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¡Abajo la reaccionaria Constitución de 1853-1994!

Para imponer el ataque de la reforma laboral, el regimen burgués en su conjunto desarrolla los mecanismos más bonartistas que le brinda la Constitución de 1853-1994. Así lo vimos durante toda la farsa electoral y tras el fortalecimiento que significó el resultado electoral.

Dos botones de muestra de esto son, por un lado, la estatización extrema de los sindicatos, con el Ministerio de Trabajo actuando como rector de los acuerdos con la burocracia sindical para imponer la reforma laboral que liquida los convenios colectivos de trabajo, y en la persecución del estado a las organizaciones obreras.
Por el otro lado, el accionar de la casta de jueces que, elevándose por sobre el resto de las instituciones de dominio, interviene para dirimir en las discusiones de las distintas facciones de la burguesía que se disputan el botín de las ganancias obtenidas a través de la administración de los negocios del imperialismo en el saqueo de la nación y la explotación a la clase obrera. Al hacerlo, la casta de jueces, con los poderes que le otorga la Constitucion de 1853-1994, avasalla las libertades democráticas más elementales como lo hizo en los procedimientos de encarcelamiento de Julio De Vido y Boudu.

A los socialistas revolucionarios no nos interesa qué pandilla burguesa se imponga o caiga en desgracia en la disputa de los de arriba. Pero no somos neutrales a la hora de defender las libertades democráticas porque, cuando se trata de atacar y perseguir a los trabajadores, todas las pandillas capitalistas utilizan los mecanismos bonapartistas que le brinda su constitución.
Es que las libertades democráticas son subproducto de la lucha de los trabajadores y no de la beneficiencia de los capitalistas y el imperialismo, que, para explotar a la clase obrera y mantener su dominio, buscan el régimen más totalitario que le permite la relación de fuerzas entre las clases. La pandilla de los Kirchner hoy en desgracia, no dudó un minuto en atacar, perseguir y matar al pueblo con las mismas instituciones que hoy utiliza la Justicia y el gobierno para correrlos de los negocios. Aún hoy pesa sobre los petroleros de Las Heras la condena a cadena perpetua dictada por los jueces de su “Justicia Legítima”.
Los paladines de la trasparencia y de la “lucha” contra la corrupción de hoy son, nada más y nada menos, que Macri y la pandilla de los “capitanes de la industria” amigos de Videla y Martinez de Hoz, que han realizado negocios con la plata del pueblo desde la mamadera del estado con cuanto gobierno hubo.

Aquí los corruptos, parásitos, delincuentes y saqueadores de la nación son la clase capitalista de conjunto y las transnacionales y banqueros imperialistas. En el régimen de la Constitución de 1853-1994 solo rige la democracia para una ínfima minoría de explotadores. Allí todo se resuelve a espaldas de los trabajadores, en los directorios de los grandes bancos, en los ministerios, en las embajadas. El fraude parlamentario sólo cumple la función de ser la envoltura dulzona de la dictadura del capital.
Los socialistas revolucionarios defendemos las libertades democráticas con el método de la revolución proletaria y somos consecuentemente impulsores de la lucha por la obtención de las demandas democraticas formales, a sabiendas de que es la clase obrera quien puede llevar esta lucha hasta el final, ya que la burguesía ha demostrado ser incapaz de hacerlo.
El FIT se ha transformado en la izquierda del régimen de la Constitución de 1853-1994, integrándose a la vida parlamentaria sin realizar ningún tipo de cuestionamiento a sus instituciones bonapartistas, como el Senado aristocrático, la figura presidencial con poderes de monarca, la Corte Suprema de Justicia que vela por los intereses de conjunto y las FF.AA. que están preparadas para intervenir en la vida política nacional cuando el resto de las instituciones de dominio son sobrepasadas por la lucha de los trabajadores y el pueblo. En la campaña electoral del FIT esta cuestión no existió directamente.

No le exigimos a las corrientes del FIT que luchen por la revolución socialista. Sabemos que han renegado de ella. Pero sí les exigimos que al menos sean democrátas consecuentes. Son la izquierda del “mundo del revés”, verdaderos enfermeros del sistema capitalista. Cuando las masas en sus combates abren crisis revolucionarias utilizan la consigna de Asamblea Constituyente como consigna de poder para someter a la clase obrera a la burguesía “democrática”, como hicieron ante la revolución en el Magreb y Medio Oriente. Pero cuando las demandas democráticas revolucionarias chocan abierta y directamente con las tendencias cada vez más profundas al bonapartismo de los regímenes burgueses -como ocurre hoy con el régimen de la Constitución de 1853-1994 en Argentina-, se niegan a levantar la consigna de Asambea Constituyente Libre y soberana para que la clase obrera sea quien acaudille la lucha por las demandas democráticas y en esa lucha ponga en pie sus organismos de autoorganización.
Los socialistas revoluciomarios no tenemos nada que ver con los pleitos de los de arriba. Todos ellos viven del robo al salario obrero. No existen burgueses honestos y buenos y otros delincuentes. Los Macri y la Carrió, la Cristina y De Vido, vienen todos de la misma cloaca de este sistema perverso.

No nos conformamos con que se juzgue a tal o cual representante de la burguesía por quedarse con un vuelto. Queremos juzgar a todos los capitalistas por ladrones y explotadores del pueblo y destruir sus instituciones de dominio. Luchamos por expropiar a los expropiadores y terminar con el sistema capitalista decadente con la revolución socialista. Pero mientras convencemos a los trabajadores y explotados de la justeza del programa socialista, no permitiremos ningún tipo de atropello a las libertades democráticas. Frente a la bonapartización de los regímenes burgueses, lucharemos por llevar hasta el final el combate por las demandas democráticas revolucionarias a sabiendas que no existirá la más minima de la democracia formal bajo el yugo imperialista y con el monopolio de las armas por parte de la burguesía.

Por eso estamos por una Asamblea Nacional Constituyente libre y soberana que rompa con el imperialismo, desconozca la deuda externa que ata la nacion al capital financiero y recupere las tierras de manos de los parásitos de la oligarquía terrateniente y las transnacionales imperialistas. Una Asamblea libre y soberana que sobre la base del reaccionario régimen de la Constitución de 1853-1994 instaure una sola cámara con poderes para legislar, juzgar y ejecutar, conformada por un delegado cada 50 mil habitantes, electos sobre la base de asambleas locales, con mandato y revocables en todo momento, para que se exprese el pueblo.
Esta Asamblea Nacional será libre y soberana si, como primeras medidas, decreta la independencia de la clase obrera y su derecho inalienable a organizarse como quiera, y la expropiación de los bancos imperialistas, sus monopolios y la oligarquía. Deberá resolver la disolución de la casta de jueces, los servicios de inteligencia y las fuerzas represivas del estado, que en este régimen son un verdadero ejército armado de más de 600 mil hombres que cuidan los negocios y la propiedad de los capitalistas y administran los negocios en negro de este sistema.

Una república obrera será un millón de veces más democrática que la más democratica de las repúblicas burguesas, porque podrá garantizar estas medidas elementales para que la democracia no sea un privilegio de unos pocos para poder explotar a la mayoria de la nación, sino que sea la democracia de los de abajo. Sólo un Gobierno Provisional obrero y popular, apoyado en las masas revolucionarias armadas, podrá garantizar que esta Asamblea Constituyente lleve hasta el final las resoluciones que enfrenten al imperialismo y defiendan a los trabajadores ante el yugo de los capitalistas.

Federico Espinosa

 

 


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