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Kirguistán - 15 de octubre de 2020

Ya cayó el primer ministro Kubatbek Boronov y el presidente Jeenbekov… ahora que caiga el primer ministro Japarov


¡El pueblo quiere la caída de todo el régimen!
¡Hay que poner en pie el poder de los de abajo!


Hartos del hambre, la desocupación, el bajo nivel de vida y el déficit sanitario y habitacional, que no hizo más que profundizarse y quedar en cruda evidencia ante la crisis económica mundial y la pandemia del Covid 19, y hartos de la corrupción de los gobernantes, la clase obrera y a las masas empobrecidas, volvieron a ganar las calles de Bishkek, capital de Kirguistán, e irrumpieron en  una plaza céntrica Ala-Too, el lunes 5 de Octubre. Ese es un sitio emblemático, cerca de la Presidencia que en el año 2005 y 2010, fue escenario de dos revoluciones.
Este lunes  20000 manifestantes al grito de: Fuera Jeevekok!, (presidente de Kirguistán.) se tomaron varios edificios públicos, inclusive el parlamento y se dirigieron a la administración presidencial,  donde enfurecidos escalaron las rejas en un intento de ingresar.  Ante esto la policía  no se hizo esperar, y lanzaron granadas de dispersión, gas lacrimógeno y cañones de agua, una terrible represión donde al menos un manifestante fue asesinado y hay más de 1200 heridos.
Sin embargo más tarde, los manifestantes regresaron y rodearon el edificio, finalmente irrumpieron en la alcaldía de Bishkek  y luego marcharon hacia el edificio del Comité de Seguridad Nacional del Estado. El martes por la mañana podía verse columnas de humo que se erigían del edificio conocido como la Casa Blanca, incendio que prontamente fue apagado.

 


La farsa electoral fue la chispa que encendió el justo odio de las masas


El detonante de estas protestas fueron las elecciones legislativas amañadas que se desarrollaron el domingo 4 de Octubre. Con un fraude escandaloso, sólo los 4 partidos “amigos” del presidente Sooronbay Jeenbekov tendrían acceso a las 250 bancadas, ya que los 12 partidos de la “oposición” no habrían superado el 7% de votos necesarios para tener representación en la Cámara Única.  Esta nueva estafa electoral no hizo más que encender la furia de las masas ante los terribles padecimientos que sufren día a día. El Banco Europeo de Reconstrucción y desarrollo estima que la economía de Kirguistán caerá en este año el 9.5%.

En un intento por “restaurar la estabilidad y volver al estado de derecho” y tras la renuncia del primer ministro Kubatbek Boronov, los partidos del oficialismo designaron en su lugar a Sadyr Japarov, que estaba en prisión y fue liberado en el marco de las protestas. El presidente Jeenbekov, que permanecia escondido, denunció un “intento de golpe de estado” y declaró el estado de emergencia en Biskek desde el 9 al 21 de octubre. Después de 10 días de protestas y confrontaciones  contra este régimen odiado, Jeenbekov renunció a la presidencia del país.

 

El combate de las masas en los ex estados obreros hace temblar al imperialismo y a su sicario Putin

Kirguistán es un ex estado obrero aclamado en Occidente como “la única democracia de Asia Central”. Desde que se impuso la restauración capitalista sólo un presidente cumplió su mandato y no cayó por acciones de masas: se trata del ex presidente Almazbek Atambáyev, mentor político del actual presidente Jeenbekov que lo sucedió en el cargo.  Atambáyev fue condenado en 2019 a 11 años de prisión acusado de corrupción, secuestro y asesinato; y aunque fue liberado en el marco de las últimas protestas ya está nuevamente bajo custodia policial.
Kirguistán no posee grandes riquezas naturales, a excepción de sus grandes reservas de agua y las minas de oro, que representan el 8% del PBI.  El cierre de fronteras  por el confinamiento de la pandemia hundió aún más su precaria economía, sometiendo a durísimas condiciones a las familias obreras que vivían de las divisas que mandaban los trabajadores que iban a ganarse la vida a Rusia (fueron más de 600 mil en 2017 y actualmente se estima en un millón los migrantes a Rusia, es decir casi el 20% de la población de Kirguistán). Pero, como parte de la zona conocido como la “ruta de la seda” tiene  una gran importancia como punto geopolítico clave del paso hacia Asia, Medio Oriente y Rusia.
Su principal socio comercial sigue siendo Rusia, por ello no sorprende que Putin haya salido a respaldar rápidamente a Jeenbekov al tiempo que expresa “preocupación” y llama el restablecimiento del orden.
Es que este sicario a cuenta del imperialismo que es Putin tiembla ante la posibilidad de una nueva revolución kirguiz que vuelva al centro de la escena y se coordine con la lucha de los explotados de Bielorrusia contra el odiado régimen de Lukashenko y con el combate de los mineros de Ucrania, que amenaza con incendiar la región y extenderse al interior mismo de  Rusia  y al resto de las naciones oprimidas por este “zar” del siglo XXI, gendarme a cuenta del imperialismo en Eurasia que ya se probó masacrando las masas sirias, como ayer lo hicera en Chechenia y Osetia y estrangulando por la espalda la revolución ucraniana. Todo ello en momentos en que la zona se encuentra en una inestabilidad política marcada por el conflicto armado entre Azerbaijan y Armenia por Nagorno Karabaj.

 


La única salida para las masas kirguises es tomar el poder


Las terribles penurias de los explotados kirguises  no  serán resueltas de la mano de ninguna de las pandillas corruptas de la burguesía de Kirguistán. ¡Ningún apoyo  a  esa burguesía cipaya del imperialismo y del sicario Putin!
De lo que se trata es de  retomar  el camino  de la revolución de 2010 y de la victoriosa revolución de Octubre de 1917.  Para ello  la clase obrera y los explotados kirguises no deben detener su lucha, tienen que  subir un peldaño más hasta imponer un combate decisivo que haga volar por los aires a ese gobierno y  régimen  infame e imponer el poder de los abajo!
Y este es el único camino que asegura a los explotados kirguises,  conquistar todas sus demandas más sentidas como trabajo, pan, salud y vivienda, e  incluso podrán conseguir  sus libertades democráticas:  Ya hiceron realidad su grito de ¡Abajo  Jeenbekov y el primer ministro Boronov! Ahora ¡Que caiga también el primer ministro Japarov! ¡El pueblo quiere la caída de todo el régimen!
Para ello, ahora  como en 2010 ¡Hay que volver a poner en pié los kurultayes (asambleas populares) y los consejos de obreros, soldados rasos y campesinos pobres armados! Los explotados necesitan conquistar esos verdaderos  organismos  de autodefensa  armados, es decir la milicia obrera,  que disuelva  a la policía y destruya la casta de oficiales  de las FF AA. y expulse a la base militar rusa de Kant.  ¡Disolución de la policía y los servicios de inteligencia! ¡Hay que destruir todo el aparato represivo del estado! ¡Fuera la base militar rusa de Kant!
¡Esos organismos armados de soldados, obreros y campesinos pobres, centralizados y extendidos a todo Kirguistán, tienen que hacerse del poder! ¡Por un gobierno obrero y de campesinos pobres en Kirguistán!
Para conquistar el pan, la tierra y la independencia nacional. ¡Hay que expropiar a toda la burguesía imperialista y nativa, urbana y rural  y a esa oligarquía, heredera de los traidores del PC que entregaron la URSS al imperialismo! ¡Expropiación de todas las transnacionales imperialistas! ¡Nacionalización sin pago de la banca bajo control de los trabajadores!
¡Por un Kirguistán soviético independiente, como parte de una Federación de Repúblicas Soviéticas musulmanas!

 

 

 

Vea nuestras publicaciones sobre la revolución Kirguís de 2010

Mayo de 2010

¡En Kirguistán ha estallado
la revolución proletaria!

Ver más

Julio de 2010

Kirguistán: una revolución cercada
Ver más

 


Manifestaciones de masas

Manifestaciones de masas

 


Manifestaciones de masas

 

Manifestaciones de masas

 


Parlamento incendiado durante las manifestaciones

 


Manifestantes intentan entrar a la sede de gobierno

 


Manifestantes ocupan la residencia presidencial

 


El presidente Jeenbekov, derrocado por las masas, junto al carnicero Puin

 

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