizar el “secreto” sobre el cual se sostiene el “modelo” y el ciclo de crecimiento en medio del marasmo de la crisis económica mundial: que han convertido a la Argentina en una gran maquiladora con la amplia mayoría de la clase obrera y las masas explotadas trabajando en negro, súperexplotados, con ritmos de producción infernales, con una inflación galopante que cada día hunde más el salario obrero, con millones de obreros desocupados y padeciendo terribles penurias. ¡Este es el festejo de todos los parásitos imperialistas que se frotan las manos de sólo pensar en las multimillonarias superganancias que continuarán realizando en base a la esclavitud y la miseria inaudita de las masas explotadas de Argentina, y a un redoblado saqueo de la nación oprimida!

Los explotadores intentan imponer un “kirchnerato”
para terminar de asentar el régimen expropiador de la revolución

Para avanzar en aplicar sus planes contra los explotados, la burguesía buscará asentar un kirchnerato, un gobierno fuertísimo con un régimen blindado y tan autoritario y bonapartista como fuera el menemato en los ´90, sin ningún tipo de elementos de colaboración de clases, y basado esencialmente en la institución presidencial y en la estatización extrema de los sindicatos, para mantener el férreo control de la clase obrera con los pistoleros de la burocracia de la CGT y la CTA. Así es cómo intentan terminar de estabilizar al gobierno y al régimen expropiador de la revolución de 2001.
De esto se trató el llamado de la Kirchner a todas las fracciones burguesas a la “unidad nacional”, luego de concretarse su reelección, postulándose ella como la que comandará los peores planes contra los explotados al servicio de todas las pandillas patronales. ¡La burguesía alista sus fuerzas y le ha declarado la guerra a los explotados!
Pero los verdugos de las masas saben muy bien que este fortalecimiento de su gobierno y régimen se dio en el terreno electoral, es decir en la superestructura, por lo cual, para asegurarlo deben imponerlo en la lucha de clases, propinándole una derrota superior y decisiva al proletariado y las masas oprimidas.
Las aspiraciones de las masas chocan y chocarán a cada paso con las rocas submarinas de la crisis económica mundial que están haciendo insoportable la vida de los trabajadores y sus familias. La incesante carestía de la vida, la inflación galopante y el tarifazo que se viene, pondrán todo a prueba. Ni hablemos si el MERCOSUR entra en recesión con el estancamiento de las economías brasileras y chinas. Los golpes del crac mundial, con Europa en ruinas, pueden provocar, de la noche a la mañana, que cambie la situación y la relación de fuerzas entre las clases, con el proletariado y los explotados irrumpiendo en lucha política de masas contra el gobierno y el régimen de los explotadores. Argentina no escapa a esta regla.

Las direcciones reformistas sometieron a las masas a esta trampa electoral

La trampa electoral fue impuesta a sangre y fuego, con el estado asesino descargando toda su furia contra las masas que osaron tocar la propiedad privada de las patronales y los monopolios imperialistas, masacrando en el Parque Indoamericano y en Ledesma, Jujuy; con cárcel como el caso de Oñate –delegado petrolero de Las Heras- y Olivera –dirigente del SITRAIC-, y persecución contra más de 6.000 luchadores obreros, populares y estudiantiles.

En esta trampa electoral las masas fueron llevadas, por traición de sus direcciones, a tener que optar en las urnas por alguno de sus verdugos. Esto no se debió a un supuesto “atraso en la conciencia de las masas”, como suelen plantear los reformistas. La clase obrera fue obligada a votar por sus explotadores por las abiertas traiciones de la burocracia sindical, esos carneros rompehuelgas que entregaron el salario obrero en las paritarias truchas y en el Consejo del Salario, y en cuanta lucha obrera hubo, no dudaron en romperles la cabeza a los trabajadores, como sucedió el año pasado con los heroicos ferroviarios del Roca –donde cayó asesinado Mariano Ferreyra- y este año con los docentes de Santa Cruz, que fueron brutalmente golpeados por una patota de la Uocra.
Y también, los explotados fueron obligados a votar por sus verdugos, por el pérfido rol que jugaron las corrientes de la izquierda reformista, que con su política de colaboración de clases, de llevar a la vanguardia obrera y juvenil a los pies del Ministerio de Trabajo y sus “conciliaciones obligatorias”, de la justicia patronal y sus supuestos “fallos históricos”, del Parlamento y sus denominadas “leyes progresivas” y demás instituciones de este régimen infame, enemigas de las masas, condujeron a la derrota al ala más combativa y abnegada de la clase obrera y el movimiento estudiantil.
Pero eso no es todo, incluso en el terreno electoral, estas corrientes de la mano del “Frente de Izquierda y los Trabajadores” (integrado por PO, PTS e IS) desplegaron abiertamente una política cretinamente parlamentaria y de frente popular, llamando a las masas a votarlos a ellos solamente para diputados, es decir, llamando a “cortar boleta” como coronación del veneno de colaboración de clases esparcido por estos partidos reformistas. 

El resultado electoral del “Frente de Izquierda y los Trabajadores” y el llamado al “corte de boleta”
¡Una política de “Frente Popular” y colaboración de clases!

En las elecciones presidenciales, el “FIT” obtuvo un 2,30% (503.342 votos) ubicándose en el quinto puesto. En cambio, para diputados nacionales que se votaron en 10 provincias, sacaron 660.000 votos, más de 150.000 votos de los conseguidos por la fórmula presidencial de Altamira-Castillo,
Esto confirma que se impuso la política de colaboración de clases del “FIT”, que en ninguno de sus spots publicitarios ni espacios de televisivos y radiales llamaron a derrotar al gobierno pro-imperialista de la Kirchner con la revolución proletaria, retomando el camino del 2001.
Por el contrario, su campaña electoral estuvo signada por el slogan de “para fortalecer la lucha por tus reclamos, diputados de izquierda en el Congreso”. Así estas corrientes levantaron una política de colaboración de clases, llamando a las masas a votarlos a ellos solamente para diputados y para presidente a la Kirchner.
Es más, el propio Altamira –candidato a presidente del “FIT”- planteó en una entrevista al diario Diagonales de La Plata del 28/07: “Querés defender a Cristina, bueno votala sólo a ella. Para abajo votá al Frente de Izquierda”;mientras Hernán Puddú –dirigente del PTS de Córdoba y candidato a diputado por el “FIT”- afirmaba al diario cordobés “Día a Día” el 14/10: “¿Por qué no una mujer al Ejecutivo y un obrero al Congreso?” y “Si logramos que la elección sea legislativa, nuestra fuerza tiene más chances”.
Esto fue, ni más ni menos, que un abierto y claro llamado a votar por esa gorila y antiobrera de la Kirchner, la comandante en jefe del ataque contra los explotados y agente de las grandes transnacionales y bancos imperialistas.
Como si esto fuera poco, el mismo día de las elecciones, Altamira en su cuenta de twitter escribió: “Corte de boleta K y diputados FIT, vamos preparando una alternativa de izquierda frente a la crisis capitalista”, mientras que, cuando se iniciaba el escrutinio, afirmaba que un electorado del kirchnerismo había votado por el “FIT” porque “si queda mucho por hacer (en relación al gobierno de la Kirchner, N. de R.), le vamos a dar una ayuda con diputados de izquierda en el congreso”. ¡O sea que con la Kirchner en el Ejecutivo y la izquierda en el Parlamento se puede construir una “alternativa de izquierda”! Nunca se había visto tanto esfuerzo para cubrir como “progresista” y “amiga de los trabajadores” a Cristina Kirchner, esa lacaya del imperialismo y asesina de trabajadores a la que no le tembló el pulso para masacrar a los jóvenes de Bariloche, a Mariano Ferreyra, a los mártires del Indomaericano y Ledesma. Esto demuestra que el “FIT” intervino en estas elecciones como una “colectora” de izquierda del kirchnerismo. Una actuación lamentable.

Esto es un verdadera estafa contra los explotados, que en durísimos combates enfrentaron a este gobierno asesino en las calles, a quienes el “FIT” les pidió sus votos en las anteriores elecciones primarias de agosto para poder presentarse en las generales de octubre. En dicha oportunidad, los dirigentes del “FIT” sí llamaban a votarlos a ellos para lograr sortear las trabas proscriptivas introducidas con la “Ley de Reforma Política” que establece que en las primarias cada lista electoral debe obtener una cantidad de votos superior al 1,5% del padrón electoral (aproximadamente más de 400.000 votos). Sectores de la clase obrera y los explotados acudieron en agosto a votar al “FIT”, donde obtuvo más de 512.000 votos.
Luego de que lograron poder presentarse en octubre gracias a las masas, los partidos que componen el “FIT” impulsaron su política de “cortar boleta” con la que se somete a la clase obrera a la burguesía. Esto es lo que confirma este resultado electoral. 500.000 votos para Altamira presidente, contra 660.000 votos del “FIT” para diputados. Más de 160.000 votos de colaboración de clases que demuestran que el “FIT” no es ninguna alternativa de independencia de clase.

Una vez más sobre la política cretinamente parlamentaria del “FIT”

Como mencionamos, todo el eje de la campaña electoral del “FIT” versó alrededor de “meter diputados de izquierda en el Congreso”. Lamentablemente, debido a que este régimen infame es totalmente proscriptivo –en primer lugar contra millones de obreros que no tienen ningún derecho-, el “FIT” no logró meter ningún diputado. En el caso de la provincia de Buenos Aires, no superaron la cláusula proscriptiva que dicta que se necesita superar el 3% del total del padrón electoral para tener posibilidades de conquistar algún escaño en el Congreso, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires y en Salta, donde obtuvieron más del 3 %, no pudieron superar el reparto de bancas parlamentarias que se aplica mediante el sistema D´hondt.
Pero esta cuestión no quita la responsabilidad de los dirigentes del “FIT”. Si hoy la clase obrera no tiene a sus parlamentarios es porque estas mismas corrientes se encargaron de liquidar todo intento de la vanguardia combativa de atalonarse y conquistar un punto de reagrupamiento de sus filas, poniendo en pie sus organismos de autoorganización y democracia directa para la lucha extraparlamentaria de masas contra el ataque de los patrones. Incluso se negaron a poner sus personerías jurídicas al servicio de conquistar una verdadera lista única votada a mano alzada por los obreros y estudiantes en lucha, para presentar batalla en el terreno electoral.
Estas corrientes afirmaron ante cada lucha que “no había condiciones” para centralizar a los sectores de la clase obrera y el movimiento estudiantil que estaban peleando para preparar y organizar un único y decidido combate para pegar como un solo puño contra los explotadores, su gobierno, su régimen infame y los carneros de la burocracia.
Por eso se negaron a poner su tribuna electoral y las organizaciones obreras y estudiantiles que dirigen e influencian al servicio de los combates centrales que libró nuestra clase y de conquistar un Congreso Obrero Nacional de delegados de base para unir las filas de los obreros en blanco, tercerizados, en negro, contratados, desocupados e inmigrantes. Las corrientes reformistas que integran el “FIT” dejaron pasar esta enorme posibilidad. Es que a no dudarlo, si desde el inicio de la campaña electoral estos partidos hubieran llamado a un Congreso para organizar la lucha en las calles, las fábricas y establecimientos contra el gobierno y la patronal, ¿qué obrero no hubiera dado su apoyo a un “Frente de la Izquierda y de los Trabajadores en lucha”?
Millones de obreros hubieran acudido a votarlo, se hubieran conquistado decenas de parlamentarios; pero lo más importante es que las masas contarían con un organismo donde centralizarse para presentarle batalla a su enemigo que le ha declarado la guerra y viene a por todas las conquistas de los explotados.

Todas estas cuestiones demuestran que el rol del “FIT” no era meter muchos diputados, sino, lamentablemente, privar a los obreros de organizar una gran lucha para conseguir sus “reclamos”, en un combate extraparlamentario, como se consiguió cada conquista de la clase obrera, que jamás vino de la mano de ningún patrón, parlamentario o juez, por más “progresista” que la izquierda lo quiera pintar.
Y en este punto, estas corrientes –fieles continuadores de esa escuela de falsificados del marxismo que fue la socialdemocracia alemana de Kautsky, Bernstein y Hilderding a principios de siglo XX-, fueron implacables.
No sólo subordinaron cada lucha a los pies del régimen burgués, sino que silenciaron desde sus spots publicitarios los enormes combates que libraba la clase obrera por sus demandas, en primer lugar, la de liberar a los presos políticos y juzgar y castigar a los asesinos de los mártires obreros. Como también silenciaron los enormes combates revolucionarios que la clase obrera y su juventud estaban librando en Chile por la “renacionalización del cobre sin pago y bajo control obrero para financiar la educación gratuita”, en Bolivia contra el asesino de Morales al grito de “¡Fuera Evo genocida! ¡Fuera las transnacionales!” y en todo el Norte de África y Medio Oriente donde se combate con la revolución proletaria contra los gobiernos y regímenes sirvientes del imperialismo, por el pan, el trabajo y la independencia nacional.
Es que la tribuna electoral del “FIT” estuvo al servicio de decirles a los trabajadores que la solución a sus “luchas” y “reclamos” se podía conseguir con leyes en el Parlamento antiobrero, es decir, que de la mano de esa cueva de bandidos la clase obrera podía conquistar sus demandas.

Fue así como estas corrientes se encargaron de legitimar al régimen burgués, vistiendo de “democráticas” a las instituciones patronales, y también a este gobierno maldito al que abiertamente llamaron a apoyar.
La intervención del “FIT” en las elecciones sólo le fue útil a las corrientes de izquierda para posicionarse en el régimen, pero no le sirvió a la clase obrera para organizar la lucha contra los capitalistas. Una participación electoral propia de la izquierda del régimen de la Constitución de 1853-1994.

Comité Redactor

 

 

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