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15 de Marzo de 2019

8° aniversario de la revolución siria

 

Nuevamente Medio Oriente en llamas

Luego de enormes combates y crueles derrotas de los procesos revolucionarios de Egipto, Libia, Yemen, Siria del 2011-2012; y cuando aún las brasas de la revolución siguen allí encendidas y se resiste duramente a las ofensivas contrarrevolucionarias del imperialismo y sus gobiernos lacayos

  • Irrumpen por el pan y contra los regímenes proimperialistas los trabajadores y el pueblo pobre de Sudán, Irán, Irak, Jordania, Líbano…
  • Las masas de Gaza desafían el pacto infame de Abbas y la ocupación sionista
  • En Idlib y Daraa se mantienen vivas las llamas de la revolución siria
  • Nuevamente las masas ganan las calles de Túnez

 

Ha comenzado la batalla de Argelia
Se combate en Argel, en Gaza, en Daraa y en las calles de París

 


Una nueva oleada de sublevaciones de los explotados por el pan vuelve a sacudir Medio Oriente. Se han levantado los explotados marchando de a miles todos los días en Sudán, Jordania, Líbano, Irak, Túnez, Irán, Argelia… Denuncian a los gobiernos de “corruptos” por entregar todas las enormes riquezas de petróleo que hay en esos países, dejando a las masas en la miseria.
Estamos ante una nueva sublevación en Medio Oriente, donde el motor vuelve a ser el hambre. Retoman los levantamientos de 2011, cuando una enorme cadena de revoluciones sacudió toda esa región, ante un aumento de 200% y hasta 400% del precio del pan.

Se caen los engaños de la izquierda reformista, que en 2011 afirmó que estábamos ante “primaveras árabes” y “revoluciones democráticas”. Así le hicieron creer a todos los trabajadores del mundo que se trataba de “pueblos bárbaros” que solo querían “democracia”. Escondieron el verdadero carácter de esos levantamientos, y lo sigue haciendo hoy, al relatar hechos de marchas contra dictaduras sin nombrar la pelea contra la carestía de la vida y las miserias inauditas.
Así, estas corrientes llamaron a apoyar las “salidas democráticas”, como las asambleas constituyentes en Túnez o Egipto, o a sectores “democráticos” u “opositores” de las burguesías locales, pero sin expropiar a las transnacionales que saquean la región, sin expulsar al imperialismo ni terminar con la opresión nacional, sin desarmar al ejército y armar a las masas; y sin un combate común con los trabajadores de los países centrales.
Hoy la realidad habla por sí misma. Todas las “salidas democráticas” no fueron más que un rodeo para volver al fascismo y las peores de las dictaduras sangrientas contra las masas. Las “revoluciones democráticas” de la izquierda reformista no le dieron nada a las masas, salvo profundizar el hambre, la miseria y la masacre. Por eso, para conquistar el pan, los explotados de esta región se vuelven a levantar hoy.
El símbolo más trágico de esto es Túnez. En 2011 un joven técnico en computación, Mohamed Bouazizi, se inmoló ante la falta de pan, de trabajo y de perspectiva de una vida digna, ya que ni siquiera le dejaban vender verduras. Esa fue una chispa que encendió el fuego en todo Medio Oriente. Hoy 8 años después, en el mismo Túnez, otro joven, Abderezok Zorqi, también se inmoló por las terribles condiciones en las que están los explotados en ese país, llamando a levantarse y a iniciar una revolución.

Ante este nuevo levantamiento en Medio Oriente, cuando se cumplen 8 años del inicio de la revolución siria, se vuelve importante las lecciones de lo que sucedió en 2011, cómo se llegaron a amargas derrotas de esos procesos revolucionarios, para poder esta vez sí llegar a la victoria.

 

2011: siguiendo el crac de 2008 y la descomposición del sistema capitalista mundial, una enorme ofensiva revolucionaria de masas sacudió Magreb y Medio Oriente
Una enorme traición de la izquierda reformista mundial condujo a crueles derrotas

Cuando comenzó el 2011, una enorme cadena de revoluciones se abrió en Medio Oriente. Las masas ganaron las calles de a miles y miles contra el aumento del precio de los alimentos. En seguida enfrentaron a sus gobiernos y regímenes, sirvientes de las petroleras imperialistas que saquean esa región y hambrean a las masas. El grito de guerra fue “¡El pueblo quiere la caída del régimen!”
Cayeron las cabezas de Qadafy en Libia, Mubarak en Egipto y Ben Ali en Túnez. Se abría la revolución en Bahréin, Yemen… En Siria se peleaba a 30 cuadras del palacio de gobierno de Al Assad. Caían los principales dispositivos de dominio del imperialismo en la región, como esas autocracias, el sionismo perdía poder de fuego y el imperialismo yanqui no podía intervenir con su ejército, al verse obligado a retirarse de Irak en 2008 por la enorme resistencia y sobre todo la lucha de la clase obrera norteamericana contra la guerra.
Fueron grandes revoluciones de los trabajadores y el pueblo explotado, quizás como el proceso más avanzado de la lucha de la clase obrera mundial que dio respuesta al crac 2008 y los intentos del imperialismo de descargar sobre ellos la crisis. Allí se anunciaba que el sistema capitalista estaba totalmente podrido y en bancarrota, en el cual un 1% de parásitos había acaparado el 50% de las riquezas, dejando a las masas en la más profunda miseria.

La respuesta del imperialismo no se hizo esperar. Concentró todas sus fuerzas para aplastar la revolución siria. Así, el régimen de Al Assad ganaba apoyo, armas, aliados, permisos para matar, coordinados todos en las conferencias de Ginebra, Viena, Astana y Sochi y llevó a cabo un sangriento genocidio. Desde esas conferencias, el imperialismo yanqui, Turquía, Rusia, los ayatolas y el Hezbollah organizaron una verdadera contrarrevolución.
Junto con esto, una enorme conspiración rodeó este enorme levantamiento de 2011-2012. Las amargas derrotas, como también sucedió en Egipto, Libia o Yemen, no fue por fortaleza del imperialismo ni por falta de combate o “atraso” de las masas. Fue por la traición y el cerco que impusieron los partidos social-imperialistas de Europa y de la izquierda reformista mundial.
Como ya vimos, en primer lugar, estos partidos de estalinistas, desechos de la socialdemocracia, renegados del marxismo varios lanzaron su engaño de “revoluciones democráticas”. Cuando la revolución golpeó en Siria, en su gran mayoría apoyaron abiertamente al fascista contrarrevolucionario de Al Assad, mientras un sector apoyó a la otra variante burguesa siria del ESL, que entregó una a una las ciudades rebeldes para luego volver a entrar al ejército de Al Assad.
Estos partidos afirmaron que allí no se estaban masacrando revoluciones de los trabajadores y el pueblo, sino a “jihadistas”, “ultra fanáticos religiosos”, “terroristas”. El resultado: ciudades de Siria enteras devastadas, barrios obreros reducidos a escombros, 700.000 masacrados, 15 millones en campos de refugiados en medio de la nada o en campos de concentración en Europa.

Es decir, una enorme conspiración fue lo que desvió y derrotó esa ofensiva revolucionaria de masas. Las condiciones para que ésta triunfara estaban dadas con la lucha de los trabajadores de los países imperialistas. En 2008, la resistencia iraquí hacía huir a las potencias imperialistas que habían invadido ese país, puesto que lucharon junto con las masas norteamericanas, inglesas y del mismo Estado Español, que se negaban a seguir muriendo por las petroleras en Medio Oriente. El grito de guerra de estas últimas fue “Ustedes hacen las guerras y nosotros ponemos los muertos”.
Pero en 2011, las direcciones traidoras socialimperialistas, con este accionar, lanzaron un grito de “lucha contra el terrorismo” y le impuso el estado de neutralidad a todos los trabajadores del mundo, para que en Medio Oriente se perpetuaran genocidios y masacres. Ellos tendieron un cerco a la revolución siria, que le dejó las manos libres a Al Assad para que masacre y a la burguesía del ESL para que manipule y entregue la revolución.

Así estos grandiosos procesos revolucionarios no llegaron a la toma del poder, y fueron traicionados y aplastados a sangre y fuego, pero sin que el imperialismo y sus lacayos pudieran volver a poner en pie dispositivos de dominio estables en la región como los que tenían antes de 2011.

2018-2019: La guerra comercial de Trump, la UE, las grandes burguesías china y rusa es una feroz guerra contra la clase obrera mundial y los pueblos oprimidos del mundo
Nuevamente los explotados de Magreb y Medio Oriente presentan batalla

Luego de la masacre en Siria y el avance de la contrarrevolución en Medio Oriente, el imperialismo ya veía consumada su victoria. EEUU veía sus manos libres y se lanzaba a mantener su supremacía en el planeta, en disputa por el control del mercado mundial contra sus competidores imperialistas y buscando arrodillar a las burguesías rusa y china. Se abría así una “guerra comercial”, en donde en primer lugar la guerra se la declararon a la clase obrera a nivel mundial, por arrancarle todas sus conquistas, hacerlas trabajar en las peores condiciones de esclavitud y superexplotación en maquilas y saquear todas las riquezas de los pueblos oprimidos.
Medio Oriente no es la excepción. El imperialismo viene a por todo, redoblando el saqueo y obligando a sus estados lacayos de la región a pagar todos los costos de las guerras. Más todavía, el precio del barril de petróleo está a casi la mitad de lo que estaba en 2011, y las petroleras imperialistas que saquean la región no ceden ni un centavo de su parte de la renta. Así, cayeron los ingresos de los países de Medio Oriente, que son monoproductores de hidrocarburos, y a la vez importadores de alimentos, donde tienen el trigo subsidiado. Los gobiernos locales descargaron este ataque contra las masas, quitaron los mencionados subsidios al trigo y los precios de los alimentos han aumentado, la carestía de la vida se ha ido a las nubes, a la vez que en varios países el FMI obliga a impuestazos, recortes de gastos del estado y despidos, etc.

Y las masas respondieron. A pesar de tanta masacre, del escarmiento que significó el genocidio sirio para todos los trabajadores del planeta, de la traición de todas las direcciones de la clase obrera a nivel internacional; en Argelia, Sudan, Irán, los explotados se sublevan porque saben que si no lo hacen mueren de hambre.
En Túnez han vuelto a ganar las calles ante la falta de trabajo y de un salario digno. En Irán, los explotados se levantaron contra los ayatollahs, masacradores de las masas de Siria, y que les imponen bajísimos salarios (e incluso ni siquiera se los pagan) mientras están parados sobre las segundas reservas del mundo de gas y petróleo. Las masas argelinas ganan las calles de Argel, y también de París, donde hay millones de obreros de origen argelino que hacen los peores trabajos en la metrópoli imperialista y son el corazón de la clase obrera francesa. (ver artículo)
En Gaza, el pueblo palestino no se rinde y lucha por recuperar su territorio contra el ocupante sionista. El cerco no se soporta más, y ya no queda centímetro cuadrado donde vivir en esa pequeña franja donde habitan más de 1 millón y medio de palestinos. (ver recuadro)
Uno de los hechos más importantes de esta nueva oleada de los explotados de Medio Oriente se da en Siria. Allí, a pesar del genocidio de Al Assad, a pesar de que las masas resisten en Idlib en su última trinchera, a pesar de que el ESL ha entregado una a una las ciudades rebeldes al perro Bashar y vuelto a integrar su ejército para controlar las mismas, es decir, donde se aplicó el plan contrarrevolucionario de la conferencia de Ginebra bajo el mando yanqui… se ha sublevado Daraa. (ver recuadro) Miles y miles de explotados marchan por las calles de esa ciudad que hoy está bajo la bota fascista de Al Assad. Allí el combate no solo es contra Bashar sino contra el régimen contrarrevolucionario de la conferencia de Ginebra, es decir, al del ESL fusionado junto con el de Al Assad.

Estamos entonces ante un levantamiento contra un sistema capitalista hambreador, y contra el imperialismo que saquea a esas naciones y deja a las masas en la miseria. Es una fenomenal revolución de la clase obrera y los oprimidos, que tiene como primera tarea terminar con el yugo imperialista, la opresión nacional y el saqueo; y conquistar la independencia nacional.
Pero sobre todo esta nueva oleada revolucionaria golpea directamente en el territorio del enemigo: con la sublevación dentro de París contra los piratas imperialistas franceses que también saquean Medio Oriente, con el levantamiento de los explotados de Irán contra los ayatollahs y su guardia asesina de las masas sirias, con la lucha del pueblo palestino contra el sionismo y el pacto de la OLP que lo sostiene, y con el combate de los trabajadores y el pueblo sirio en Daraa contra la conferencia de Ginebra.

Con la entrada al combate de las masas argelinas, la revolución de Magreb y Medio Oriente entra en Europa

Las masas de Argelia han ganado las calles. En este país riquísimo en petróleo, uno de los principales exportadores de la OPEP, las masas viven en la miseria, con un 23% que está por debajo de la línea de la pobreza, mientras la pandilla de Bouteflika entrega todas las riquezas a las transnacionales imperialistas. Ahora se prepara un nuevo fraude electoral para que siga Bouteflika en el poder y la Total saqueando el petróleo, con las masas en la miseria. (ver recuadro)
Contra ello, los explotados salieron a las calles con enormes movilizaciones de miles y miles, sobre todo en la capital Argel… y también en París, en la misma Francia. Es que hay millones de obreros argelinos en ese país. Contando a todos los inmigrantes magrebíes y sus descendientes, se calcula en 19 millones de trabajadores que hacen los peores trabajos y son el sector más explotado. Son el corazón de la clase obrera francesa.

Esta oleada revolucionaria de Magreb y Medio Oriente ha cruzado el Mediterráneo y entrado en la Europa imperialista. Ayer, en 2015, fueron los refugiados sirios los que llegaban al viejo continente y contaban la tragedia de la contrarrevolución, despertando la enorme solidaridad de clase de los trabajadores europeos, rompiendo el cerco y la división impuesta por las direcciones traidoras. Estas direcciones, luego de un par de autoatentados en Francia, le hicieron creer a los trabajadores que los refugiados y en Medio Oriente eran todos terroristas, volviendo a dividirlos.
Muy mal le ha ido desde entonces a las masas de Magreb y Medio Oriente, con Siria masacrada y los refugiados en las fronteras sirias en carpas en medio de la nada, mientras los que están en Europa están en verdaderos campos de concentración. Y muy mal le ha ido también a la clase obrera europea, con el imperialismo francés arrebatándole la conquista histórica de la jornada de trabajo semanal de 35 horas e imponiendo la flexibilización laboral.
Hoy, esta unidad se plantea nuevamente, ya que ingresa en Europa el combate revolucionario directamente, con miles de argelinos, que son parte de la clase obrera francesa, en momentos en donde están peleando los Chalecos Amarillos contra los ataques del gobierno de Macron a la clase obrera y los explotados. Se ha concentrado en Francia. ¡París se ha convertido en la capital de la revolución europea y de Medio Oriente!

Se ha puesto a la orden del día unificar los combates de los trabajadores de los países oprimidos con la clase obrera de los países imperialistas en todo el planeta

Lo que demuestra la segunda oleada de sublevaciones por el pan en Medio Oriente y combatiendo en las calles de París es que, ya sea en los países oprimidos o imperialistas, la clase obrera es una sola y lucha contra un mismo enemigo: el imperialismo y sus lacayos.
No solo esto está planteado para Medio Oriente y Europa, sino en todo el planeta, en particular EEUU. Obreros mexicanos de las maquilas salen a la huelga y entran al combate, como en Matamoros, a la vez que una caravana de miles de migrantes se dirigen a EEUU, donde hay más de 30 millones de obreros chicanos que son el corazón de la clase obrera norteamericana.
Por eso Trump se desespera por construir un muro contra los inmigrantes latinoamericanos, a la vez que el Partido Demócrata, con el apoyo de toda la “Nueva Izquierda”, muestra a Sanders y un par de mascarones de origen latino como los aliados de la lucha del mundo semicolonial. Es decir, le quieren hacer creer a los trabajadores latinos que sus demandas se conquistarán apoyando a los carniceros imperialistas del Partido Demócrata, responsables de saqueos y masacre al mundo semicolonial y al interior de EEUU, entre otras cosas, con Obama le arrebataron todas las conquistas a los trabajadores norteamericanos y metieron presos a miles de niños inmigrantes.

Quieren impedir a toda costa la unidad de los trabajadores de los países oprimidos y de los centros imperialistas. Pero ambos enfrentan al mismo enemigo: el imperialismo y todos sus agentes. Ellos saquean Medio Oriente, superexplotan a los inmigrantes en la metrópolis como mano de obra barata, hunden los salarios y le arrebatan las conquistas a los trabajadores en los países imperialistas, y hoy quieren profundizar sus planes de flexibilización y saqueo.
En París está la posibilidad de lanzar el grito de guerra de ¡Una misma clase obrera, un mismo enemigo, un mismo combate contra la flexibilización laboral, contra el saqueo imperialista y por una vida digna para todos los explotados!”
En Francia, en la tierra desde donde se lanzó el grito de guerra islamofóbico contra los trabajadores y explotados de Medio Oriente, está la posibilidad de romper el cerco que impuso la izquierda reformista a nivel internacional a las revoluciones de esa región y terminar con la división entre los trabajadores de los pueblos oprimidos y de los países imperialistas.
Ayer las masas de Idlib marchaban por las calles al grito de “que se abran los frentes” y “que se unan las brigadas para derrotar a Al Assad y sus aliados”. Los frentes se abrieron: en Sudán, Túnez, Jordania, Líbano, Argelia y las calles de París. Es hora de que se “unan las brigadas”, es decir, ¡que se unifiquen y coordinen todos los combates revolucionarios a uno y otro lado del Mediterráneo!

Hoy salen nuevamente al combate las masas de Daraa, la ciudad donde comenzó la revolución siria en 2011, que fuera entregada por los generales del ESL, que luego se transformaron en fuerzas mercenarias de Al Assad.
La chispa de la resistencia viva de las masas de Idlib, que hoy está siendo masacrada por las bombas de Putin y el perro Bashar, continúa y continuará incendiando a la Siria martirizada.

En este 8° aniversario afirmamos que la revolución siria no se ha rendido.
¡Que viva la revolución!

Hay que sacarse de encima a las direcciones traidoras que sistemáticamente lo vienen impidiendo, como lo hicieron los trabajadores mexicanos de Matamoros. El primer golpe para ello ya lo dieron los Chalecos Amarillos, organizándose por fuera de las burocracias sindicales y los partidos de izquierda, llevando a las calles una lucha revolucionaria a pesar y en contra de ellas. Ahora, golpearon las masas argelinas, haciendo lo que estas direcciones siempre quisieron evitar, llevando la revolución de Magreb y Medio Oriente a las calles de París.
¡Unifiquemos la lucha en París, la capital de la revolución europea y de Medio Oriente! ¡Un mismo combate revolucionario de Magreb y Medio Oriente con los Chalecos Amarillos, a uno y otro lado del Mediterráneo!

¡Por los Estados Unidos Socialistas del Magreb y Medio Oriente!

¡Hay que expropiar sin pago a las petroleras imperialistas que saquean Medio Oriente!
¡Fuera la Exxon, la BP, la Total, la ENI, la Chevron, la Shell…!
Ellos arman invasiones y a los regímenes fascistas que aplastan y masacran a los trabajadores y los pueblos oprimidos que se sublevan por el pan y la libertad.

En las potencias imperialistas: ¡El enemigo está en casa!
¡Hay que parar la máquina de guerra imperialista!
Cada golpe contra los pueblos oprimidos del mundo semicolonial, también lo reciben los trabajadores de los países centrales.

¡Basta de flexibilización laboral! ¡Basta de tarifazos y aumento de la carestía de la vida! ¡Trabajo digno para todos con un salario igual a la canasta familiar!
¡A igual trabajo, igual salario! ¡Papeles para todos los refugiados e inmigrantes! ¡Que se abran las fronteras!

¡Que caigan los gobiernos y regímenes de los opresores!
Para que la clase obrera viva, el imperialismo y sus lacayos deben morir.
                                                                                                                                                                         

Leandro Hofstadter

 


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