EGIPTO: ¡QUE VIVA LA REVOLUCIÓN!

Al calor del combate de las masas palestinas en Gaza, la clase obrera y la juventud egipcia vuelven a la Plaza Tahrir, atacando la embajada yanqui y ganando las calles al grito de: “¡Mursi vete, vete!” y  “¡Los Hermanos Musulmanes se robaron la revolución!”

 

Al grito de ¡La Hermandad Musulmana se robó la revolución!, y ¡Mursi, vete, vete!, decenas de miles de obreros y jóvenes revolucionarios han vuelto a repletar con su combate la Plaza Tahrir, retomando el camino que iniciaran en enero del pasado 2011. Los mismos combates se repitieron en Alejandría, Port Said, etc. Con quemas a sedes de la Hermandad Musulmana, ataques a la embajada yanqui en El Cairo, y duros combates callejeros contra las fuerzas de represión mubarakistas, las masas revolucionarias anuncian que no permitirán que les expropien su revolución. Por su lado, Mursi, nombrado presidente en unas fraudulentas elecciones y que había juramentado “nunca reprimir al pueblo”, sacó a la policía a enfrentar la sublevación y los enfrentamientos dejaron dos muertos, más de 450 heridos y centenares de detenidos.

Desde hace poco más de una semana, la clase obrera ha comenzado a enfrentar abiertamente al gobierno de Mursi y los Hermanos Musulmanes y, con ello, al régimen expropiador de la enorme revolución egipcia que, como parte de la cadena revolucionaria que sacudió a todo el Norte de África y Medio Oriente, derrocó al dictador Mubarak en febrero del año pasado.
La chispa que terminó por re incendiar la pradera revolucionaria egipcia fue un decreto supremo emanado de la presidencia de Mursi, con el cual se atribuía poder casi absoluto, declarando que de ahí en adelante sus resoluciones serían “inapelables”, supuestamente para, como afirmó cínicamente él mismo, “defender la revolución”. Las masas revolucionarias declararon que esto era el autonombramiento de Mursi como el nuevo “Faraón” de Egipto. Esto se mezcló con la justa impaciencia y la sed de justicia ante la absoluta impunidad de los asesinos de los mártires de la revolución del 2011, que incluso fueron liberados por Mursi.

Pero, sin dudas, el factor que ha motorizado este nuevo round de la revolución egipcia, es el inaudito nivel de miseria que padecen las masas explotadas. La revolución egipcia del 2011 fue preanunciada por poderosas huelgas de los batallones más importantes de la clase obrera, y fue por el pan, el trabajo y la independencia nacional.
Al igual que en Jordania, reino artificial creado por el imperialismo en la Palestina histórica para cuidar las fronteras del sionismo, en Egipto la burguesía, en consonancia con la suba de alimentos a nivel mundial, comanda hoy un ataque contra la clase obrera, quitando subsidios y haciendo aumentar a niveles insufribles los precios de los alimentos, castigando con hambre y miseria al proletariado. Un 70% de desocupación golpea a la juventud obrera, y los salarios de hambre de millones de obreros han empujado a las masas a salir nuevamente a las calles, puesto que ninguna de las demandas que las empujaron a iniciar la revolución ha sido resuelta. De esta forma, importantes huelgas proletarias preanunciaron nuevamente la irrupción de las masas explotadas en las calles. Decenas de dirigentes sindicales y obreros en huelga fueron detenidos por luchar por aumento de salario y mejores condiciones de vida en las últimas semanas.

La clase obrera y los explotados de Egipto, precursores de la cadena revolucionaria que desde inicios de 2011 sacude a todo el Norte de África y Medio Oriente, han comprendido muy bien que el gobierno de Mursi, asentado en un régimen cívico-militar que mantiene intacta a la casta de oficiales del ejército de Mubarak –que sigue detentando importantes negocios-, no les dará el pan, el trabajo y la independencia nacional por la cual se sublevó el proletariado. Los Hermanos Musulmanes y su representante Mursi, como ya distinguen las masas, no son más que los expropiadores de la revolución obrera y socialista que se abrió en Egipto.

El combate de los trabajadores en Egipto irrumpió al mismo  tiempo en que las masas palestinas de Gaza eran asediadas por un sanguinario bombardeo por parte del ejército sionista, gendarme del imperialismo. En ese instante, centenares de combatientes egipcios cruzaron la frontera para ir a combatir junto a sus hermanos de clase de Palestina. El régimen y el gobierno de Mubarak, destruido por el embate revolucionario de las masas, actuaba como un vital dispositivo contrarrevolucionario del imperialismo yanqui en la región, para proteger las fronteras del sionismo, y sobre todo, para impedir que las masas egipcias y palestinas unifiquen sus filas en un solo combate contra el gendarme sionista, es decir, contra el imperialismo. Por eso Mursi se posicionó como “garante” del acuerdo de “alto al fuego” entre las burguesías palestinas y el sionismo; para proteger el muro de Rafah que, de ser derrumbado por las masas nuevamente, podría incendiar nuevamente un combate unificado de todas las masas explotadas de la región. Así, Mursi, lacayo del imperialismo, busca recomponer a Egipto como dispositivo contrarrevolucionario en la región.
Por su parte, las masas egipcias con su combate enfrentan a toda la ofensiva contrarrevolucionaria del imperialismo, cuya máxima expresión es el criminal genocidio que Bashar Al Assad, a cuenta del carnicero Obama, descarga sobre las masas sublevadas en Siria.

¡Abajo el gobierno de Mursi, continuador de Mubarak, y el régimen que se roba la revolución! ¡Fuera la Hermandad Musulmana, sirviente del imperialismo!
¡Comités de fábrica, de desocupados y comités de soldados para organizar un congreso de todos los explotados en la Plaza Tahrir y llevar al triunfo la revolución que comenzamos en 2011!
¡Milicia obrera y popular ya! ¡Destrucción de la casta de oficiales del Ejército financiada por el imperialismo!
¡Para conquistar el pan y el salario, expropiación sin pago y bajo control obrero de las transnacionales, el Canal de Suez y toda la industria! ¡Abajo el muro de Rafah! ¡Abajo los acuerdos de Camps Davis!

Mientras la burguesía mundial, y sus cacatúas de la izquierda reformista hablan sobre “primaveras árabes”, “revoluciones democráticas”, etc., lo cierto es que los nuevos combates revolucionarios en Egipto, Jordania, Palestina, Túnez, la heroica resistencia en Siria, etc., demuestran que la revolución no ha muerto, porque las masas no han conquistado ni el pan, ni el trabajo ni la independencia nacional:
                                                                                               
En Egipto, Túnez, Libia, Siria....
¡Ni “primavera”, ni “revolución democrática”! ¡Es la revolución obrera y socialista por el pan, el trabajo y la independencia nacional de la clase obrera y los explotados de todo el Norte de África y Medio Oriente!
                               
Con el ataque a la embajada norteamericana, la juventud y la clase obrera revolucionaria de Egipto retoman el camino de las masas libias y de toda la región que ajusticiaron en septiembre al embajador yanqui. Vuelve a sonar en las calles, como fuera en los ´70 al calor de la guerra de Vietnam, el grito de guerra de: “¡Yanqui Go Home!

¡No habrá paz, ni pan ni trabajo para las masas explotadas del Norte de África y Medio Oriente si no es con las banderas palestinas flameando en su capital Jerusalén! ¡De pie junto a las masas de Gaza para destruir el estado sionista fascista de Israel!

¡Por una Federación de Repúblicas Socialistas del Norte de África y Medio Oriente!

Pedro Gonzalez

 

 

 

 

 

 

 

 


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