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La situación en el país y las tareas de los bolcheviques - leninistas
(Editorial de la fracción del ala Norte)

PZR Nº 10 de diciembre de 1932

Contenido:
Cap. I Bajo el signo del acumulamiento de desequilibrios
Cap. II A todo vapor en camino hacia una crisis política
Cap. III Orientación hacia la lucha de masas y en contra del liquidacionismo
Cap. IV ¡Juntos con la clase obrera al encuentro de nuevas batallas!
¡Proletarios de todos los países únanse!

 


Introducción


La siguiente editorial publica después de una larga pausa, durante la cual la línea política del consejo editorial de PZR no encontró repercusión de sus artículos publicados (sin tomar en cuenta las tesis sobre el peligro militar publicados en junio por S.G.SEVERNA y YV. Chastogo, sin participación de dos interesantes miembros de la editorial).
En este momento, la situación en el país alcanza tal complicación al punto que la profundización de las discrepancias en nuestro medio es inevitable. No es de sorprenderse que dentro del anterior equipo del editorial PZR no se encontró una voz común en relación a la valoración de las tareas de nuestro movimiento.
En este artículo no nos damos a la tarea de hacer un análisis completo y exhaustivo de la situación política y económica, sino nos limitaremos a hacer una valoración de la forma en que se ha desarrollado hasta este momento.  
Tampoco nos damos aquí una argumentación completa y detallada de las tareas tácticas que tenemos. Lo uno y lo otro los lectores podrán encontrar en las tesis “la crisis de la revolución y las tareas del proletariado”.
También se quedaron sin aclarar preguntas sobre el estado y la situación internacional a las cuales nos referiremos en artículos especiales.
I. Bajo el signo del acumulamiento de desequilibrios
Sería un error imaginar la política centrista como una línea matemáticamente recta, planificada y probada con la previsión creativa de la gestión económica planeada.
En realidad, tomando en general, durante varios años, es una imagen de zigzags erráticos, el resultado de un patético empirismo de mezquindad burocrática.
La misma aventura ultraizquierdista, este “segundo periodo de carnaval burocrático”, (“Problemas 1*”), a pesar de un aparente poder y su tendencia agresiva, se presenta a sí misma como un conglomerado de cambios de ritmo, primero moderados, después más acelerados y, por fin, después de la fractura del año 1931, bruscamente más lento.
No existió ningún planeamiento previo de dichos cambios de ritmo. El desarrollo de la industrialización en los últimos cuatro años presenta una mezcla de periodos de carrera frenética con interrupciones y retrocesos. Como resultado, el cumplimiento del plan de cinco años 2*se llevó a cabo en la medida en que los errores permitieron desempeñarlo. Los éxitos en algunas áreas se dieron no por razones de un crecimiento armónico general de toda la economía nacional, sino por el retraso de varias industrias líderes. En estas condiciones, al mismo tiempo, el desarrollo progresivo de la economía no puede continuar por mucho tiempo sobre la base del creciente agotamiento físico de la clase trabajadora.

Pasando bajo presión de las circunstancias de un sistema minimalista del bloque centrista de derecha a una política de ritmos acelerados de industrialización, la dirección stalinista alcanzó en los dos primeros años del programa quinquenal unos éxitos inesperados para ellos mismos, demostrando a todo el mundo las ventajas y las posibilidades de los métodos centralizados de gestión, hecho que hasta ahora había sido obstaculizada por la política del bloque centrista de derecha.
El consiguiente aceleramiento de los ritmos, que fue “una combinación entre aventurerismo y sabotaje”, destruyó el crecimiento ininterrumpido del proceso de producción y lo llevó a una “acumulación imprudente de desproporciones y contradicciones” (“Problemas”).
Esta política, ignorando las necesidades de la clase obrera, basada en la ausencia de contabilidad de recursos materiales y enfocados en construir una economía nacional cerrada, aislada del mercado mundial, significó en esencia la destrucción completa del principio de planificación.
Como resultado, tenemos una desigualdad extrema y desproporcional entre el desarrollo de diferentes esferas de la industria. La industria de construcción de maquinaria esta adelantada, toda la metalurgia y toda la extracción de combustible están muy por detrás. Esta contradicción es característica de la industria en su conjunto: no parece haber un solo par de industrias que se desarrollaran en la proporción prevista por el plan quinquenal.
Dicha política no podría sino conducir a una ruptura del equilibrio que se manifestó en una forma tan aguda a mediados de 1931. Desde entonces, la situación se ha complicado cada vez más por los nuevos problemas creando una imagen de desintegración general de la economía nacional, aunque por inercia en ciertos sectores algunos progresos continúan.
No vamos a dar aquí un análisis económico detallado. Pero en el orden de ilustraciones a las disposiciones anteriores presentamos algunos datos estadísticos característicos.
Ante todo, ¿Cómo se encuentra el sector de la construcción en general, en la que, como se sabe, ahora está la presión que provocan algunos billones de capitales muertos, inversiones destinadas a la inacción, y a las fábricas no terminadas de construir?
Debido a las considerables dificultades en el área de materiales de construcción y mano de obra, la construcción se está reduciendo gradualmente y los fondos se concentran en un pequeño número de proyectos de construcción. Por ejemplo, el plan de trabajo de capital anual inicial para 1932 en la metalurgia ferrosa se cumplió en términos de volumen físico para la primera mitad del año solo en un 21%. Aproximadamente la misma situación se desarrolla en la mayoría de las otras industrias. El segundo semestre del año presentará una nueva desaceleración en el área de la construcción.
En cuanto a la industria existente, ya en 1931 se presentó una disminución significativa en los indicadores de calidad, expresados ​​de acuerdo con los datos oficiales en el aumento en el costo en comparación con el año anterior en no menos del 5-6%. En el mismo año de 1931, comenzó un retroceso en la línea de indicadores cuantitativos en varias industrias. Esto se expresó no solo en un déficit significativo en el plan, sino también en una disminución de la producción en comparación con el año 1930.
1932 profundizará aún más este proceso. En especial la industria pesada presentará unos resultados trágicos en sus ramas principales. En general, en toda la industria pesada, el cumplimiento del plan en el primer trimestre, según datos oficiales, se expresó en un 86,6%, en el segundo trimestre 77,7% y en el tercer trimestre 67,9%. En otras palabras, la brecha entre el plan y la implementación real está creciendo.
En especial este fenómeno resalta de gran manera en la industria del carbón. Si en enero de 1932 en el Donbass fueron extraídas 4.245.000 toneladas en contra de las 4.425.000 toneladas programadas, o sea un 96% del plan, luego en junio del mismo año, la extracción mensual llegó a solamente 3.630.000 toneladas en contra de las 4.746000 toneladas programadas, o sea 76,4% del plan. Aún más demostrativas son las fluctuaciones en la producción de carbón en comparación con el año pasado, que en los últimos meses dan un cuadro de una desaceleración relativa de los ritmos de producción. Si en julio de 1932, en comparación con el mes correspondiente del año anterior, la producción diaria promedio se expresó en 107%, en septiembre hasta el 101,5%, en octubre hasta el 91% y en noviembre hasta un 89%.
Por lo tanto, con respecto al cumplimiento del plan para este año y en comparación con la producción real del año pasado, los indicadores cuantitativos de la industria del carbón del Donbass están empeorando mes a mes. Y esto a pesar de un aumento significativo en el número de trabajadores (20% más que en 1931) y en el número de máquinas (casi un 100% más que en 1930). Esta reducción en la producción en el Donbass es el resultado de una caída en la productividad laboral: si en enero de 1931 había 14,6 toneladas por trabajador, en enero de 1932 la extracción cayó a 13,9 toneladas, y en junio del mismo año a 12,8 toneladas, es decir resultó ser más bajo que en el peor mes de 1930. La situación no es mejor en la industria del carbón en su conjunto. Pero la extracción de petróleo cuyo ritmo antes adelantaba a otras esferas, empezó a desacelerarse bruscamente, experimentando un retroceso significativo en comparación al año 1931.
La industria minera trabaja también de manera muy insatisfactoria, en la cual el programa no realizado crece en los siguientes ritmos: I trimestre de 1932-80% del plan realizado, II trimestre 68% realizado, III trimestre 59,5% del plan.
Mientras tanto, las posibilidades de producción en la industria metalúrgica, aunque más débiles de lo previsto, en comparación a lo planeado han experimentado un leve aumento, es por eso que la extracción de minerales y de combustible durante todo el año se retrasó con respecto al crecimiento en la fundición de metales. De ahí que se experimenta una disminución notoria de las reservas de materias primas y combustible, en lugar de acumulación de estas reservas para el invierno como en años anteriores. Y esto, a su vez, significa una amenaza a toda la industria con nuevas contracciones en la producción.
Detengámonos más en la situación de la metalurgia en sí. En la metalurgia ferrosa, la capacidad de las unidades operativas en 1931 aumentó debido a la puesta en servicio de una serie de nuevos hornos de fundición y calderas de vapor. Sin embargo, el plan anual de puesta en servicio se cumplió en la primera mitad del año solo en un 16,7%. La segunda mitad no da los mejores resultados. En general, de los 26 hornos de fundición destinados a iniciar sus funciones en el transcurso de este año, solo se pusieron en servicio 9. De las 64 calderas de vapor, no se lanzarán más de 20. Y de los 21 laminadores planificados, solo 4 o 5 se pondrán en servicio.
Pero el número real de unidades no está suficientemente dotado de materias primas, ni de combustible ni de personal. Por eso, el crecimiento de la producción, aunque se presenta en los últimos meses, se da con grandes interrupciones y esfuerzo extremo solamente gracias a la introducción de nuevas unidades. Si tomamos en cuenta el resultado de los viejos hornos de fundición específicamente, tenemos que en junio, julio y agosto de 1932 presentaron una producción no solamente menor a la del año 1930, sino también menor a la de 1931. Así, por ejemplo, en junio, los viejos hornos de fundición producían por día 11.445.000 toneladas de hierro fundido en comparación con 11.570.000 toneladas en junio de 1931 y 13.553.000 toneladas en julio de 1930. El coeficiente de uso de los hornos de fundición se redujo al nivel de los años 1927/1928. Los nuevos hornos, aunque aumentan la fundición total de hierro en comparación con 1931, no utilizan su potencialidad proyectada, trabajando de manera muy discontinua.  
Basta con señalar el ejemplo de Magnitogorsk, cuyos 2 hornos alcanzaron como resultado la fundición de 2000 toneladas por día para el aniversario de octubre. Y en la tercera decena de noviembre se la redujo hasta 1000, y en ciertos días incluso hasta 200 toneladas por día. En general, la fundición de hierro por año alcanzará, en el mejor de los casos, la cifra de 6.400.000 toneladas en lugar de 9.000.000 toneladas, es decir 71,1% del plan. Con la fabricación del acero, la situación es aún peor: aparentemente, no superará el nivel de 1930, es decir 5.700.000 toneladas, que contempla solo el 60% del plan. La emisión de productos laminados en la primera mitad del año 1932 está por debajo del nivel de 1930 y, desde junio, incluso por debajo de 1931. Por este año, se expresará con una cifra de no más de 4.400.000 toneladas, es decir el 66% del plan.
La metalurgia no ferrosa se mantiene estancada, y en la primera mitad de este año solo se produjeron 16.000 toneladas, es decir, menos que en la primera mitad de 1928/1929.
En este contexto desfavorable para la industria pesada, solo se destacó la industria de tractores, que es algo así como un parásito en el cuerpo de la economía nacional, absorbiendo la mayor parte de las inversiones de capital y capital circulante. Pero, y aquí también, en el último tiempo se presentan signos de tracción que se expresan en una baja de la producción.
El deterioro de los indicadores cuantitativos en toda la industria está acompañado por una continua disminución en los indicadores de calidad, además, en todas las líneas: la calidad de la producción se está deteriorando y, al mismo tiempo, los gastos de producción han aumentado.
La mayor parte de la industria pesada ya en 1931, en comparación con 1930, dio un salto significativo en los costos de producción, en decenas de porcientos hacia la suba. 1932 muestra un mayor deterioro. Junto con algunas otras industrias, la producción automotriz ha sido una excepción hasta ahora, presentando una rebaja en los costos de producción. Pero esta disminución tiene un carácter relativo y se observa solo en nuevas industrias, en las que, al principio, durante el período de puesta en marcha, los costos de producción se encuentran en un nivel extremadamente alto. El hecho es que STZ y otras fábricas nuevas bajan sus costos de producción hasta que no hayan asimilado toda su potencia. Y luego son amenazados por un destino común, es decir, la transición a los aumentos de costos debido a las condiciones generales de la "mala gestión organizada" que prevalece en el país.
Sin detenernos en el trabajo de la industria ligera, en la que se manifiestan las mismas tendencias de rezago no con menos fuerza, nos limitaremos a constatar algo que es común para toda la industria que con el aumento de la masa de capital fijo (y este aumento realmente todavía se realiza, a pesar de presentar ritmos desacelerados en la construcción en general y enormes masas de capital muerto) los indicadores de calidad y muy frecuentemente de cantidad empiezan definitivamente a empeorar.
No analizaremos las causas de este fenómeno aquí. Básicamente, se reducen a la influencia desorganizadora que ejercen sobre la industria los métodos de gestión económica, su dirección general y su "línea general". El presente año que está concluyendo solo profundiza su influencia reaccionaria en la industria y en toda la economía.
En cuanto a los resultados generales del trabajo de la industria tenemos datos solamente de los primeros 9 meses. La producción bruta de toda la industria de valor agregado con los meses correspondientes de 1931, según datos oficiales, fue solo del 13,1%, mientras que la producción bruta del año 1931 en comparación con el año 1930 mostró un incremento del 21,7%. Recuerde que estos porcentajes representan al PBI como una expresión de valor total, y que con un análisis crítico hacia esos valores, ¡se encuentran diferentes distorsiones hacia el lado de un crecimiento! No hay ninguna razón para creer que los 3 meses restantes cambiarán significativamente la situación. En otras palabras, los indicadores cuantitativos del año 1932 no solamente están retrasados en cuanto al plan, sino que también quedan rezagados en relación a los ritmos del año 1931 (que a su vez estuvo por debajo del nivel de los primeros años del plan quinquenal), continuando la tendencia de un “injerto en putrefacción”. Lo peor es que los indicadores cualitativos presentan condiciones aún inferiores.
También observamos la misma tendencia hacia un deterioro gradual pero constante del área de transporte, que, a juzgar por su indicador más importante, la carga diaria promedio de los ferrocarriles, está un 25% por debajo del plan y está un 7-8% por debajo del nivel del año 1931. Y eso que los ferrocarriles representan el sistema circulatorio de la industria nacional.
¿Es posible esperar una mejora en el rendimiento de la industria si este sistema no cumple con los requisitos? ¿Acaso la estadística sobre crecimiento del PIB no lleva un carácter ilusorio y simplemente ficticio, teniendo en cuenta que su esencia material se mueve menos en comparación con el año pasado?
El mismo significado, que advierte sobre el peligro de una catástrofe económica, tiene la crisis del sistema monetario que se muestra cada vez más profunda. ¿Acaso no juega un rol sintomático el hecho de que los lideres responsables que conforman la Comisión de Planificación del Estado se ven obligados a expresar advertencias sobre la necesidad de "mantener un sistema monetario estable" y que "solo la disponibilidad de una moneda fuerte garantiza el normal desarrollo de la producción socialista en general"? (Véase el artículo de I. Smilga en la "Economía Planificada", Nro. 3 de 1932)
Pero lo más alarmante es que estos tristes resultados de 1932 en la industria, el transporte y las finanzas van acompañados de un nuevo retroceso de la agricultura que se ha visto afectada en años anteriores, cuando la táctica de una rápida reestructuración organizativa del campo basada en la colectivización burocrática dio un efecto económico negativo expresado en una reducción masiva de las fuerzas productivas en la agricultura.
Los métodos de economía centralizada en el campo a lo largo de los años han llevado al hecho de que las economías individuales menores, hayan cubierto hasta ahora solamente un aproximado de 40% de la población campesina y que se vean prácticamente privadas de tener la posibilidad de mantener su economía incluso dentro del marco de una producción simple. Sin embargo, además de eso, también el campesinado de las granjas colectivas *3se encuentra en tales condiciones que pierden el último estímulo para trabajar. Y las granjas estatales *4, en lugar de mostrarse, ante las granjas colectivas, como un modelo racional superior de la producción en la agricultura, en realidad están estancados en la cola, desacreditando la idea de la agricultura a gran escala.
En 1932, el continuo agio provocó un retroceso serio hacia la reducción no solo de indicadores cualitativos sino también cuantitativos de la agricultura, en la que la ganadería fue la más afectada. Si en 1930 el número total de ganado disminuyó en un 20% en comparación con 1928, en 1932 nos guiamos por las estimaciones más conservadoras a una cifra de alrededor del 50%. También en el área del cultivo del campo, tras la caída del factor cuantitativo, se vio afectado también el factor cualitativo. El deterioro en la organización del trabajo, la reducción en el abastecimiento de fuerza de tracción -a pesar del crecimiento del parque de tractores que no alcanza cubrir el trabajo del ganado que muere- y el descuido de la maquinaria agrícola, todo esto conduce inevitablemente a una caída en los rendimientos de la cosecha.
La desorganización progresiva de la agricultura ya se nota en el hecho de que durante el año 1932 ni siquiera la mancomunidad agrícola mostró mejores indicadores en comparación con los resultados totalmente insatisfactorios del año 1931. La siembra de primavera en la mayoría de las áreas se desarrolló a un ritmo más lento y terminó con escasez. El acopio de heno y ensilado por poco cumplió lo requerido. La cosecha de granos que de sobremanera fue tardía además presentó una gran escasez. La cosecha de girasoles, remolacha y otros cultivos técnicos fue igual de mala. El almacenamiento de pan y vegetales se desarrolla también a ritmos más lentos que los del año pasado.
Citamos también algunas cifras para Ucrania que se vio afectada en mayor manera en comparación con otras regiones por los experimentos centristas. En medio de la siembra de primavera de 1932, Ucrania que había empezado la siembra este año antes que el año pasado, para el 1 de junio alcanzó a sembrar solamente 15,8 millones hectáreas en contra de 15,9 millones de hectáreas sembradas para este periodo en el año 1931, y para el final de la siembra a la fecha del 1 de junio fueron sembradas 16,8 millones de hectáreas en contra de 18,5 millones de hectáreas del año 1931.

En cuanto a la campaña de recolección, en Ucrania se procedió a las siguientes tasas: de un total de superficie de cultivos de granos, de 17,2 millones de hectáreas (es decir 10,6 millones de hectáreas de cultivos de invierno y 6,6 millones de cultivos de primavera) fueron asignados para recolección 15,8 millones de hectáreas y luego el plan fue nuevamente reducido a 14,5 millones de hectáreas. De esta cantidad para el primero de agosto fueron recolectados solamente 8,2 millones de hectáreas en comparación con 13,8 millones de 1931, y al final de la cosecha, al cinco de septiembre 13,6 millones (cuando en 1931, ya para el 15 de agosto, fueron recolectados 17,6 millones de hectáreas, es decir 98% del plan). Por lo tanto, de toda el área de cultivos de granos quedaron sin cosechar 3.6 millones de hectáreas, o sea se puede considerar un 21% perdido.
En toda la URSS los ritmos de cosecha fueron también inaceptablemente lentos, incluso en comparación con el ritmo insatisfactorio del año pasado: hasta el 1 de septiembre de 1932 solo 64,7 millones de hectáreas se recolectaron, en comparación con 75,4 millones de hectáreas en 1931; y solo para el final del periodo de cosecha el área recolectada fue de 71,7 millones de hectáreas, en lugar de los 86,5 millones de hectáreas planificado, o sea solamente un 82,9% del plan.
No menos preocupantes fueron los resultados de la siembra de invierno. Para el 1 de septiembre, cuando la siembra real ya debería haberse completado, en Ucrania solo 5,1 millones de hectáreas fueron sembradas en lugar de los 7,5 millones del año pasado, y en toda la Unión *5– 26,5 millones de hectáreas, o sea 3,2 millones de hectáreas menos que en 1931. Finalmente, para la fecha del 10 de noviembre se plantaron 36,3 millones de hectáreas (86,7% del plan) en comparación de los 37,4 millones de hectáreas del año pasado. La siembra de otoño también se desarrolló muy pobremente: para el 20 de noviembre solo se labraron 24,5 millones de hectáreas frente a 33,9 millones de hectáreas en 1931.
Todas estas cifras no requieren largos comentarios: los resultados finales e insatisfactorios de la siembra de primavera de 1931, que duraron el doble de lo previsto, presentaron una disminución significativa en el rendimiento de los cultivos de primavera, los aún peores resultados de 1932 redujeron los indicadores todavía más; si los ritmos débiles de cosecha de 1931 conllevaron a grandes pérdidas de grano, entonces la lentitud tortuguezca con la que se recolectó el pan en 1932 mostró un efecto aún más negativo; si el incumplimiento de los planes para la siembra de otoño y el labrado otoñal de 1931 afectaron en gran medida la cosecha de 1931, entonces, un curso que se desarrolla de manera muy insatisfactoria de los trabajos de otoño de 1931, con mucha seguridad se reflejarán en la pérdida de la cosecha del año 1933.
¿Qué significan los resultados finales negativos de las principales granjas estatales de la gestión del año 1932?  Muestran una degradación progresiva de la agricultura en un contexto de más y más creciente resistencia y sabotaje de producción por el campesinado. De esta forma pasiva, es que se manifiesta la elección política del campo en contra de la gestión económica del sistema burocrático.
Y para la clase trabajadora todo esto significa un mayor deterioro en su condición material: la huesuda mano del hambre se hunde aún más en su garganta.
Comparando los resultados del trabajo de la industria y la agricultura, estamos convencidos que la política de "impulsos de estímulo" de la industrialización y la colectivización por todas partes se encuentra cada vez más en un callejón sin salida.
Vistos ya en 1930 en los límites de un desarrollo óptimo, impulsado por la imaginación desenfrenada de sus líderes, la economía nacional de la URSS presentó en el año 1931 una fractura, que significa la fragilidad de la política económica llevada a cabo. Sin embargo, el aventurerismo económico del centrismo tiene su propia lógica interna fatal: le fue fácil saltar de lo óptimo a lo máximo que volver de lo máximo a lo óptimo *6.
Los líderes stalinistas, comprendiendo ciertas causas para esta fractura -incluyendo algo tan significativo como el empeoramiento de las condiciones materiales de la masa obrera-, sin embargo, no captaron el hecho de la degradación de toda la "línea general" en su conjunto.
De ahí la naturaleza ilusoria del programa para superar la crisis, que fue delineado por las notorias "6 condiciones" de Stalin. Solo enfatizan la mezquindad de la burocracia. Ella vio la panacea principal para el estallido del caos en la transición a la autofinanciación y los métodos de organización del trabajo, que restauraron por completo el sistema de explotación capitalista. Sin embargo, los métodos de despotismo de fábrica, por si solos, no son capaces de dar un aspecto económico decisivo sin estar acompañados por una transición a métodos capitalistas del funcionamiento de la producción y el intercambio si no restauran las iniciativas y libertades económicas de competencia, aunque sea de una forma mezquina que ha sobrevivido bajo el capitalismo monopolista.
Pero la burocracia, que abolió la aplicación de métodos socialistas de gestión de la economía y la reemplazó y en contra de los estatutos prescritos (en lugar de la democracia obrera y el control de los trabajadores sobre la producción – hay un libertinaje administrativo total y un poder total de los ejecutivos sobre las condiciones laborales e incluso sobre la vida de los obreros), al mismo tiempo no pudo impartir su propia política de carácter capitalista de manera consistente, porque esto es imposible sin un cambio decisivo en la correlación de las fuerzas de clase, sin el uso de métodos de contrarrevolución política.
Sin poder evitar pisotear la frontera de demarcación alcanzada por ella hacia el capitalismo, la burocracia stalinista se esfuerza inútilmente por superar la crisis, inalcanzable bajo su liderazgo burocrático en estas condiciones. Y así, el año 1932 solo da nueva evidencia de la inutilidad de la política centrista.
En este sentido, el ejemplo de la reforma arancelaria llevada a cabo es bastante revelador. La transición a un sistema de explotación de trabajo progresivo a destajo fue cubierta por el lema de salarios crecientes, al menos para ciertas categorías de trabajadores en el sentido de "liquidación de la nivelación". De hecho, los métodos mismos de esta reforma, así como toda la política económica de ese año, esas 6 condiciones llevaron solo a un fuerte aumento de la inflación, es decir, prácticamente, significaron una reducción de los salarios reales.

Este ejemplo muestra, por cierto, que la política de coqueteo de la burocracia llega a su fin natural: todas sus "concesiones" a la clase obrera tienen un carácter ficticio, porque se anulan rápidamente por el aumento general de los precios del comercio libre y estatal.
El verdadero significado de esta "reforma" se encuentra en otra parte. La política llevada a cabo por el centrismo se basa en la explotación desenfrenada de las masas trabajadoras, en el desperdicio depredador de las fuerzas vivas del proletariado, en las privaciones y el hambre cada vez mayores. Esta política habría sido imposible si la burocracia no hubiera tomado medidas para debilitar la resistencia de la clase trabajadora dividiéndola y contraponiéndola entre sí en sus partes separadas. La reforma arancelaria que está orientada hacia la creación de una aristocracia obrera privilegiada y mejor remunerada sirve a tal objetivo.
Obligada a "ceder" bajo la presión de la clase obrera en un sentido, la burocracia, al mismo tiempo en otro sentido, pasa a la ofensiva en contra de sus intereses más esenciales. Después de los disturbios de verano, lanzando a los trabajadores una miserable limosna (los comedores comunitarios Ivanovskiy que recibieron 9 millones de rublos), la burocracia comenzó simultáneamente a tejer un nuevo plan, expresada en el famoso regalo de octubre, en forma de una ley draconiana contra los faltones, de hecho, dirigida contra los huelguistas, lucha en la que a la administración se le otorga el derecho de despedir obreros de la empresa y privarles de raciones de pan.
De esta manera, la burocracia estalinista, que cada vez está más atascada en el pantano de las contradicciones generadas por su política, "se está convirtiendo cada vez más en una herramienta potencial del bonapartismo" ("Problemas").
Pero es en este mismo momento que despierta la atención de la clase trabajadora, forzándola a tomar el camino de la resistencia revolucionaria a la política desastrosa de la burocracia.
Las tareas de la política centrista en el campo son igualmente importantes. La burocracia aún no ve toda la profundidad de la crisis que se está desarrollando en la agricultura y, por lo tanto, está tratando de encontrar una salida a la situación en el marco de la vieja política "general", tratando de introducir algunas enmiendas episódicas que por lo general son de carácter estacional: o regresa a la nueva era del comercio agrícola colectivo, o hace un giro hacia nuevas medidas de emergencia.
El estado de la agricultura no podía sino causar alarma entre la burocracia. La amenaza de una nueva huelga de siembra y cosecha se cierne sobre el país. En la primavera de 1932, se publicaron una serie de decretos, que parecían representar el comienzo de un giro decisivo en la política rural del centrismo. Pero estos decretos no recibieron mayor impulso. Habiéndose limitado a ciertas concesiones insignificantes, en esta etapa la burocracia no se atrevió a ir más allá del límite ya conocido.
La política "general" y total de la prodrazvyorstka *7 básicamente se mantuvo sin cambios. Por lo tanto, los nuevos decretos tuvieron poco efecto en el estado de ánimo del campesinado y no le causaron ningún "entusiasmo". El sabotaje de la producción en el campo continuó intensificándose: los tristes resultados en las granjas estatales mostraron esto con mucha evidencia.
Pero en otoño aparecen nuevas dificultades. La burocracia se enfrenta a la tarea de organizar las compras de granos. Y así, no sabiendo cómo encontrar la solución correcta a este problema, se dirige en la dirección opuesta.
El campo está sujeto a una mayor presión administrativa, que tiene como fin exprimir de él no solo los productos básicos que de por sí han sufrido una reducción, sino también una significativa parte de su fondo de consumo. En este contexto comienza una nueva temporada de persecución brutal del sector de granjas colectivas del campo, acompañada de feroces ataques contra los encargados de los distritos y otros representantes de base del aparato. Todo esto en una escala mucho mayor en comparación con años anteriores.
Finalmente, la intensificación de la lucha, que está ganando cada vez más fuerza, provoca la manifestación de una guerra económica y política uniforme en el campo. La mayoría de las áreas productoras - los Urales y la región del Volga, el Cáucaso del norte y Ucrania- son los principales centros de pan de la Unión, están casi en estado de sitio. Las ejecuciones y el exilio de comunistas y agricultores colectivos se introducen en el sistema y se convierten en los principales métodos de recolección de granos en las regiones productoras de la URSS. (Véanse los decretos pertinentes de S. Kavkazsky Krajkom, Uralobkoma, Wed. Volzhsk Krajkom, Comité de Región del Centro de Servicio Técnico y SNK. Ucrania).
En toda la política de la burocracia hacia el campo aparece un rasgo característico: al toparse en el sabotaje de producción por los campesinos de las granjas colectivas y suprimiendo la “resistencia de los kulak”, hipócritamente trata de mostrar su “preocupación” hacia el proletariado organizando en las ciudades el suministro de alimentos por persona.

Al mismo tiempo, inventando nuevas formas de suprimir al proletariado, la burocracia quiere mostrarle al campo que no sucumbirá ante las “crecientes demandas” y ante los “faltones y voladores *8” que llenan las fábricas y plantas.
Esta política de lucha en dos frentes, tan característicos del centrismo y antes del mismo, está asumiendo un carácter cada vez más trágico (para la burocracia), ya que cada vez reduce más la base del centrismo, contrastando cada vez más su política con los intereses de ambas clases principales del país: el proletariado y el campesinado.
Al mismo tiempo, esta política no resuelve las dificultades económicas, sino que, por el contrario, las profundiza, desorganizando totalmente el trabajo y la producción, tanto en la ciudad como en el campo.
Ante los resultados desastrosos de su política, la misma burocracia se confunde y vacila. Pierde la fe en la posibilidad de superar la crisis en los caminos de la "línea general", ella incluso duda en elaborar el tan proclamado segundo plan quinquenal, que tiene la tarea de establecer una sociedad sin clases.
Habiendo perdido perspectivas, la burocracia está en busca de fortalecer aún más el terror. La aventura ultraizquierdista, que marcó sus primeros pasos con la explosión de los levantamientos campesinos, se está acabando ante nuestros ojos y amenaza ser inundada en la sangre del proletariado.
Junto con el terror interno, la burocracia sigue siendo muy tentadora para los peones de las aventuras diplomáticas. Todos los esfuerzos de la diplomacia estalinista tienen como objetivo explorar, tras bastidores, las posibilidades de combinaciones con los líderes del imperialismo extranjero.
Cuáles son los límites que tienen ambas direcciones, solo podemos adivinar. Una cosa es cierta aquí y allá, ante la dictadura del proletariado, que la terrible amenaza de un golpe contrarrevolucionario está creciendo, como fin lógico de la aventura ultraizquierdista.
No podemos subestimar la vitalidad del poder burocrático, que se balancea entre clases y se apoya en un sofisticado sistema de engaño y violencia. Pero, si era prematuro intentar predecir su ruina en los años 29 y 39 *9, ya que los procesos aún no se habían completado y las oportunidades de maniobras y giros aún no se habían agotado, hoy la situación ha cambiado radicalmente y los plazos se están aproximando.
Y no nos corresponde a nosotros, la oposición leninista, escondernos de las perspectivas emergentes, por más duras que parezcan, y no debemos espantarnos ante los próximos acontecimientos decisivos, porque solo nosotros podemos ofrecerle al proletariado un programa claro de lucha, una clara salida de la crisis en la dirección proletaria.
II. A todo vapor en camino hacia una crisis política.
El desarrollo de la política centrista en los últimos años, con todas sus contradicciones y zigzags, ha sido el resultado de un entretejido muy complejo de relaciones de clase. Se reflejó en la acumulación gradual de elementos de poder dual, socavando el régimen de la dictadura proletaria.
Sin embargo, a pesar del hecho de que la preparación del bonopartismo ya se ha completado en muchos aspectos y de que los procesos de degeneración han ido muy lejos durante estos años, el comandante del centrismo todavía no ha logrado montar en el caballo bonapartista para la contrarrevolución campesina, porque el campesinado ha perdido los últimos remanentes de su confianza en la burocracia centrista.
Es por eso que el centrismo late en medio de las contradicciones y no puede liberarse de la trampa de una aventura ultraizquierdista. El golpe bonapartista requiere "sacrificios de perdón" por los pecados del centrismo. Después del 15 de marzo de 1930, tales víctimas fueron Bauman y otros "doblegados de izquierda" que pagaron con sus cargos. Desde entonces, pasaron más o menos unos 3 años. La aventura ultraizquierdista profundizó más la crisis económica y agravó las contradicciones de clase en el país.
Si en ese entonces se hubiera podido limitar a la existencia de un grupillo pequeño dentro del aparato, incluso un grupillo de mayor escala, entonces ahora con dificultad se podría conservar la tranquilidad en la dirigencia, ya que en una situación tensa como la actual cualquier cambio político significativo (incluido la que toma lugar arriba) se convierte en el empuje inicial para un movimiento político dentro del país y dentro del partido.

Con "víctimas" insignificantes ahora, ante la historia, no podrás limpiar tú nombre. Las fuerzas de las clases que empezaron a activarse requerirán un cambio de régimen en una u otra dirección, y esto último no se incluye en los cálculos del gobierno. Los acontecimientos que tienen lugar en el país atraen nuestra atención con una serie de características especiales que distinguen claramente la etapa actual en la historia de los

últimos años, como la etapa final del "período centrista" de la dictadura proletaria, que abre a una de dos variantes, hacia su restauración sobre una base superior, si el proletariado tiene suficiente poder para girar el volante en la dirección que necesita, o hasta su muerte final, si la contrarrevolución bonapartista toma la delantera.
La tensión extrema de la situación política plantea el problema del poder. El país sumido en un impasse económico y político, solo puede encontrar la salida en las vías proletarias o en el camino del neo-NEP, ya que la "línea general" stalinista se ha roto y se está agrietando bajo la presión de las contradicciones causadas por esto.
Cada uno de los nuevos decretos de la burocracia gobernante, cada uno de sus nuevos eventos, con más fuerza, revela la profundización del deterioro bonapartista. Ante nosotros, con la mayor claridad, está el proceso finalmente completado de su separación del proletariado. Apoyándose en el régimen plebiscitario, utilizando todos los métodos de violencia moral y física, hasta fusilamientos masivos de manifestaciones obreras, la burocracia concentró en sus manos todo el poder, gradualmente, paso a paso, privando a la clase trabajadora de los últimos restos de control sobre el aparato y sobre sus políticas.
Por eso, la lucha del proletariado en contra de la burocracia centrista actual, -esta segunda como una fuerza socialmente hostil que lleva la presión de las clases enemigas en contra del proletariado- es una de las formas de lucha de clases. Sin embargo, no importa cuán lejos haya llegado la burocracia en su política de represión, todavía está obligada a disfrazarla en forma de "adaptación al proletariado". Esto se expresa principalmente en su ideología específica, en términos de su contenido antiproletario y en una forma que representa un disfraz defensivo bajo el marxismo y el leninismo, modernizado a lo Stalin. Esto también se manifiesta en la preservación de varias instituciones de la dictadura proletaria, que la burocracia no puede destruir hasta que haya concluido un acuerdo abierto con la contrarrevolución.
Hasta entonces, la oligarquía estalinista, como cualquier poder pre-bonapartista, se ve obligada a "equilibrar para no caer, a coquetear para gobernar, a sobornar para complacer y mantenerse no solo con la bayoneta".
Maniobrando entre clases, y eso que sin destreza, la burocracia no siente que sea todopoderosa y que gobierne por unanimidad sobre las clases. Esto explica el peculiar carácter confuso de sus decretos, que alternativamente da fuertes golpes a los intereses vitales de las dos clases principales del país y, al mismo tiempo, se ve obligada a realizar maniobras que enmascaran sus verdaderas intenciones.
Es cierto que este acto de equilibrio se produce sobre una base cada vez más estrecha. Por lo tanto, los elementos de coqueteo en la política burocrática están dando lugar cada vez más a la intimidación general, y las concesiones toman un carácter más parecido a pobres limosnas que no son capaces de generar ninguna ilusión.
En esta situación, el aparato está mostrando una tendencia a limitar cada vez más sus actividades a un círculo estrecho de oscurantismo terrorista, habiendo perdido ya hace tiempo la posibilidad de gobernar dentro del marco normal de la legalidad soviética.
Todas las actividades de los órganos de gobierno del país se centran en el fortalecimiento de la arbitrariedad administrativa. Los comisionados locales y sátrapas del gobierno central liquidaron cualquier autogobierno local y tutelan el tribunal y la represión en la ciudad y en el campo, en las fábricas y en las granjas colectivas. El uso de la sangrienta arbitrariedad del GPU se está generalizando cada vez más hacia las nuevas masas, no solamente a los campesinos sino también a los obreros.
Por eso las posibilidades de una salida reformista de la crisis se están terminando cada vez más rápidamente. El proletariado aún conserva la posibilidad de restaurar su dictadura a través de la reforma, pero, gracias a la profunda degeneración de la burocracia, esto se está volviendo cada vez más problemático. La peor opción, la guerra civil, es cada vez más posible.
Sin embargo, la degeneración, por más lejos que haya ido, aún no ha alcanzado el límite cuantitativo más allá del cual se produce un salto cualitativo. Y aunque "los líderes ideológicos y organizativos de la contrarrevolución han penetrado profundamente en los órganos de la dictadura del proletariado", "entre la función actual del aparato y la de mañana, habrá que derramar la sangre de una guerra civil".
Al mismo tiempo, el problema del poder no será resuelto por la burocracia bonopartista, por mucho que desee, sino por clases cuya lucha feroz es cada vez más probable.
Pero si alguien empezara a levantar noticias que llegaran a nosotros sobre múltiples episodios sangrientos de una guerra civil, se llegaría a la conclusión de que la última etapa que nos separa de una restauración capitalista ya habría sido aprobada, lo que constituiría un grave error. Por el momento, todavía no estamos lidiando con una batalla general, cuyo resultado decide la victoria de uno u otro bando, sino solo con puestos avanzados por separado, cuyos resultados de ninguna manera prejuzgan el resultado final y ni siquiera hablan a favor de la inevitabilidad de la guerra civil, sino solo nos advierten sobre sus posibilidades que son cada vez mayores.
No hay duda, el aparato, o mejor dicho la dirección tiene una intención cruel. El verdugo sangriento de los trabajadores de Ivanovo, Kaganovich *10, posiblemente por nada se detendría a acribillar con lluvia de plomo no solo a mil obreros.
Pero, afortunadamente, esta cuestión no solo será decidida por los kaganovichies. La clase obrera de la URSS, que se ha convertido en una gigantesca fuerza revolucionaria, no inclinará la cabeza ante los agresores y, al darse cuenta del peligro que amenaza, con una poderosa fuerza les arrebatarán las armas ilegales que usan y les despojarán de aquel poder que le había sido arrebatado al proletariado.
Y la facción centrista dominante en sí misma no constituye una masa monolítica contrarrevolucionaria. Y en el momento decisivo, sufrirá una rápida diferenciación en los principales ejes sociales.
Ya ahora, bajo la presión de la situación, comienzan esos reagrupamientos que preparan la descomposición y la desintegración del aparato, lo privan de solidez y se destacan en él, junto con los organizadores que acechan de un posible golpe contrarrevolucionario, personas desconcertadas y asustadas que temen al mañana.
Solo esto puede explicar la doble naturaleza contradictoria de las actividades recientes de la burocracia, su indeciso pisoteo en temas de política económica, sus intentos de encubrir sus fracasos económicos con nuevas represalias brutales en todas direcciones, dictadas por la vana esperanza de intimidar a las clases y retrasar la terrible venganza.
Pero cuanto más se manifiesta la incertidumbre y la vacilación de la gestión económica, más se encamina la burocracia en el camino del terror, más rápido se marcan los elementos de la crisis política emergente. Las fuerzas bonapartistas, que atrevidamente dictan sus demandas, se están volviendo cada vez más descaradas en el país. Pero el proletariado cada vez con más claridad llega a un punto de alarma y se está volviendo más activo bajo la influencia del contexto muy tenso que prepara la tormenta. Y no puede quedarse sin tomar parte en todo lo que acontece el partido de 3 millones de personas, liquidado como una vanguardia voluntaria del proletariado y que encierra en sí embriones de dos bandos de la guerra civil. Su flanco bonapartista de derecha se prepara para liderar la contrarrevolución. El ala proletaria de izquierda del partido, destrozado y desorientado, está buscando vínculos con la oposición leninista que ha sido llevada a la clandestinidad, lo que debería ayudarlo a encontrar su lugar al frente de la clase trabajadora que lucha. Entre estos dos flancos queda una masa sin forma de elementos intermedios, que aún no es capaz de darse cuenta de la gravedad de la situación, incapaz de extraer de ella todas las conclusiones necesarias.
Pero los primeros efectos del estruendo que se ha dado, los primeros signos de la reactivación iniciada por las masas obreras ya ha puesto en las circunstancias el veneno de disgregación. En ese momento, incluso Zinoviev y Kamenev, que habían traicionado más de una vez la causa del proletariado, se vieron nuevamente obligados a vacilar hacia la izquierda y con esto señalar el principio de la diferenciación del estancamiento del partido. Estos y varios otros signos muestran que el ritmo se está acelerando, las clases están entrando en la lucha. Que estalle la tormenta purificadora de la indignación proletaria, que sin ayuda es capaz de aplastar las fuerzas de la contrarrevolución latente.
Presagiando los terribles acontecimientos que están madurando en el país, no es totalmente inútil estudiar más a menudo y con cuidado los hechos individuales que sirven de pronósticos, que nos indican que se acerca el momento decisivo. Es cierto que la información a nuestra disposición es extremadamente escasa. Pero incluso lo que sabemos con certeza atestigua la transición de la resistencia proletaria al régimen burocrático a una nueva fase. De una forma de protesta pasiva como rotación de personal, ausentismo masivo en las reuniones (votación con los talones *11), a formas activas como huelgas y manifestaciones, esa es la manera de revitalizar el movimiento obrero. Esto muestra que el período de reacción social y política no tuvo tiempo de borrar de la conciencia del proletariado aquellas formas de lucha a las que estaba acostumbrado y a través de las cuales sabe cómo ganar.

Bajo la presión de una crisis económica cada vez más profunda, el proletariado políticamente oprimido está siendo llevado a un grado extremo de empobrecimiento. La explotación alcanza un tamaño tal que amenaza

con la decadencia física. Pero la inestabilidad de las condiciones de vida es uno de los factores más importantes del desarrollo revolucionario y, como dice LD, "saca de equilibrio al obrero más tranquilo". Y en esto se centra el motivo de los alegatos de la masa obrera. Sin embargo, el régimen existente no proporciona un marco legal para la lucha económica. La imposibilidad de llevarla a cabo la impulsará al rápido desarrollo hacia formas políticas, en este contexto el estupor de la reacción concluirá con mayor rapidez: “el destino de la revolución de octubre será decidido por millones y decenas de millones”.
No hay duda de que los eventos de Makeevsk, Ivanovo y otros son solo los primeros síntomas del inminente levantamiento revolucionario. Pero los primeros ríos de sangre proletaria, derramadas por los Kaganovich, estallarán y levantarán nuevos destacamentos de la clase obrera para luchar. Bajo una lluvia de balas, el descontento pasivo de las masas tomará la forma de una acción revolucionaria abierta y cada vez más intensa.
De similar forma a la del rol histórico, que a su tiempo jugaron la carnicería del 9 de enero para la primera revolución rusa *12y los acontecimientos leninistas de los levantamientos revolucionarios para los años 1912-1914, como la grave sacudida que tuvieron lugar los días de julio de 1917 durante la preparación de octubre, de la misma forma la masacre de Ivanovo (cuya fecha exacta aún desconocemos) moviliza la indignación proletaria en todos los centros industriales de la URSS. En este sentido, no se puede subestimar el significado revolucionario de este acontecimiento.
En los acontecimientos sucedidos en Ivanovo y otros, en los que la clase obrera está emprendiendo el camino de la lucha activa por sus derechos, lo nuevo es, por un lado, el poderoso alcance del movimiento espontáneo masivo, por otro lado, el embrutecimiento de la burocracia que sobrepasa su poder, que no dudó en hacer uso de medidas sangrientas para reprimir a los huelguistas desarmados.
Por supuesto, no es accidental que los trabajadores de Ivanovo estuvieran a la vanguardia: este es uno de los destacamentos proletarios más avanzados del país, relativamente poco afectados por la división causada por los intrusos y sometidos a las peores condiciones materiales de existencia. Las razones para la revuelta, por supuesto, fueron más que suficientes. Y la situación alimentaria extremadamente difícil fue el primer impulso, que reveló el descontento acumulado de los trabajadores y le dio una forma comprobada de huelgas y manifestaciones.
El economismo espontáneo que se apoderó de los trabajadores de Ivanovo es bastante natural. Tras haberse sumido en una grandiosa lucha contra su burocracia local, que recortó las escasas raciones proletarias, los obreros escasamente esperaban que la oligarquía gobernante, representada por el opríchnik *13 estalinista Kazanovich, declarara su protesta contrarrevolucionaria dirigida contra el poder soviético.
Y solo cuando el gobierno central asumió la responsabilidad del tiroteo llevado a cabo, los trabajadores en carne propia se convencieron de la profunda relación que existe entre la economía y la política. Sin embargo, subestimaríamos el papel tardío que desempeña el tiempo en el desarrollo de la conciencia de masas, si nosotros llegáramos a la deducción de que todas las conclusiones políticas ya han sido hechas por la mayoría de las masas obreras. Y, aunque mucho se ha acumulado el descontento espontáneo y masivo de las masas en contra de la burocracia, ellas se pronuncian de manera organizada y consiente solamente si hay una vanguardia enérgica y abnegada.
La burocracia está resistiendo tercamente la activación de las masas, tratando de quebrar su intervención en pedazos. Por lo tanto, no se puede negar que los acontecimientos se llevarán a cabo en la misma secuencia observada en el año 1917 e incluso antes, en la revolución de 1905. No se puede justificar un método de analogías simples con el proceso de desarrollo del movimiento de masas de la clase obrera a periodos anteriores de su historia. En las condiciones de un feroz régimen terrorista, el movimiento conducido a la clandestinidad puede desarrollarse en formas ocultas hasta que reviente en la forma de una poderosa explosión.
Nuestra tarea es acelerar el proceso de registro político de las masas y facilitar la selección o la vanguardia de combate. La oposición leninista solo cumplirá su propósito si toma correctamente en cuenta la importancia del factor subjetivo, dará una orientación adecuada a la lucha de las masas, las introducirá a una corriente organizada, les ofrecerá sus consignas, que llevarán a las masas al camino correcto.

Los acontecimientos de Ivanovo ponen ante nosotros muchas interrogantes que son objeto de controversia en nuestro colectivo. La actitud hacia ellas es una piedra de toque para todas nuestras agrupaciones y tendencias, del mismo modo que los acontecimientos leninistas en su tiempo tuvieron un significado tremendo para el partido proletario en el sentido de probar su carácter revolucionario. En ese momento, los bolcheviques se templaron en la lucha contra los mencheviques que, echando espuma por la boca, estaban en contra del "motín de destello *14”, contra el "entrelazamiento" del movimiento económico y político del proletariado.
Y de esta forma y ahora tenemos que soportar una gran lucha contra los partidarios de la pasividad, que como los mencheviques, liquidadores de esa época, por un lado, afirman que la lucha económica "por un pan de trigo" no puede tener un carácter revolucionario, y al mismo tiempo, expresan temores de que el movimiento económico no se "complique" con alzamientos políticos.
Al copiar a sus predecesores históricos, nuestros liquidadores retratan al movimiento obrero como una fuerza ciega y espontánea que se puede dirigir en cualquier dirección, que pueda usarse para cualquier aventura como Kronstadt. Representan las últimas acciones de los trabajadores como una lucha por la "libertad de comercio", como una fuerza que impulsa a Stalin a liquidar "los restos creativos del curso izquierdista" y a reemplazarlo con el neo-NEP. Van incluso más lejos, ofreciendo buscar el origen de las fuerzas revolucionarias del país no en la clase obrera, cuya naturaleza revolucionaria cuestionan, sino en el aparato burocrático, cuya fuerza, según ellos, puede desempeñar el papel de "salvadores de la patria socialista". Poniendo al revés todas las relaciones reales, actúan como cómplices abiertos de la burocracia en su lucha criminal contra la clase obrera.
Mientras tanto, para cualquier verdadero bolchevique leninista, debe quedar claro que la única fuerza revolucionaria capaz de combatir la contrarrevolución es solo la clase obrera, históricamente establecida en la hegemonía de la revolución.
En su época, los eventos de verano jugaron un gran papel, ya que consolidaron en torno al Partido Bolchevique todos los elementos revolucionarios que, debido a su impaciencia chocaron con el ultraizquierdismo, apasionándose por el otzovismo *15, el sindicalismo y otras corrientes radicales que provocaron su expulsión de la corriente principal de la lucha política del proletariado. No fue casualidad que precisamente el auge de la lucha de clases, que marcó su punto de inflexión con la acción de los trabajadores leninistas, llevó a la liquidación y al desgaste de todos los movimientos ultraizquierdistas y a la concentración de todas las fuerzas revolucionarias de la clase obrera en torno a los bolcheviques.
Hay una serie de señales de que el inicio del movimiento en el país llevará a la correspondiente unificación de todos los elementos verdaderamente revolucionarios de nuestro movimiento, que todos los camaradas amantes del radicalismo extremo, ahora, cuando de lejos escucharon "el paso uniforme de los batallones de trabajadores", adaptarán su paso excesivamente apresurado, al movimiento relativamente lento, pero firme y constante de las sólidas reservas proletarias. Por otro lado, renegados en decadencia, escépticos desesperados y pasivistas indecisos reciben un estímulo determinante para que finalmente tomen una decisión y se retiren al otro lado de la línea que nos separa de la burocracia estalinista. El ascenso del movimiento de la clase obrera conducirá inevitablemente a esta nueva reagrupación política en nuestras filas, sin la cual la movilización de las fuerzas revolucionarias es imposible.
III. Orientación hacia la lucha de masas y contra el liquidacionismo.
En los cambios bruscos de la historia, en los momentos cruciales del ascenso del movimiento de masas, la dirigencia del movimiento a menudo no está a la par.
La crisis de liderazgo se refleja en el hecho de que está rezagado con respecto al crecimiento del movimiento, no comprende la importancia de las tareas que enfrenta y no tiene en cuenta la fuerza revolucionaria del movimiento. En otras palabras, el liderazgo es demasiado débil para asegurar la victoria del movimiento. Y las masas, abandonadas a sí mismas, que no reciben directivas o reciben directivas erróneas, son derrotadas tan pronto como el lado contrario es capaz de persuadirse de la debilidad del liderazgo de la lucha revolucionaria.Por lo tanto, ante la recuperación emergente del país, nuestra primera tarea es proporcionar a las masas la existencia de una vanguardia que sea capaz de una orientación rápida y que sea lo suficientemente eficiente como para no diezmar en el momento decisivo frente al peligro. La tarea de crear tal vanguardia, que concentra la conciencia revolucionaria y la voluntad de la clase, es en esencia la tarea de restablecer el partido en base a esos elementos dispares pero vivos que se encuentran en el núcleo proletario del partido y fuera de él, en los estratos políticamente consientes de la clase obrera que formalmente se encuentran fuera de las filas del partido.
Esta tarea de restaurar el partido recae naturalmente en la oposición leninista. Pero la oposición podrá cumplir su propósito si se libera de toda indecisión, de cualquier vacilación como las ya vistas en una parte de sus cuadros en este momento.
De ahí la importancia de la lucha continua dentro de la oposición por una perspectiva política clara, por una línea táctica clara. El largo proceso de diferenciación dentro de la oposición se ha intensificado nuevamente debido a la exacerbación de la lucha de clases en el país. La nueva recaída por el peligro de la derecha en nuestras filas tomó la forma de una campaña revisionista más o menos disfrazada contra los principios básicos de nuestro movimiento.
No debemos sobreestimar la importancia de nuestros divisionistas, no los vamos a erigir al nivel de la "línea de avanzada de vanguardia". Sin embargo, no podemos no poner atención en esos procesos que están madurando dentro de nuestro colectivo. Tenemos que darnos cuenta de que el descubrimiento conocido y triste de F-va de que los stalinistas "se convirtieron en el ala izquierda del partido", y la oposición leninista "se convirtió en un bloque de derecha y centrista en la clandestinidad", es solamente la forma más abierta de ese caos ideológico, que involucra más profundamente los elementos de derecha divisionistas.
Tenemos la exposición más completa y coherente de las posiciones liquidacionistas en las famosas tesis de M. B. y M. y en los artículos de autores individuales de esta venerable troika.
Estas tesis, liberadas de una cáscara de fraseología radical y a momentos ultraizquierdista, nos dan el cuadro más sombrío de la postración política y la renegación.
Al rechazar explícitamente la teoría de la revolución permanente, rechazan la premisa básica de esta teoría del crecimiento inevitable de la actividad de combate del proletariado mundial y defienden la tesis opuesta que habla sobre el agotamiento de los recursos morales y físicos del proletariado y también sobre la única posibilidad de retroceder su movimiento ante la arremetida de la pequeña burguesía que acapara más y más nuevas posiciones.
Postulando el punto de vista que la plataforma bolchevique leninista ha mostrado su "ineficacia histórica", están tratando de demostrar que los "Problemas" del camarada Trotsky contradicen todos sus documentos anteriores y orientan a la oposición en el camino de "reconocimiento que este es el problema, o sea”, poniendo a la oposición "como la base de este sustento".
Encubriéndose en la máscara de solidaridad con las conclusiones económicas de los "Problemas" y distorsionar y tergiversar en todos los sentidos la evaluación del camarada Trotsky de la política económica del centrismo, prueban que la aventura ultraizquierdista es "la etapa inevitable de la revolución" y que la oposición debe "hacerse responsable" de sus resultados. Inmediatamente tratan de fundamentar la idea absurda de que la alianza de la clase obrera con el campesinado fue restablecida sobre una nueva base mediante el plan "ininterrumpido" y "quinquenal en cuatro años".
En otras cuestiones los autores de las tesis ya no hacen polémica con el camarada Trotsky de una manera encubierta, sino culpándole de “dogmatismo” y “unilateralidad”. Al mismo tiempo, ellos, del grado más categóricamente posible, se estrellan en contra de la tesis sobre la liquidación del partido, demostrando al revés, que ella -el partido- se ha reconstituido en la única probabilidad de dictadura”.
A pesar del hecho de que la concepción semi-menchevique y semi-centrista de M.B. y M. rompe abiertamente con todos los principios de la oposición leninista, dentro de nuestro colectivo hay camaradas que reciben con hostilidad todo intento de critica a esta concepción. Esto se explica de la siguiente forma, estos compañeros tienen una opinión que se diferencia muy poco con la posición de M.B. y M., o sea, frecuentemente las diferencias se reducen solamente a que las formulaciones son muy maleables y ambiguas, es necesario leer entre líneas. Su esencia centrista de izquierda está fuera de dudas.
Analicemos con mayor detalle el sistema bajo la mirada del camarada DL. Se basa en una evaluación incorrecta del papel de la burocracia y el centrismo. En el contraproyecto de tesis de los camaradas DL y K se lleva a cabo la idea de que la contradicción entre la clase obrera y la burocracia es “una contradicción entre la amplia masa de proletariado y su élite burocrática”. De aquí nace la posición de que estas contradicciones no pueden salir de los límites de la clase y que la lucha en contra de la burocracia se constituye como parte interna de la lucha de clases. Tal posición implica una evaluación incorrecta de las perspectivas futuras. El camarada DL no ve que la futura degeneración bonapartista se encuentra en el mismo centrismo. Por eso, él ve que la tarea de la reforma es la prevención de un posible "golpe al centrismo", llevada a cabo desde el exterior por fuerzas de la contrarrevolución bonapartista, sin darse cuenta que es en el mismo interior del centrismo que madura el peligro para la revolución.
Esta incorporación de la burocracia estalinista dentro de la clase obrera y la contraposición del centrismo al bonapartismo son el fundamento de las pasivas tácticas y el temor al despliegue de un movimiento obrero de masas predicadas por el camarada DL y sus partidarios. En materia de política económica, los errores del camarada DL se reducen a: la negación del rol de los dirigentes como un factor independiente por si mismo, creador y profundizador de las crisis, a la defensa de la teoría del crecimiento general de la economía nacional de la URSS sobre la base de las políticas aplicadas por los centristas, a la negación de la necesidad de la alianza entre la clase obrera y el campesinado; de esta negación es que nace la lucha feroz en contra del programa del restablecimiento de la NEP leninista. Finalmente, en el campo de la política internacional el grupo del camarada DL apoyó la táctica del centrismo en Alemania y otros países, mostrándose en contra de la consigna del frente único en la forma que fuera propuesta por Trotsky.
No nos detendremos aquí en otros errores del camarada DL, ni en sus intentos de dar una formulación teórica de sus puntos de vista, que es una parodia de la teoría de la revolución permanente.
Dejaremos de lado los puntos de vista desarrollados por otras agrupaciones existentes dentro del colectivo que, en un grado u otro, desconfían del movimiento de masas del proletariado, de hecho se rinden a la línea general estalinista, a la que están dispuestos a defender en contra del mismo grupo centrista que, según su opinión, la ha llevado a cabo de forma insuficientemente coherente (ver las declaraciones de VK, l., T-va, y otros).
Es bastante claro que, en materia de tácticas, todas estas tendencias se funden en un solo bloque de renegados, liquidadores y pasivistas a diferencia de los consecuentes e inconciliables "cerrados" partidarios del camarada Trotsky. Este bloque, por supuesto, trata de esconderse bajo el disfraz de lealtad a los principios de la oposición, combinando esto con una relación liberal hacia todo tipo de desviaciones dentro de su medio en dirección al bolchevismo.
Entre las corrientes individuales de este bloque, los conciliadores están estancados inútilmente, declarando todos los "matices" de puntos de vista iguales en derechos, ya que surgieron sobre la base de nuestra organización y aún no rompen formalmente con ella. Al considerar todo tipo de desacuerdos como "insignificantes", estos conciliadores declaran la lucha ideológica con las disputas generadas por las "influencias personales", pero en realidad no solo oscilan entre los grupos que luchan, sino que como siempre sucede con los oportunistas, contribuyen a la lucha de los renegados contra los verdaderos defensores de la línea leninista.
Por lo tanto, en el momento de la crisis política que se avecina en el país, nuestro colectivo se divide en dos subfracciones opuestas con diferentes puntos de vista sobre la situación en el país y las tareas de nuestro movimiento.
No hay duda de que, en el momento actual, cuando las tareas de la lucha pasan a primer plano, la cuestión principal en disputa será cada vez más las cuestiones tácticas. Estas cuestiones son decisivas dentro de nuestra vida de aislamiento.
Y aquí debemos, con toda la claridad necesaria, proponer la solución de estas cuestiones, que consideramos indispensables para cualquier bolchevique leninista genuino. En primer lugar, observamos categóricamente todas las acusaciones de que el proletariado puede ser la fuerza impulsora de la contrarrevolución. Por el contrario, el análisis de la situación en el país muestra que el camino de una contrarrevolución solo pueden abrirse al negarse a movilizar las fuerzas de la clase obrera.
Si la oposición leninista, en relación al núcleo obrero del partido, no logra plantear y organizar la lucha de las masas trabajadoras contra la burocracia, entonces la victoria de la contrarrevolución será inevitable. Toda clase de vacilaciones e indecisiones en el despliegue de acciones de combate de la clase obrera se verá amenazada con una intensificación de las fuerzas de clase hostiles y la victoria de la peor variante. De la misma manera tiene un significado decisivo para nosotros la cuestión sobre los métodos de lucha de la clase obrera.
La oposición, por supuesto, hará todo lo posible para organizadamente preparar un movimiento. Pero si los plazos resultan insuficientes, los bolcheviques leninistas no deberían seguir siendo espectadores pasivos: deben unirse a la lucha para, en el transcurso de ella, darle el carácter más organizado de todos.
Ninguna huelga, ninguna manifestación proletaria debería permanecer sin la participación de nuestros cuadros organizados a voluntad.
Y a este respecto tenemos todo el derecho de aplicar a las condiciones actuales las palabras del camarada Trotsky, que dijo en 1914: "La crítica en relación a las huelgas espontáneas es relevante solamente para la vanguardia del proletariado. Cuando la crítica se convierte en una condena para cualquier tipo de lucha de huelgas desorganizadas. Ésta se vuelve en una fuerza conservadora que disuade y desalienta a los obreros en lugar de empujarlos hacia adelante”.
En estas circunstancias, la principal tarea nuestra será - nuevamente utilizando la instrucción bien conocida del camarada Trotsky - "traer tanta unidad, planificación y conciencia como sea posible a la lucha de masas que se desarrolla espontáneamente".
El inicio de eventos decisivos nos obligará a plantearnos todas las cuestiones tácticas, nos obligará a contraponer el frente único de todos aquellos que tienen como norte un movimiento de masas, en contra de aquellos que, junto con la burocracia, califican a la clase trabajadora como "Kronstadters".
Se acerca el día en que el poder de los eventos nos obligará a separar a nuestros enemigos de nuestros amigos en función de cómo responden a la pregunta: ¿con quién debemos ir? con la clase obrera o la burocracia. Y quien tenga por lo menos una pizca de dudas, “¿no deberíamos tratar de evitar los métodos activos de lucha?”, ese será solo un lastre en nuestras filas. Porque pues esa lucha, la que hoy empieza la masa obrera por sus intereses vitales proletarios, sin importar en qué grado de conciencia política se encuentre hoy, es el único punto de partida para una posible victoria de la dictadura del proletariado.
Por ello, apoyamos el lema propuesto por el colectivo minoritario en su discurso recientemente emitido (ZPR No. 27/ X 32): “¡La lucha de los trabajadores por el pan contra la política del hambre es nuestra lucha!” Es alrededor de este lema que debe unirse el frente único de todos los luchadores verdaderos por la causa del proletariado.
Poniendo como objetivo hoy, la lucha en contra del miedo masivo, que representa en esta etapa el peligro más inmediato y más candente para nuestro movimiento, solo sobre esta base imaginamos la posible unión y la consolidación de nuestras filas.
Si en el flanco derecho del colectivo estamos lidiando con una enfermedad senil de indecisión, en la cola, respectivamente, el miedo infantil de seguir adelante juega su rol. La principal condición para nuestro éxito es que nuestra política sea comprensible para las masas, de modo que estas masas aprendan nuestras consignas y luchen conscientemente por ellas. Por lo tanto, la tarea principal de nosotros, como fracción proletaria revolucionaria, es encontrar un camino concreto que lleve a las masas en ascenso espontáneo a comprender las tareas de clase de su lucha. Sin que las masas obtengan su propia experiencia política, ninguna de las luchas vanguardistas más decididas y desinteresadas podrá proporcionar una ventaja a nuestras fuerzas.
Sin embargo, camaradas de la minoría a menudo presentaron consignas que mostraban que no toman en cuenta el trabajo de masas para aclarar nuestros puntos de vista, para preparar una intervención organizada de toda la clase junto con su vanguardia.
No nos detendremos en el análisis de todas nuestras diferencias con el colectivo minoritario y nos limitaremos aquí solo a los puntos de vista más erróneos que son característicos de las agrupaciones individuales de este colectivo. Esto incluye, sobre todo, la teoría de la negación de la dictadura proletaria, que prueba la existencia de una forma especial de estado, un estado burocrático, como una transición a una dictadura burguesa. De esta teoría lógicamente emana la negación de un ajuste táctico hacia la reforma.
Ambos se basan en una subestimación del poder de clase del proletariado, en la subestimación de las posibilidades para el resurgimiento de la dictadura proletaria, y por lo tanto representa una "caricatura reaccionaria de la realidad" (LD). A esto se refiere también la teoría de la culminación de los procesos de diferenciación en el partido, que como si "el stalinismo ya hubiera dejado de ser centrista, por eso los de la derecha no solo son despojados, sino que en muchos aspectos ya fueron superados". Aquí tenemos un intento de adelantarnos a los acontecimientos, mientras que la lucha de clases aún no ha llegado a tal grado de agravamiento como para que un golpe de estado contrarrevolucionario sea conformado abiertamente con la participación del partido oficial compuesto de dos partes.
También debemos señalar lo incorrecto de actitudes tales como el reconocimiento de la política centrista actual en el campo como una política kulak totalmente establecida, como una afirmación: que el bonapartismo pasó de ser perspectiva a ser un hecho (camarada Avel). Debemos demarcar enfáticamente nuestro desacuerdo con esos puntos de vista erróneos, según los cuales el fracaso de la aventura ultraizquierdista se debe casi por completo a la imposibilidad objetiva de la construcción socialista (camarada P-l).
Sin tomar en cuenta lo lejos que pueden llegar, a veces, las fuertes desviaciones de carácter doctrinal en algunos camaradas del grupo de la minoría, él en general, en sus presentaciones oficiales encuentra posible dar definiciones (formulaciones) a cuestiones controvertidas, que la discusión sobre ellos de ninguna forma se presenta como imposible, por lo menos en el último tiempo. Esto se evidencia al menos en una declaración emitida recientemente por los editores de "ZPR" (en lugar de la vanguardia), que establece su actitud hacia los principales problemas del momento. A pesar de que posiciones poco aceptadas por nosotros se expresen en esa declaración sobre cuestiones selectas y que, en dicha declaración y sin ninguna justificación, se presenta un reclamo a la herencia exclusiva de la línea histórica de la oposición y, claramente con un conservadurismo organizativo, el sentido general de este documento indica un acercamiento significativo de los camaradas k-va y m-va con la posición por nosotros defendida.
Es el hecho de que el comité editorial de “ZPR”, en nombre de su equipo, emite un documento del cual se han eliminado algunos de los puntos más polémicos, y esto se hace de manera que la presentación no pierda su naturaleza actual, sino que, por el contrario, se beneficie en términos de cubrir los problemas políticos más graves, esto muestra que la redacción se ha embarcado en el camino de registrar las necesidades reales de la masa obrera, sobre la cual no todas nuestras discusiones son comprendidas a pesar de existir posibilidades de avance.
Esa línea es la mejor garantía de que nuestras diferencias se resolverán en el curso del desarrollo de la lucha de masas. Nos complace observar que la interpretación de los temas tácticos que se dan en el documento nos permite la posibilidad de acuerdos con el colectivo minoritario, tanto en nuestra lucha común contra la burocracia gobernante, como en la lucha contra el liquidacionismo y los renegados que han hecho un nido dentro de la propia oposición.
Reconociendo que este es un paso decisivo hacia adelante desde la política sectaria de doctrinalismo extremo que a su tiempo el grupo “VB” acompañó, creemos que en este camino todos los elementos genuinos de izquierda de los bolcheviques leninistas podrán encontrar la mejor base para consolidar sus filas en una poderosa fracción, lo que nuestro movimiento necesita ahora. En este camino, la formación de la vanguardia, que puede asumir la organización de las masas, se verá enormemente facilitada.
IV. ¡Juntos con la clase obrera al encuentro de nuevas batallas!
No hay duda de que, en comparación con el volumen colosal de las tareas que enfrenta la oposición leninista, sus fuerzas todavía son insignificantes. Todavía no cuenta con una base organizativa masiva en la clase obrera. Todavía no puede desenvolver el trabajo a tal escala de que su línea política sea la principal y orientadora y no así un componente pasivo de la lucha general de la clase obrera.
Ante nosotros todavía queda la tarea de restaurar las relaciones desgarradas en la clase obrera, la tarea es hacer frente, sobre la base del movimiento obrero en ascenso con el sector proletario del partido, con toda la vanguardia, con todos los elementos políticamente conscientes de su clase, con el fin de provocar el levantamiento de toda su masa.
Con este objetivo, la oposición contribuye a la formación política de todas las agrupaciones opositoras que surgen espontáneamente dentro del partido y dentro de la clase obrera. El lema de unir a todos los elementos revolucionarios del proletariado para luchar contra el estalinismo por la restauración del partido y la dictadura del proletariado reunirá alrededor de la oposición todas las fuerzas militantes del comunismo.
Al mismo tiempo, solo organizando la lucha directa de las masas contra la burocracia podremos lograr la penetración profunda de nuestras organizaciones en las masas y el liderazgo real de estas últimas en la lucha por la dictadura. Por lo tanto, necesitamos influir simultáneamente en la conciencia y voluntad del proletariado, a través de una amplia propaganda y agitación de nuestras ideas y consignas, y también existe la necesidad de acelerar el trabajo organizado global. Dependiendo del grado en que ellos puedan vincular la ejecución de estas tareas en el trabajo de masas, usando cada expansión del colectivo para la profundización de una conciencia política de las masas, en cada paso del fortalecimiento de la lucha de las masas, será para nosotros más fácil lograr una victoria decisiva sobre la burocracia.
Por supuesto, el contenido de nuestro trabajo entre las masas es de suma importancia en nuestra lucha, no solo desde el punto de vista de la formulación de consignas claras y correctas. Estas consignas deben iluminar los objetivos que persigue la masa, deben mostrarle las formas más confiables de lograrlas. Al mismo tiempo, ellos mismos deben estar claramente diferenciados en consignas de propaganda que aún no se pueden realizar en las condiciones que se han desarrollado hasta el momento y en lemas vigentes, cuya implementación directa estamos haciendo como nuestra tarea inmediata. Sin embargo, no debe olvidarse que los lemas específicos actuales no se derivan simplemente de las consignas propagandísticas generales de la plataforma, sino que están en estrecho contacto con la situación real en el país que puede cambiar fundamentalmente nuestra política actual.
Así, por ejemplo, la consigna general de la lucha por una genuina política proletaria de industrialización bajo condiciones específicas del momento, extremadamente complicadas por la política centrista de aventura ultraizquierdista, toma la forma de una consigna que pasa de ritmos agotadores “máximos” a un ritmo óptimo, o sea más ventajosos para la clase obrera desde el punto de vista de sus principales intereses, sin detenerse a una reducción del proyecto global. Del mismo modo el lema de colectivización de las granjas campesinas en el contexto actual se refracta en un lema concreto, de rechazo a una política de colectivización incesante, a un lema de selección escrupulosa y la preservación de solamente granjas saludables, vitales y ante todo necesitadas, llena de voluntariedad del movimiento campesino. No hace falta decir que poner tales consignas signifiquen que abandonamos las viejas consignas de la oposición de industrialización y colectivización. Solo muestra que nos vemos obligados a tener en cuenta los resultados desastrosos de la política estalinista y a ofrecer una salida a la crisis que no podemos implementar sin medidas de transición.
En cuanto a nuestras consignas políticas comunes en la esfera del Estado y el partido, ya que están orientadas hacia una profunda reforma de la dictadura proletaria, y no para reemplazarla por ningún otro sistema, su implementación no requiere una ruptura radical de los cimientos del régimen social establecido por la revolución de octubre, sino a una restauración del mando de la clase obrera a través del retorno de funciones normales a los consejos y sindicatos y a través de una regeneración del Partido Comunista. Para esto, antes que nada, es necesario privar a la burocracia gobernante del poder usurpado al proletariado.
En otras palabras, en esta área, básicamente defendemos la consigna de una democracia proletaria a gran escala, cuya realización es una condición esencial para la restauración total de la dictadura del proletariado. Las formas y métodos de lucha que propagamos entre las masas no difieren de los métodos probados y habituales de la lucha de clases. El proletariado que se levanta hacia la lucha no le pone límites a sus medios. Si las condiciones lo requieren, entonces la huelga general y el armamiento del proletariado (al menos en la forma de una reconstitución de la Guardia Roja de los trabajadores) pueden convertirse en consignas de acción de masas, ya que ninguna clase ha renunciado al uso de los medios más extremos de autodefensa y ofensiva.
El significado más importante actual en la primera etapa de la lucha, sin duda debe tener una consigna de cambio, reelecciones voluntarias y secretas de partidos, sindicatos y soviets, órganos ejecutivos que pueden convertirse en el primer paso para desarrollar las tácticas de la ofensiva política del proletariado. (Este lema se presentó por primera vez en el proyecto de comisión en la sección “Táctica” del documento del colectivo en noviembre de 1931).
Proponiendo este lema allá donde la lucha de las masas trabajadoras brota espontáneamente, enfatizamos ante ellas la gran importancia de la organización que eleva el movimiento al más alto nivel. El principal hilo conductor de todas nuestras consignas es "la lucha irreconciliable contra el estalinismo en el campo de los problemas políticos y económicos". ("Problemas") Y el método principal de su implementación es la activación de la lucha de masas.
Pero desde la orientación hacia la lucha de masas, es necesario sacar todas las conclusiones políticas y organizativas. Nuestras consignas no deben ser abstractas, deben brotar de las demandas y necesidades inmediatas de las masas. Para ser más exactos, debería establecerse un sistema completo de consignas especiales con una orientación completa hacia la concentración de fuerzas revolucionarias proletarias en el partido de base reclutado, el sindicato y las organizaciones soviéticas que están siendo restauradas por iniciativa de las masas. Serán los pilares de nuestra lucha contra las fuerzas de clase enemigas, que se centrarán más probablemente y principalmente en torno a los aparatos burocráticos. Solo a través de la conquista de organizaciones proletarias de masas es posible abordar realmente el cumplimiento de nuestro principal lema político sobre un cambio de toda la política interna internacional, en interés del proletariado, lo cual es imposible sin un cambio de la dirigencia estalinista traicionera y en bancarrota.
Por lo tanto, una de nuestras tareas más importantes es la creación de una amplia red clandestina de nuestras organizaciones en todas las fábricas y plantas, dentro del partido y los sindicatos.
Todo el conjunto de consignas anteriores asegurarán el correcto desarrollo de la lucha solo si su contenido específicamente proletario se complementa con una serie de consignas capaces de disgregar el frente antisoviético en el campo, sacando a los pobres de la creciente influencia kulak y dirigiendo el gran descontento de los estratos sociales inferiores del campo a un cauce de lucha revolucionaria en pro de la política leninista experimentada y probada que vincula al proletariado con el campesinado, con un firme soporte solo en la pobreza.
El núcleo contrarrevolucionario del aparato, que ha perdido el poder sobre las masas trabajadoras, utilizará todos los medios para evitar que ejerzamos influencia sobre el campesinado pobre. Ya que para esta última, de ningún modo es indiferente qué y con qué métodos se llevará a cabo la liquidación de la aventura ultraizquierdista, y qué clase medirá las concesiones del campesinado. Por lo tanto, nuestros puntos de vista con relación al campesinado de ninguna manera son desesperados. No solo debemos explicar la producción agrícola a los trabajadores, sino también a los estratos más importantes del campesinado, que la oposición leninista nunca ha sucumbido al fuego de la colectivización ininterrumpida, nunca ha sido infectada con las ilusiones de la eliminación de los kulaks por métodos administrativos.
Depende de nosotros en qué medida podremos realizar ese capital de confianza no descubierto, que se encuentra en los estratos amplios de las masas trabajadoras de nuestra lucha irreconciliable contra el estalinismo. Podemos contar con una posibilidad ya conocida para encontrar aliados en el campo. Las consignas de organizar los sindicatos de los pobres y detener la tiranía burocrática en el campo (en interés de las masas trabajadoras) conservan todo su significado y hoy adquieren una fuerza especial.
Enfatizando con estos lemas el hecho de que, de igual manera, rechazamos tanto la aventura "continua", como el acuerdo de la burocracia con la contrarrevolución kulak a expensas de la clase obrera, no podemos pasar por alto la tarea de neutralizar a la clase media con lemas apropiados que aseguren la línea de la reactivación económica del campo. El lema que guía en esta dirección es la consigna de alianza con el campesinado, cuyos sentimientos políticos también serán uno de los principales elementos para controlar nuestra política.
La verdadera política económica, que satisface el objetivo de establecer relaciones normales entre el proletariado y el campesinado, es la línea para vincular los precios industriales con los de la agricultura (tanto nacionales como mundiales) y para estabilizar el chervonets *16.
Por todo esto, nuestra antigua consigna de colectivización conserva el mismo significado, transferidos, como se dijo anteriormente, a empoderar la iniciativa de los campesinos pobres. Justamente la política de clases correcta, reflexionada por la colectivización, que involucra al campesinado con un despliegue ejemplar de etapas verdaderamente avanzadas de gran producción agrícola colectiva, y no con una presión administrativa, ayudará al gobierno proletario a conservar la acción reguladora en la producción agrícola y proceder a superar las circunstancias del mercado y reforzar la economía planificada.Sólo mediante tal política, uniendo su lucha para un mayor avance al socialismo con el desarrollo del campo, el proletariado podrá fortalecer su dictadura hacia una base más alta, en el sentido de un relativo ablandamiento de las contradicciones sociales, un aumento en el bienestar del proletariado y las masas trabajadoras, recordando, sin embargo, que la victoria total del socialismo es posible solo si es en el escenario internacional, más precisamente mundial.
No hay duda de que bajo cualquier política leninista, incluso la más consistente, en el campo de la cuestión campesina, los peligros provenientes del elemento pequeño burgués amenazarán el desarrollo socialista del estado proletario.
Pero los peligros que surgen de la aventura estalinista, que golpea por completo a la masa campesina y la privan de estabilidad política, son inconmensurablemente más serios e inmediatos. Por lo tanto, la liquidación de la aventura ultraizquierdista debe desarrollarse en una serie de consignas reales que desplieguen ante las masas trabajadoras el programa completo de nuestras propuestas económicas, que están asociadas a nuestras demandas políticas.
Adivinar sobre las perspectivas y oportunidades para la victoria, incluso con los indicadores más favorables de reactivación política, sería completamente inútil. Para nosotros, una cosa debe ser clara: sin superar las gigantescas dificultades de carácter organizativo de la oposición leninista, no será posible asegurar la victoria de la línea proletaria. Pero estas dificultades no son insuperables, podemos y debemos superarlas.
Junto con el camarada Trotsky, estamos convencidos de que la clase obrera, en el momento de levantamiento, siempre encontrará la fuerza para crear una organización que articule a todas las capas de la clase con capacidad de combate para una sola acción activa. No importa cómo los liquidadores y los renegados estén difamando al proletariado, éste, ya de a poco, empieza a levantar sus extremidades adormecidas.
Ante la crisis política que se avecina, no tenemos ninguna razón para estar ansiosos e impacientes. Con una resistencia y confianza revolucionarias, prepararemos nuestras armas para las próximas batallas. Y que las fuerzas contrarrevolucionarias también esperen expectantes ante el momento decisivo que se aproxima. El proletariado no les permitirá desplegarse para asentar un golpe aplastante. Si, hasta ahora, la burocracia ha tenido suficiente fuerza militar y cualquier otra fuerza para reprimir despiadadamente la creciente resistencia del proletariado, entonces todos los hechos muestran que esto pronto llegará a su fin.
Anticipándose a los acontecimientos futuros, la oposición leninista debe reunir sus filas, superar cualquier rastro de titubeos y vacilaciones, y acoger con satisfacción la inminente ola de ira proletaria, ejercer todas las fuerzas para que la nueva lucha resulte lo más consciente, sostenida y firme posible. En nuestra bandera se escribirá:
¡Por la eliminación del liderazgo stalinista usurpador!
¡Por la derrota de la contrarrevolución creciente!
Contra los defensores de la política burocrática: ¡Capituladores, renegados y liquidadores!
¡Abajo los privilegios de la burocracia!
¡Todo el poder a la clase obrera!
¡Por la restauración de la dictadura del proletariado sobre una base superior, que garantiza la mejora constante del papel de liderazgo del proletariado en el estado!
¡Por una política de resultados óptimas en la industrialización, garantizando un aumento del nivel de vida del proletariado y los obreros!
¡Por la democracia obrera en el partido, en los sindicatos y en los soviets!
¡Por el armamento del proletariado, contra la contrarrevolución bonopartista!
¡Por la mejora del nivel de vida de la clase obrera!
¡Por organizar los sindicatos de los pobres y por la política de alianza del proletariado con el campesino medio!
¡Abajo la colectivización “stalinista”, que viva la colectivización leninista genuina a partir de la pobreza campesina y el jornalero agrícola y su unión con el campesinado medio!
¡Por la prohibición de las demandas explotadoras de los kulaks y en contra del programa Ustryalov-Bujarin de NEO-NEP!
¡Que viva la unión de nuestra revolución y la revolución proletaria mundial!
Los resultados de la 4ª sesión plenaria MK y MKK VKP (b)

 

1* Se refiere a un escrito de León Trotsky, sin embargo no aclara fecha ni dónde fue publicado.

2* “Plan de cinco años” o “plan quinquenal”, se refiere al primer plan de un total de 13 proyectos. Consistían en una política de industrialización apresurada de la URSS bajo la dirección de la fracción estalinista dirigente. El primer proyecto quinquenal fue aprobado en 1928 previsto desde 1929 a 1933, sin embargo fue completado en cuatro años y tres meses. En relación a ello Trotsky apunta: “Es cierto que el mundo supo un poco después que el plan quinquenal había sido ejecutado en cuatro años y tres meses, lo que significaba solamente que el cinismo de la burocracia con respecto a las estadísticas y a la opinión pública no tiene límites. Pero esto no es lo más importante: la apuesta en esta operación no era el plan quinquenal, sino la suerte del régimen.” [La revolución traicionada (1936) ¿Qué es y a dónde va la URSS?]

3* Granjas colectivas o koljoses, explotaciones colectivas de los campesinos

4* Granjas estatales o sovjoses, explotaciones agrícolas del Estado

5* Se refiere a la URSS (NdT)

6* Se refiere a que le fue más fácil “saltar” de la calidad a la cantidad.

7* Política de confiscación de granos y otros productos de agricultura (NdT)

8* Voladores (летун), persona o individuo que, empujado por las condiciones miserables de existencia, a menudo cambia de trabajo en busca de mejores ingresos.

9* En el original establece el año “39”, dato que no corresponde con la línea lógica temporal del escrito publicado en diciembre de 1932. Por el contexto de los enunciados existe gran probabilidad de que se refiera al año “30”.

10* Lázar Moiséyevich Kaganóvich (1893-1991) nació en la aldea de Kabany, en la región de Kiev, cerca de la capital de Ucrania. En 1924 fue elegido miembro del Comité Central y desde su cargo apoyó vehementemente a Stalin en su lucha contra la oposición de izquierda. Fue un stalinista firme en los diversos puestos que ocupó en el gobierno y el PCUS. Fue destituido de todos sus cargos cuando Jruschov subió al poder en la década del ‘50. Se sabe que, en su momento, Kaganovich llevó la política derechista de Stalin hasta sus últimas consecuencias. En 1926 los stalinistas unificaron a la Profintern con la Internacional de Amsterdam, condenándola así a la liquidación. Se eliminó toda mención de la Profintern de los estatutos de los sindicatos soviéticos. Asustados por la oposición, Stalin se retractó a último momento. En cambio Kaganovich llegó a leer en Jarkov un discurso en el que defendió la entrada a la Internacional de Amsterdam con argumentos dignos de cualquier socialdemócrata. Pero apenas el libro con los discursos salió a la luz del día, el clarín de Moscú tocó a retirada. Entonces Kaganovich declaró a la prensa que... el taquígrafo lo había interpretado mal, que no tenía la menor intención de entrar en Amsterdam y que el exceso de trabajo le había impedido corregir su discurso. Desde entonces Kaganovich recibió el mote de el amsterdamista” (Nota de León Trotsky, del artículo “Lecciones de las capitulaciones” de febrero de 1930).

11* Connota que uno no vota con la cabeza sino con los pies, o votar sin previo análisis.

12* Se refiere a la masacre del “Domingo Sangriento” perpetrada por la Guardia Imperial Rusa el 9 de enero -según el calendario juliano entonces vigente en Rusia- en 1905.

13* En alusión al opríchnik creado por decreto por el zar Iván el Terrible, una tropa de élite que mantiene una obediencia ciega. La Opríchnina duró de 1565 a 1572, siete años durante los cuales Iván hace todos los esfuerzos por aniquilar a sus adversarios políticos que no convienen a sus intereses personales.

14* “Motín de destello” (Вспышкопускательство), expresión de uno de los líderes de la socialdemocracia rusa, Georgy Valentinovich Plekhanov (1856-1918), que se escuchó por primera vez en su prefacio de su propio folleto "Nosotros y ellos" (1907). En aquel momento, Plekhanov tradujo la palabra alemana "der Putsch" ("putsch") al ruso, que significa una rebelión repentina que implica a los militares. Dicha palabra adquirió una interpretación diferente, lejos de la de Plekhanov, y se usa cuando se trata de proyectos y promesas vacías y sin apoyo.

15*  “Otzovizmo” (Отзовизм), bolcheviques radicales, ultraizquierdistas surgido después de la revolución de 1905. El precursor de dicha política fue Bogdánov (1873-1928), seudónimo de Alexandr Alexándrovich Malinovski. Filósofo y economista ruso, publicista, socialdemócrata. Estudió medicina. En 1903 se adhirió al bolchevismo. En 1905 fue elegido miembro del Comité Central. Durante los años de la reacción, fue uno de los líderes de los “ultimatistas” u “otzovistas”. Excluido del Partido Bolchevique en 1909. Fue uno de los organizadores y dirigentes del “Proletkult” (“Cultura Proletaria”) creado en 1917. Desde 1926, director del Instituto para Transfusión de Sangre. Murió al realizar un experimento en sí mismo.

16* Chervonets, antigua moneda rusa. En el Imperio ruso y en la URSS, unidad monetaria que equivale a diez rublos.

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